El Senado Universitario aspira a representar en esta declaración a quienes hemos vinculado vidas e ideales a la Universidad de Chile, a veces en condiciones muy adversas, así como a las consecutivas generaciones de jóvenes que supieron preservar la tradición de un movimiento estudiantil responsable y lúcido. El Senado Universitario, consecuente con su rol normativo y su función primordial de constituir la instancia institucional de integración de estamentos y áreas disciplinares de la Universidad, se hace un deber en impulsar un proceso de reflexión para contribuir a abordar y solucionar los problemas que hoy enfrenta nuestra comunidad.
Entre las preocupaciones que el movimiento estudiantil ha expresado en estos días destacan el posicionamiento de la Universidad en el actual debate nacional sobre educación pública y, en el ámbito interno, el proyecto de Revitalización de las Humanidades, Artes, Ciencias Sociales y de la Comunicación, Iniciativa Bicentenario Campus Juan Gómez Millas. Resulta totalmente pertinente que la comunidad universitaria discuta esas dos temáticas y el Senado contribuirá a tal debate y toma de decisiones conforme a la institucionalidad vigente. Esta discusión abarcará también aspectos concomitantes de importancia, tales como la relación que queremos instaurar entre nuestra Universidad y el Estado chileno, incluyendo la rendición de cuentas de los fondos que ella recibe de éste.
Este ánimo de apertura al intercambio de ideas, así como la simpatía que muchos académicos pueden sentir por varias de las consideraciones que los estudiantes han formulado responsablemente a las cuestiones internas y externas, se pueden ver, sin embargo, lapidariamente cercenadas como consecuencia de conductas tales como la irrupción de un grupo de estudiantes en el Consejo Universitario del martes 20 de mayo. Ese acto, que ofende a la Universidad entera, evidencia una irracionalidad que contradice los valores de respeto irrestricto a las personas e ideas característicos de nuestra casa de estudios, valores que tanto defendimos en momentos en que, precisamente, la irracionalidad se imponía en el país y amenazaba a nuestra universidad. Este agravio a la persona del Sr. Rector, autoridad máxima de nuestra Universidad y Presidente de este Senado, así como al conjunto de los integrantes del Consejo Superior, inédito en nuestra Universidad, es repudiable y no puede repetirse.
En reuniones que han sostenido con la mesa y el plenario del Senado, dirigentes de la FECH y de los Centros de Estudiantes del Campus Juan Gómez Millas han reconocido la improcedencia de tales actos y han declarado que éstos no fueron premeditados. Pensamos que una taxativa declaración al respecto de parte de las organizaciones estudiantiles ayudaría a un reencuentro. Tal declaración debiera ser pública, pues públicos fueron los esperables esfuerzos de terceros por sacar provecho de esos actos para dañar a nuestra Universidad, factor recurrente que resultaría ingenuo no incluir en este análisis. Durante este rectorado se ha conseguido un apoyo inédito especialmente para áreas por mucho tiempo postergadas y castigadas. Tenemos una gran responsabilidad en llevar adelante exitosamente esa tarea, y mal podríamos con nuestros actos dar argumentos a quienes les molesta ver una Universidad de Chile vigorosa y radiante.
Como Senado Universitario debemos también rechazar la situación que vive nuestra Casa Central y declarar inequívocamente la responsabilidad que la organización estudiantil asume al ocuparla, en cuanto a su respetabilidad y a la preservación de su integridad. Esta ocupación resulta extemporánea pues lo que corresponde hoy es hacer más fructíferos los actuales espacios de diálogo, institucionales y extraordinarios, como el Encuentro Universitario del año recién pasado, donde hubiéramos querido ver más participación estudiantil.
Hoy está en juego la preservación de valores esenciales para la vigencia, cohesión y fuerza de la idea misma de comunidad universitaria. En su nuevo Estatuto nuestra Universidad ha dado un ejemplo al país sobre la formalización de esa idea. Nuestra evaluación de la participación de los siete estudiantes que forman parte del Senado Universitario es óptima. Por otra parte, nuestros contactos recientes con los dirigentes de los organismos gremiales estudiantiles y de funcionarios abren esperanzas de un reencuentro en el diálogo. Para que ese eventual diálogo sea fructífero es imprescindible delimitar los objetivos que se persiguen. Nuestros intereses principales son defender y desarrollar la educación pública a la vez que discutir y conducir un proyecto de desarrollo para las humanidades, artes, ciencias sociales y de la comunicación. Estos objetivos debemos y podemos encauzarlos en los mecanismos que nos hemos creado a través de nuestra nueva institucionalidad. Por lo tanto, advertimos, y queremos hacer conciencia, de que sería un grave contrasentido el pretender desviar la discusión de esos temas básicos con propuestas que cuestionan los principios en que se fundamenta el nuevo Estatuto.
La reconstrucción de la educación pública en Chile; el establecimiento de un nuevo trato entre la Universidad de Chile y el Estado; la modalidad de financiamiento de las universidades públicas; la oportunidad y el reconocimiento inéditos de parte del Estado chileno expresados en la decisión presidencial respecto de la Iniciativa Bicentenario; los alcances y la jerarquía de objetivos académicos e infraestructurales de dicho proyecto; y la forma cómo los beneficios y costos del proyecto comprometen a la Universidad en su conjunto, son todos asuntos de la mayor importancia que nuestra comunidad toda debe hoy abocarse a debatir. El Senado Universitario se compromete a cumplir íntegramente con las responsabilidades que en esa tarea le corresponden.
Ennio Vivaldi Véjar
Vice-Presidente
Senado Universitario
María Isabel Flisfisch F.
Secretaria
Senado Universitario