Mensaje del Rector de la Universidad de Chile, Prof. Luis A. Riveros Cornejo, con motivo de cumplirse un año de su Mandato

Recuperando la Misión Institucional

Hace un año desempeño, por mandato de sus académicos, la Rectoría de la Universidad de Chile, honor que detento con sincero orgullo a la vez que con el diario compromiso de hacer lo mejor en defensa de la institución y de su futuro. Esta administración asumió con la responsabilidad de introducir cambios de fondo en la conducción institucional. Hoy renuevo y asumo este compromiso, ya que nuestra Universidad necesita un giro sustancial para recobrar el liderazgo nacional, su relevancia ante los poderes públicos, y un gran dinamismo interno para mejorar y recuperar su tradición de excelencia y condición de institución integrada. No hay cambio posible si el mismo no se fundamenta en condiciones sólidas y permanentes, habida consideración de las restricciones internas y externas existentes y la necesidad de mirar siempre al largo plazo. Los ánimos para lograr una mayor participación de la comunidad universitaria, la creación de instancias apropiadas para decidir los necesarios cambios en estructuras y políticas de desarrollo, la descentralización administrativa y financiera, un sólido reposicionamiento externo, la mejoría en la gestión interna y en las carreras académica y funcionaria y, en fin, todos aquellos que constituyen nuestros anhelos más trascendentales, han sido la inspiración del trabajo que hemos ido realizando en este año. Sin duda, se han dado sólo los primeros pasos y prevalece un difícil camino que recorrer para superar las trabas materiales y culturales que arrastramos, tanto y como la escasa comprensión que prevalece en los representantes del Estado sobre la política universitaria y el rol que debe jugar la Universidad de Chile en el país.

Con convicción quiero ofrecer este recuento de un año de gobierno universitario, para que el mismo constituya una señal de continuo compromiso, de una efectiva mayor participación y de una acción programática que deberá profundizarse en el logro de la Universidad que deseamos.

Existen tres ámbitos que configuran lo central de la acción de política que está llevando a cabo la actual administración. Ellos se dan en el plano de las estructuras y políticas internas, del desarrollo académico y del reposicionamiento externo, los cuales resumen el ánimo de cambio sostenible que he tratado de potenciar a nuestras acciones. En forma acompasada, no siempre exenta de los problemas significativos que arrastra nuestra institución por muchos años, especialmente en el plano financiero, se han estado dando pasos fundamentales en estos cruciales ámbitos. La importancia de estos cambios deriva del hecho que ellos desencadenarán transformaciones sostenibles para la construcción de los anhelos que sostenemos, en una forma posible de conseguir en cuatro años de gestión.

Estructuras y Políticas Internas

Se ha dado término al proceso de Referéndum que ha expresado una serie de preocupaciones que la comunidad universitaria había señalado reiteradamente, a la vez que manifestado una voluntad de transformaciones. Nuestra administración ha alentado la adecuada finalización del trabajo de la Comisión de Proyecto Institucional, ya que entiende que en el mismo se resumen una serie de voluntades que es necesario articular adecuadamente para sentar las bases de nuestro desarrollo de largo plazo e instrumentar los cambios regulatorios que son tan necesarios. Nuestra Universidad sufre de graves problemas de aislacionismo y extremo individualismo que quitan a sus acciones y proyecciones el sentido de transversalidad y de visión integrada que se requiere para emplear efectivamente --en un ambiente externo complejo, y cambiante- las fortalezas institucionales. El hacer radicar los poderes ejecutivo y normativo en un cuerpo de gobierno universitario ha sido fuente de una progresiva segmentación, careciendo de una necesaria combinación de participación y jerarquización y propiciando la atención sólo a las dificultades de corto plazo. Estamos persuadidos que la constitución de un Senado Académico permitirá superar muchos de esos problemas, especialmente en cuanto a constituir un organismo transversal que cautele las políticas y definiciones de largo plazo y se constituya en un efectivo fiscalizador del gobierno universitario. Junto a ello, y en una fase de transición, deberán elaborarse los nuevos Estatutos de la Corporación, utilizando los criterios que han emanado del Referéndum. El desafío es que el futuro Senado cuente con los mejores de nuestros académicos para garantizar excelencia y consecuencia con nuestra misión, dando paso a una sana participación que enriquezca la visión de los problemas y la proyección de las decisiones.

