"Hace unos años, siguiendo tanto la arqueología como las fuentes, pude postular la hipótesis de que existía una relación entre los santuarios de altura, prehispanos e incaicos, y la presencia en ellos de yacimientos minerales y sitios metalúrgicos", comenzó su charla el experto. Y continuó: "Así, entre los principales cerros están el de Potosí y el Porco. Pero también un conjunto de otros cerros que en su mayoría son cerros minerales. Muchas veces los santuarios están señalados directamente por las vetas y en muchos casos pudimos encontrar explotaciones mineras y sitios metalúrgicos prehispánicos. Tanto estos sitios e incluso los hornos de viento eran venerados por los Incas".
El arqueólogo e investigador Pablo Cruz ha realizado trabajos de exploración en Argentina, Bolivia y Europa. En esta oportunidad, expuso su estudio De wak'as, minas y jurisdicciones. Apuntes metodológicos en torno a la territorialidad en tiempos del inka. En él articulando los registros arqueológicos, históricos y etnográficos, se muestran resultados de exploraciones realizadas sobre algunos aspectos de la geografía sagrada en el espacio surandino (sur de Bolivia y norte de la Argentina), en tiempos prehispánicos y de contacto.
"Trataremos en particular sobre la relación que une los cultos a las montañas y los santuarios de altura incaicos con la explotación de yacimientos mineros y la producción de metales, y como éstos participaron en la delimitación de jurisdicciones territoriales. Los casos que se analizan desembocan en una reflexión de corte metodológico en torno a articulación entre la arqueología, las fuentes y el propio trabajo de los historiadores, los etnohistoriadores, y los arqueólogos", explica el resumen de su ponencia.
Cerros, wak'as y minas en el espacio altondino
"Varios autores han sostenido que una de las principales motivaciones de la expansión meridional del Tawantinsuyu, desde mediados del siglo XV y hasta las primeras décadas del contacto, habría sido la procuración y explotación de nuevos yacimientos de minerales metalíferos. Dependiendo de las regiones y de las circunstancias, tal proceso de expansión se habría dado mediante la conquista militar, el sometimiento diplomático, o el tejido de alianzas con los pueblos locales. Independientemente de las coyunturas, en todos los casos, el establecimiento de los inkas en la macro-región parece haberse consolidado mediante una profunda reformulación territorial, tanto desde el punto de vista político y administrativo -en acuerdo con la estructura centralizada del Imperio-, como religioso. Y dentro de este último campo, el culto a las montañas parece haber ocupado un espacio preponderante", explica Cruz en su ponencia.
Y continúa: "Ahora bien, muchas de las fuentes que brindan informaciones sobre los antiguos cultos a las montañas, las relacionan, directa o indirectamente, con la existencia en ellas de yacimientos de minerales metalíferos, explotaciones mineras y sitios metalúrgicos. Y en efecto, dentro de un indiferenciado contexto productivo y religioso, junto a las montañas, se veneraron las vetas, minas, metales y los hornos para fundir metal. Partiendo de esta relación planteamos en un trabajo anterior la hipótesis de la existencia, en la región de Potosí, de una jurisdicción territorial vinculada con el wak'a de Porco, la cual estaba conformada por un conjunto de cerros minerales, inscriptos todos ellos dentro de una geografía religiosa (Cruz, 2010)".
Estos extractos de la ponencia pueden profundizarse en su trabajo completo, el cual se encuentra adjunto en este artículo.