EXPOSICIÓN AÑO ACADÉMICO 2009

EXPOSICIÓN AÑO ACADÉMICO 2009

Señor Vicerrector Académico de la UCH, Prof. Iñigo Díaz
Señor Alcalde de la comuna de Santiago, señor Pablo Zalaquett
Señor Director de la Escuela de Gobierno de la UCH, Prof Leonardo Letelier
Señores profesores, académicos y docentes de la UCH
Estimados estudiantes de la Escuela de Gobierno
Estimados alumnos que se incorporan
Estimado personal de colaboración del Instituto


Agradezco muy especialmente la presencia de la máxima autoridad política de la comuna donde nuestro Instituto y nuestra propia Universidad tienen su domicilio. Su presencia nos recuerda una vez más el compromiso y el carácter de nuestra Universidad para con el pluralismo, la tolerancia, las necesidades y demandas de su gente. Y quién mejor que el representante de la voluntad popular de esta comuna para recordarnos una vez más que nuestro norte, es también el norte de los valores intransables como la libertad de opinión, de cátedra y el respeto por quién disiente de nuestro juicio, sin lo cual ‘lo público' pierde por completo de significación democrática. Su presencia nos anima a prestarle atención preferente a la relevancia estratégica que el municipio tiene y tendrá en el desarrollo futuro del estado moderno y en las nuevas formas que revestirá la democracia del siglo XXI.

Creo no equivocarme al afirmar que este acto solemne es aquí y hoy un acto de especial significación para esta unidad académica como también para la Universidad.

En el Instituto, estamos por fin, cerrando largos años de incertidumbres, desavenciencias y conflictos que afectaron muy lamentablemente la marcha académica, la producción y la imagen del instituto. Gracias a las demanda de de los estudiantes de esta Escuela, debemos recordarlo siempre, la Universidad ahora decidió asumir con decisión la recuperación de su protagonismo y su atención por los asuntos públicos y con ello, su compromiso con la función pública, y el Estado, máxima expresión política de la sociedad. En efecto, el Consejo Universitario aprobó ampliamente y por unanimidad hace 48 horas en su última sesión, la proposición de proyecto académico del Instituto que presentamos allí y que sintetiza y ordena las recomendaciones de una comisión reestructuradora que el Consejo Universitario designó en 2007 cuyos aspectos centrales me permito enunciar aquí:

Primero, la Universidad renueva su compromiso con los asuntos públicos y su relación indisoluble con la calidad de la vida de las personas, con la calidad de las instituciones que le dan solidez al Estado, con el resguardo del valor universal de los DDHH, con la protección de los grupos más vulnerables, con la gobernabilidad democrática y con la sustentabilidad del desarrollo. La actividad académica debe actualizarse permanentemente, no sólo respecto de sus ámbitos de preocupación científica, artística o humanística específica, sino del espacio de lo público, con el que coexiste e interactúa. Es así que la creación de conocimiento, además de rigurosa, debe ser, en consecuencia, social y políticamente responsable.

Segundo, la Universidad, entendido por ella, todas y c/u de sus unidades académicas, está decidida a apoyar el papel catalizador y coadyuvante del quehacer del Instituto en torno a los asuntos públicos. Los ámbitos que comprenden dichos asuntos públicos son entendidos aquí como

el Estado y sus instituciones;
el gobierno y las políticas públicas y
la ciudadanía global
Ellos son y serán el objeto preferente de nuestra investigación y materia esencial de los contenidos de nuestros programas y proyectos académicos y definirán el perfil general de la estructura orgánica del futuro Instituto.

Tercero, esto implica un importante cambio en la organización del Instituto pues la Universidad prevé la supresión de los actuales departamentos (2) y su reemplazo por unidades de menor peso administrativo pero mucho más flexibilidad en torno a materias específicas que le den soporte y contenido a los tres ámbitos o líneas académicas señaladas más arriba. La Dirección contará con soporte académico y estratégico administrativo, suministrado por académicos del Instituto, y un Consejo Académico que lo apoyará en las decisiones y lineamientos de política institutional. Por ahora, y mientras no se constituya la nueva planta, se contará con el concurso y apoyo del Consejo Transitorio designado por Rectoría en el Decreto de re-estructuración de enero del 2007

Cuarto, se mantienen las escuelas de pregrado y de postgrado, revitalizando la de postgrado, integrando sus contenidos y programas, para así contar con un sistema único de entrada y varias salidas, entre las que destacan, el título de Administrador Público, y los magíster de Ciencia Política y Gobierno, por ahora. Debemos, además, innovar muy decididamente en metodologías docentes, pedagogías y didáctica. La Universidad debe restituirle a la Ciencia Política su espacio destacado y su indispensable contribución al desarrollo del conocimiento en un área estratégica de las ciencias sociales y de las políticas públicas y reforzar, con sus contenidos, la formación de los profesionales que deberán modernizar el servicio público así como ser protagonistas principales de las reformas al Estado que Chile.