En el ámbito administrativo destaca la frágil situación financiera de la institución, empujada por inapropiadas políticas de Estado en conjunción con decisiones que se basaron en una perspectiva equivocada de nuestra realidad. No es posible desconocer los graves contratiempos que la situación existente crea para introducir cambios más sustantivos en diversas áreas, cuyo éxito requiere de recursos significativos, como es, por ejemplo, la inversión en planta física, el reforzamiento de las políticas de desarrollo académico y la instauración de una efectiva carrera funcionaria. No es necesario mencionar, una vez más, los riesgos que se corren al fomentar indiscriminadamente las políticas de autofinanciamiento que llevan a un reducido énfasis en lo esencial de su misión institucional. El esfuerzo de esta administración ha estado en el ordenamiento de las materias financieras y presupuestarias, junto al compromiso de reducir la deuda que sostiene la Universidad de Chile con el sector bancario. El Consejo Universitario está cobrando un rol activo y relevante en las decisiones financieras, las cuales ahora se adoptan e informan con oportunidad e impulsan un saludable cambio en la forma de operar de los organismos centrales atingentes, especialmente por medio de una adecuada información sobre las opciones existentes y el costo de las acciones. La disciplina que se está instaurando en esta área no es siempre comprendida y muchas veces es considerada relevante sólo para el resto de la institución, no para todos y cada uno de los organismos y miembros de la misma. Por ello, la administración está efectuando esfuerzos para crear una conciencia sobre nuestros reales problemas y sobre las correcciones que deben efectuarse, aunque no con los caracteres traumáticos que muchos anhelarían, desatando conflictos que conducirían a dar marcha atrás en situaciones fundamentales para el largo plazo.

Se ha puesto en marcha, tal como se anunció a fines del año pasado, una política de programación y ejecución presupuestaria basada en convenios de desempeño. Se trata de objetivar la asignación de recursos en términos de resultados y compromisos de gestión, introduciendo un criterio de evaluación que es necesario para mejorar la utilización de nuestros recursos. Se enfatizarán los objetivos académicos que caracterizan a los distintos programas y actividades de nuestra Corporación, pero con estos Convenios se introducirá un criterio de responsabilidad en términos de resultados con impacto a nivel de nuestras audiencias, tanto y como en cuanto a la calidad de la docencia. En la actualidad, se han aplicado Convenios a algunos programas de servicios centrales, pero se continuará expandiendo hacia el resto de las actividades universitarias, permitiendo que las revisiones presupuestarias permitan una mirada a los compromisos y los resultados. De esta manera, la Universidad de Chile se encontrará preparada para el cambio que, en este terreno, ha de venir con respecto a todo el sistema universitario.

El Consejo Universitario ha trabajado durante un período de varios meses en el campo del Plan Estratégico de Desarrollo de la Universidad de Chile. Ello constituye una prioridad para esta administración. Se ha logrado consolidar un conjunto de principios que originará el planteamiento central de política para los próximos años, y que deberá traducirse en propuestas concretas respecto de las reformas orgánicas que requiere la institución. Sobre esa base se abordarán los problemas de duplicación de funciones y trámites administrativos, falta de colaboración horizontal, diseños organizacionales inconsistentes, ausencia de perspectiva estratégica para evaluar el desempeño, etc. que abundan en la institución y que sólo se pueden tratar con un compromiso de política que el Consejo ya ha definido.

La reestructuración efectuada en los servicios centrales ha dado lugar a una nueva estructura y organización de las tareas en los ámbitos académico, económico, estudiantil, informático, de recursos humanos y de relaciones hacia el exterior. Esta permitirá que los servicios centrales sean efectivos colaboradores de las tareas de los organismos académicos, y sean factores de éxito para el programa de descentralización que se ha comprometido para la Universidad. En la actualidad, se lleva a cabo un estudio de diseño de procesos para dimensionar adecuadamente el tamaño de estos servicios y definir la simplificación administrativa que se requiere para un accionar más descentralizado y ejecutivo. Este proceso es de importancia para concretar la mayor descentralización a la que aspiramos para despertar la potencialidad académica de Facultades e Institutos, y fortalecer el rol de coordinación y control de la gestión institucional que debe radicar en el aparato central. En este sentido, ya se han iniciado los estudios tendientes a rediseñar las fórmulas presupuestarias vigentes en orden a redistribuir el Aporte Fiscal Directo en forma consonante con la realidad de los ingresos y del rol que cumplen las distintas unidades académicas en el contexto de la misión institucional, además de la realidad que imponen los compromisos financieros adquiridos en el pasado.

