Un debate presidencial

Santiago, 21 de Abril de 2004

Los chilenos tenemos derecho a informarnos sobre la visión de los líderes políticos respecto a los problemas más importantes que nos afligen. Estamos siendo testigos de insinuaciones de candidatos a la Presidencia de la República sin que medie ninguna idea que permita en lo esencial diferenciar a unos de otros. Ha primado, más bien y como se ha dicho repetidamente, la acción medial por sobre la constitución de postulados que permitan a la ciudadanía tener información adecuada para optar. Y es por ello que, sin duda, son los medios, quienes posicionan a las figuras que desean, y con ello fuerzan las decisiones de partidos que son más bien débiles cuando no interesados primordialmente en aspectos de poder y acceso a distribución de cargos públicos. Lo mismo es, de acuerdo al modelo en uso, el factor primordial para ser candidato a algo: lograr un cargo de figuración que le permita acceder a los medios con facilidad. Esto, sin ninguna idea que al ser postulada tenga que pasar por la desagradable inspección de quienes pueden no estar de acuerdo.

El royalty u otros impuestos a la gran minería; las razones por las que la inversión externa ha decaído notoriamente; la necesidad de impulsar a las medianas y pequeñas empresas; el fracaso que estamos experimentando en educación; la ausencia de una salud pública que cubra los requerimientos mínimos de la clase media y los pobres; el serio problema de seguridad ciudadana que prevalece; la ausencia de progreso en materia de mayor equidad social; las perspectivas en materia previsional; la necesidad de un proyecto que permita un despegue de las exportaciones con mayor valor agregado nacional. Todo estos, y muchos otros, son temas sobre los que nuestra ciudadanía espera respuestas y discusión política de nuestros presidenciables. ¿Cuáles son las diferencias? Estamos cansados de políticos-mediáticos y de un debate público pobre en argumentos, aunque extremadamente rico en denuncias, declaraciones rimbombantes, y acciones vistosas a ser citadas en los medios.

No existe problema mas serio que la ausencia de nuestros jóvenes del universo electoral chileno. Su lejanía de los debates políticos y del interés por la política es, precisamente, un resultado de la ausencia de verdadera política y debate de ideas. El país se encamina peligrosamente a un "más de lo mismo", si no somos capaces de promover una discusión de verdad en materia política y en vistas a la próxima elección presidencial. El peligro de desintegración social está presente y ello no debe olvidarse por parte de todos quienes ambicionan la primera magistratura.

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