Quinto, para llevar adelante esta reorganización institucional es preciso construir una nueva planta académica que sirva y de coherencia a este desafío. Esto significa que durante 2009 la Universidad deberá suprimir los actuales cargos académicos para hacer una amplia convocatoria nacional como internacional que posibilite la conformación de una masa crítica académica del mayor nivel de excelencia posible, cuya adscripción a la Universidad y al Instituto será inicialmente a través del mecanismo de contrata para facilitar su debida jerarquización académica y al mismo tiempo conformar, CON ELLOS, una nueva estructura y organización.

Aparte de los exigentes requisitos académicos, es indispensable que esta nueva masa crítica descanse en jornadas reales de alta dedicación y asegure una importante carga docente asumiendo al menos 3 asignaturas, por año lectivo. Sin embargo y quizás si lo más importante sea su vocación y disposición a conformar una nueva comunidad académica que le de sentido humano y solidez a los compromisos colectivos para con la función pública, la Universidad y el Instituto

Es mi sincero anhelo que parte importante de los actuales académicos del Instituto, que han demostrado su compromiso con éste así como calidad en su producción académica, y reconocimiento por parte de los estudiantes por su buen desempeño en la docencia, continúen siendo parte de este Instituto y desarrollen aquí, una exitosa carrera académica. Pienso que muchos académicos actuales del Instituto alcanzarán las máximas calificaciones en esta nueva convocatoria. Los insto a participar entonces sin ambages, en este proceso.

Sexto, así como los académicos que ejercen docencia en la Escuela, deberían ser adscritos a la misma durante esta reorganización de la planta, el personal de colaboración será adscrito a la Dirección del Instituto y no debería haber mayor cambio en su relación laboral para con la Universidad y el Instituto.

Séptimo, tenemos un acuerdo preliminar con la Vicerrectoría Económica y de Desarrollo de la Universidad para trasladar las actuales y futuras actividades del instituto, entre ellas esta misma Escuela, a un recinto de mucho mayor capacidad, debidamente equipado, accesible y que refleje la centralidad que representa los asuntos públicos para la Universidad. Esperamos poder celebrar el Bicentenario con el inicio de nuestro traslado a esa nueva casa. Este año, por de pronto, deberemos elaborar los proyecto de arquitectura e ingeniería para dicho fin, así como revisar y discutir con la comunidad del Instituto, el programa de infraestructura que deberá expresarse en aquellos.

La centralidad de los asuntos públicos empero, no es sólo cuestión de localización urbanística, sino muy especialmente prioridad política de primer orden. Es urgente que en Chile se renueve la atención sobre estos procesos, cuestión reclamada reiteradamente por la ciudadanía, por la empresa y por la academia.

La Universidad de Chile fue pionera en este campo durante gran parte del siglo XX, al punto que sirvió de sustento a las estrategias de desarrollo prevalecientes durante gran parte del período en referencia.

Las grandes transformaciones y progresos que ha experimentado el Estado y la propia sociedad chilena en las últimas décadas, hacen indispensable una renovada interpretación por parte de la Universidad respecto de estos nuevos fenómenos y la instan a formular propuestas innovadoras que le den soporte científico, político y cultural a las nuevas estrategias de desarrollo que seguirá el país a futuro.

El Estado del siglo XXI y el nuevo servicio público

La sociedad del siglo XXI experimentará grandes transformaciones en lo cultural, en lo económico y ciertamente en lo político. Del mismo modo, las demandas sobre la universidad sufrirán grandes cambios.

En efecto, el Estado será más abierto y transparente (nuevas disposiciones sobre probidad, acceso a la información), más eficiente (normas sobre silencio administrativo, profesionalización de la función pública y transferencia a privados de funciones vinculadas a servicios de uso y consumo masivo).

Sus funciones se especializarán preferentemente en los aspectos estratégicos (diseño de políticas), gestión política para la gobernabilidad, manejo de conflictos, funciones regulatorias y control de calidad de las prestaciones, muchas de las cuales serán ejercidas por agentes privados o vía descentralización, por instancias inferiores en la estructura de gobierno y administración del Estado, todas sometidas a altas exigencias de rendición de cuentas.