La actual administración ha debido acometer cambios profundos en la gestión de organismos cruciales para la institución, cuyo desempeño era insatisfactorio y generaba situaciones que a poco andar habrían constituido graves problemas. Estos cambios han demandado atención significativa, y son parte del conjunto de innovaciones que se han puesto en marcha, para evitar que proliferen situaciones que pueden exponer seriamente a la Universidad ante la opinión pública. La Editorial Universitaria y empresas filiales se encuentran en medio de una profunda reorganización financiera y de la gestión debido a las dificultades que originaron ciertas decisiones de inversión, y al complicado y competitivo medio en que se desenvuelve esta actividad. En forma similar, la Universidad está llevando a cabo una importante reestructuración del Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (DEMRE), servicio dependiente de la Vicerrectoría de Asuntos Académicos a cargo de la Prueba de Aptitud Académica (P.A.A.), y que había experimentado serios problemas organizacionales y de inversión, los cuales están siendo abordados en medio de un cambio de fondo en personas, estructuras y procedimientos. Se están definiendo las políticas de cambio en el instrumento P.A.A. y su aplicación, se han reordenado los procesos internos, y se han puesto en funcionamiento todos los mecanismos para evitar la ocurrencia de eventuales errores.

Desarrollo Académico

La evaluación académica y el sistema de carrera es reconocido por todos como un problema de importancia en Facultades y áreas disciplinarias. Se están terminando los estudios conducentes a perfeccionar los mecanismos de jerarquización académica existentes, para así permitir un justo y equilibrado reconocimiento a los docentes part-time y a quienes se distinguen por el ejercicio profesional, y no por la exclusiva investigación académica. La diversidad disciplinaria de la Universidad de Chile, y la necesidad de entregar una relevante formación de pre y posgrado a nuestros estudiantes, obliga a contar con académicos cuya trayectoria combina aquellos que se distinguen por su desempeño profesional sobresaliente, con los que han basado su carrera en la investigación académica. La reforma que se propondrá al Consejo Universitario permitirá abordar este problema con criterio de futuro, sin descuidar las señales que deben darse a nuestros académicos jóvenes en cuanto al valor de la excelencia académica para nuestra institución, pero sin fomentar un sistema que envuelve significativas desventajas para las carreras docente y profesional.

Esta administración está encarando las fallas de la investigación académica. Existe una insuficiencia de recursos centrales para contar con un sistema de apoyo a la investigación en forma subsidiaria a la que llevan a cabo Facultades e Institutos, y en carácter de suplemento de los programas externos y financiamiento de ciertas líneas de carácter estratégico para la institución. Con los escasos recursos disponibles, se ha dado paso a un programa de apoyo a investigadores jóvenes y a proyectos que serían de otra manera discontinuados por falta de financiamiento, aspectos que representan un elemento estratégico de gran importancia para la institución. Los esfuerzos hacia el futuro se concentrarán en reasignar recursos hacia estos programas, debido a su impacto y su relevancia en el contexto del desarrollo institucional. Asimismo, la Universidad deberá crear líneas de apoyo a las áreas con más desventajas en términos de las políticas vigentes a nivel nacional, pero que constituyen fundamentos de primera importancia en nuestro desarrollo estratégico como universidad-país, tales como el arte, la educación y las humanidades.

Estamos trabajando para consolidar una estrategia en que la formación básica a nivel de pregrado se fortalezca por medio de la efectiva interacción de disciplinas y Facultades. En los días actuales, y por los retos que levanta el avance del conocimiento y de la sociedad, se precisa de una formación de pregrado que privilegie la transversalidad disciplinaria y potencie, la posterior adquisición de conocimientos específicos en las carreras y los postgrados. Ello permitirá que la Universidad de Chile siga produciendo los profesionales y graduados líderes en sus respectivos ámbitos, a la vez que impulse un más óptimo uso de los recursos, un significativo mejoramiento en la calidad de la docencia y una expansión significativa en los programas de postgrado. Las transformaciones que se están iniciando en esta área han de constituir un factor de cohesión institucional, y propiciarán un significativo mejoramiento en nuestras instalaciones y el efectivo desarrollo de los cinco campus principales en la ciudad de Santiago.

No puedo dejar de llamar la atención sobre los significativos problemas presentes en nuestra formación de pregrado, y que requieren acciones definidas en las distintas unidades. Estamos comprometidos en un cambio profundo que represente una mejoría en la calidad y una efectiva elevación de los estándares vigentes en muchas unidades y áreas disciplinarias en relación a metodologías y contenidos. El compromiso dice también relación con la necesidad de enriquecer la formación de nuestros estudiantes con fundamentos efectivamente humanistas y transversales, que distingan a los futuros profesionales de la Universidad de Chile por su formación integral y sólida. Los estudiantes alimentan la expectativa de desarrollos positivos en esta materia, siendo ellos actores fundamentales en el ejercicio de nuestra misión que necesitan ser escuchados y considerados activamente en materias relativas y considerados activamente en materias relativas a calidad de la enseñanza.

Ámbito Externo

Hemos comprometido la recuperación de un liderazgo nacional de la Universidad de Chile en materias de política educacional y universitaria. En este ámbito ha habido un trabajo de gran importancia, por medio del cual hemos recuperado el carácter de referente indispensable en relación a las políticas nacionales en educación. Hemos planteado una abierta defensa de la educación pública y somos protagonistas de debates que la Universidad de Chile ha logrado reponer sobre las políticas públicas en educación superior. Ello se ha manifestado en nuestros diálogos con el Congreso Nacional, el Gobierno, y las instancias políticas más relevantes para el futuro devenir del sistema, pero también en la convocatoria que nuestras posiciones han despertado en el mundo educacional y universitario. Asimismo, el Consejo Universitario ha adquirido un rol activo materias de política universitaria, manifestándose con claridad respecto de iniciativas que afectan al sistema pero que necesitan perfeccionamiento para no perjudicar su quehacer.

Representamos una institución con propuestas consistentes y con una visión nacional que debe distinguirnos en mérito a nuestra historia. Por ello se nos distingue. Creemos que seremos escuchados en relación a la reforma universitaria pendiente en el país, especialmente en relación a la estructura del sistema de educación superior, a la normativa del Consejo de Rectores, la creación de una instancia de coordinación de las universidades Estatales, la conformación de una Superintendencia de Educación Superior, la introducción de claros criterios de financiamiento sobre la base de responsabilidades y tareas, como también al grado de desarrollo de las entidades universitarias, y, en definitiva, a una real conciencia en la política pública de lo que debe constituir una universidad estatal en términos de calidad, misión y compromisos reales de financiamiento.

En materia comunicacional se han hecho avances importantes y positivos. Nuestros sistemas de comunicaciones internas han mejorado notoriamente, tanto a nivel de los medios electrónicos como el impreso de UNoticias, significando un espacio de diálogo y de información que resultaban claramente necesario en el propósito de consolidar una mayor unidad institucional. Además, nuestra Radio ha venido desempeñando un rol destacado a nivel público, siendo incluso premiado el carácter innovativo de su programación, y abriéndose a distintos actores de la comunidad universitaria, para llegar a ser un efectivo medio de difusión cultural y comunicación reflexiva sobre las temáticas universitarias. El esfuerzo diario, al que llamo a la comunidad universitaria, es a tratar de evitar que se proporcionen elementos para denostar a la institución en los medios, ya que la hostilidad que han tradicionalmente ejercido nos perjudica en forma sistemática en los diversos frentes en los que debemos desempeñarnos.

Le hemos asignado una alta prioridad a la extensión artística y cultural, ya que ello conlleva un sello histórico de la Universidad de Chile, y un compromiso nacional que la distingue, así ayudando a consolidar su liderazgo. El Centro de Extensión Artística y Cultural (CEAC) se ha transformado en un proyecto de crecimiento de importancia, para lo cual se están introduciendo las reformas necesarias en un sentido trascendente. Por ello, se está reorganizando la Corporación Cultural de la Universidad de Chile, se han comprometido los servicios de un destacado exponente del arte nacional para dirigirlo, contando con el necesario apoyo en la gestión, y se definen cambios para acrecentar la presencia de nuestros grupos artísticos en todo el país, llevando el mensaje nacional de nuestra Corporación. Se cuenta con un proyecto de envergadura que está tratando de ganar voluntades por parte del ámbito público como del sector privado, que significará una proyección más masiva de la Universidad de Chile en el campo de la extensión artística y un efectivo reconocimiento a la tradicional calidad y alto compromiso institucional de nuestros conjuntos estables.