El poder burocrático no descansará, como lo fue durante los siglos precedentes, en el manejo discrecional (cuando no decisivamente arbitrario) de procesos y de información, sino mucho más en la conducción proactiva y negociación de procesos políticos, esto es, aquellos derivados de la convicción compartida entre actores, la argumentación sustantiva y la viabilidad de los resultados y por ende, la calidad e impacto de las políticas públicas, sobre las personas, instituciones y comunidades. Muchas funciones operativas o técnicas especializadas podrán ser transferidas a agentes privados, mientras que aquellas que dicen relación con la toma decisiones, serán de resorte eminente del Estado, lo cual urge el desarrollo de tales capacidades.

Lo anterior demandará un moderno agente público, un funcionario mucho más entrenado en la adopción de decisiones innovadoras y al mismo tiempo, responsables e imbuidos de una ética pública integral; en su justificación y legitimidad ante una ciudadanía alerta; en su eventual modificación en pro del propósito final, cual es la gobernabilidad democrática. El servidor público deberá entender esta nueva naturaleza del Estado y su función en el complejo proceso de su administración. Él deberá ser el agente de cambio del carácter del Estado a través de la creación de valor público, mostrado a una ciudadanía cada vez más exigente y participativa. Las innovaciones sobre los outputs del Estado serán una exigencia permanente y un factor decisivo en la evaluación final de la calidad de los servicios y prestaciones.

Todo lo anterior es lo que fundamenta el carácter y contenidos de la formación curricular integrada -y holística- de los egresados de los programas que ofrecerá el Instituto. El egresado, sea en la especialidad académica o más aplicada a la gestión (directiva), deberá contar con una buena formación en disciplinas relacionadas con la política en general, tanto en la disciplina teórica como en el manejo de habilidades para la administración, negociación y manejo de procesos de decisión. El conocimiento a ser entregado a estos profesionales no proviene, por tanto, de una sola disciplina, pues ninguna ha logrado agotar el tratamiento de los asuntos públicos. Por el contrario, la complejidad a la que se ven enfrentados los administradores públicos requiere de la generación de conocimiento integrado, que se nutre de otras áreas del saber para generar un conocimiento propio, específico y pertinente a los desafíos del Estado actual.

Estimados estudiantes que en 2009 se integran a la Escuela de Gobierno:

El Instituto estará muy alerta para observar estos nuevos fenómenos para interpretarlos y proporcionar herramientas innovadoras a los futuros formuladores de políticas públicas, quienes, como Uds., además deberán ser los protagonistas de la fundación de un nuevo modus vivendis entre Estado y ciudadanía; entre política y calidad de vida; entre democracia y eficiencia; entre política y ética pública.

Modernizar nuestro Estado y su acción pública, democratizarlo, humanizarlo y hacerlo más transparente y cercano al ciudadano, será esencialmente posible si Uds. se comprometen con él como ya lo hicieran vuestros antecesores con el destino del INAP cuando algunas veces esta Universidad desatendió su misión de proporcionarles la excelencia y las herramientas necesarias para vuestra formación profesional. Mientras nosotros, desde la actividad académica en un nuevo Instituto para los Asuntos Públicos procuraremos actualizar el conocimiento aplicado para entender y proponer mejores formas a la relación entre Estado, Gobierno y Ciudadanía, Ud. tendrán la noble tarea silenciosa y no siempre reconocida, de perseverar en hacer del servicio público una modo de vida inspirado en los valores de nuestra República, en el pluralismo de la diversidad, en el profesionalismo y por último, en la generosidad y solidaridad hacia quienes sólo cuentan con el Estado para proteger sus derechos, su dignidad y sus familias

Junto con expresarles una vez más nuestra más calurosa bienvenida a esta casa, quiero desearles aquí el mejor de los éxitos, mucha fuerza, fe inquebrantable en vuestra ejemplar vocación de servicio y también fortuna en el expectante y desafiante camino que ahora emprenden.

Como lo canta el himno de nuestra Casa de Estudios, recuerden que en sus corazones llevarán para siempre los cimientos de luz de la Universidad, que a su vez se hace de su impronta social, científica, humanística y artística. Que esa luz les ilumine siempre.


MUCHAS GRACIAS

 

Santiago de Chile, 12 de marzo de 2009