En el campo de la extensión cultural, por otra parte, la Universidad ha vuelto a constituirse en un centro de reflexión sobre las temáticas nacionales, tanto como en un lugar de encuentro sobre materias culturales de significativa relevancia. A las Jornadas sobre Neruda, se han unido aquellas sobre Poesía para Jóvenes, el apoyo a las actividades teatrales en la zona sur de Chile, la exhibición itinerante de la muestra de caracolas donadas por Pablo Neruda, los homenajes a nuestros fundadores y a su obra. La educación pública, el arte y la ética, las alternativas de nuestra democracia, la visión humanista sobre dolor y sufrimiento, la relevancia de los derechos humanos, y muchos otros, son ahora temáticas que se abordan por primera vez como Universidad Nacional, con el apoyo de distinguidos académicos y en la perspectiva que desde nuestras aulas surja el pensamiento macizo, diverso, amplio que precisa nuestra sociedad para enfrentar sus problemas, y para permear la política pública con los considerandos que se precisan para dimensionar exactamente sus alcances.

Palabras Finales

Hemos encontrado dificultades importantes pero se ha contado con el compromiso profundo de los académicos y demás miembros de la comunidad universitaria. Somos una comunidad de alrededor de 30 mil personas, a la cual se unen egresados que sienten firmemente el compromiso con los destinos de esta institución. Unidos podemos avanzar para introducir las mejoras necesarias en lo interno y ganar los espacios que necesitamos en lo externo. Pero ha costado tratar de superar una cultura de individualismo, conflicto y desconfianza que por mucho tiempo ha perjudicado el desarrollo de nuestra institución. Hemos desarrollado espacios de entendimiento para abordar nuestros problemas en forma amplia y franca, y buscar un camino de largo plazo para el desarrollo de la Universidad, pero es necesario preservarlos por medio de una actitud constructiva respecto del futuro institucional que deseamos. Ha primado en este año una actitud de compromiso y de concertación en torno a grandes objetivos, lo cual nos ha fortalecido durante un período difícil desde el punto de vista material. El conflicto sólo ayuda a los múltiples enemigos de la institución, mientras que las diferencias de apreciación y perspectiva, tanto como las divergencias originadas en situaciones materiales pueden superarse en un marco de diálogo y transparencia.

Es evidente que el camino que sigue es difícil y complejo. Esperamos que el próximo gobierno aborde el tema universitario en forma apropiada, por medio de políticas razonables y necesarias. Seguiremos haciendo todo lo posible por estimular un diálogo conducente a la adopción de medidas de cambio sustanciales en el campo universitario, tanto en aspectos de financiamiento de la investigación como de docencia y extensión, atendiendo a los graves problemas de equidad que se han puesto de relieve durante este año. En lo interno, se continuará avanzando en materias de mejor gestión institucional, especialmente en la descentralización de la ejecución y el financiamiento, la consolidación de un efectivo ente central en materias de control de gestión y regulación y el progreso en los Convenios de Desempeño. Asimismo, se concretará la instauración de organismos más participativos para otorgar transversalidad a las políticas institucionales, al mismo tiempo que se avanzará en materias de carrera académica y carrera funcionaria, a la espera de una mejor resolución de los temas financieros a nivel nacional. El fortalecimiento académico requerirá que las Facultades e Institutos introduzcan todas las medidas necesarias para promover activamente el objetivo de excelencia que nos compromete, estimulando la formación de académicos jóvenes y el desarrollo de la investigación y de las publicaciones académicas, como asimismo introduciendo mejoras de fondo en relación a la calidad de la docencia. En materia de visibilidad pública se continuará acentuando nuestro rol de liderazgo, junto al desarrollo en el campo de la extensión artística y cultural y la continua mejora en el ámbito comunicacional.

Nos debemos a nuestros estudiantes y al futuro de la juventud chilena. No podemos, por tanto, trabajar sólo en la perspectiva de cumplir para nosotros, en el ámbito estrecho del corto plazo y de las herencias dolorosas que subsisten en la institución. Mirar hacia el futuro con una perspectiva estratégica es nuestra obligación, para lo cual debemos abordar nuestras debilidades en lo interno en forma objetiva y amplia. La construcción de la Universidad de Chile que deseamos requiere un compromiso real en torno a sus desafíos y problemas, para crear las voluntades de progreso y enfrentar los sacrificios que sean necesarios. En lo externo seguiremos afianzando el liderazgo que la Universidad de Chile ha ganado y merece, cumpliendo con lo que la comunidad nacional desea: una educación de calidad y con equidad.

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