Exposición se presentará desde el 7 de mayo al 14 de junio:

Soledad Espinoza trae de regreso a sus "Madonas de El Bosque"

Soledad Espinoza trae de regreso a sus "Madonas de El Bosque"
Soledad Espinoza inaugura este miércoles 7 de mayo la exposición "Madonas de El Bosque" en la Casa de la Cultura de San Bernardo, ubicada en Avenida América 504.
Soledad Espinoza inaugura este miércoles 7 de mayo la exposición "Madonas de El Bosque" en la Casa de la Cultura de San Bernardo, ubicada en Avenida América 504.
"La Madona de El Bosque", creada en 2005, fue la pintura que inició el proyecto con que Soledad Espinoza obtuvo un Fondart en 2006.
"La Madona de El Bosque", creada en 2005, fue la pintura que inició el proyecto con que Soledad Espinoza obtuvo un Fondart en 2006.
Este es el único cuadro en que Soledad Espinoza se retrató. "A ese marco le puse mensajes como los de las animitas porque recién había asumido y todos querían que le solucionara los problemas".
Este es el único cuadro en que Soledad Espinoza se retrató. "A ese marco le puse mensajes como los de las animitas porque recién había asumido y todos querían que le solucionara los problemas".
A Soledad Espinoza le ofrecieron comprar "La Madona Porteña", pero ella no quiere vender ningún cuadro de la serie.
A Soledad Espinoza le ofrecieron comprar "La Madona Porteña", pero ella no quiere vender ningún cuadro de la serie.
"De lo humano a lo divino" es el nuevo proyecto de Soledad Espinoza donde a través de obras que tienen nombre religiosos, aborda problemáticas sociales. En la fotografía, "La Piedad".
"De lo humano a lo divino" es el nuevo proyecto de Soledad Espinoza donde a través de obras que tienen nombre religiosos, aborda problemáticas sociales. En la fotografía, "La Piedad".
El marco de "La Huida", de la serie "De lo humano a lo divino", es de imitación mármol y lleva los nombres de las mujeres muertas por femicidio.
El marco de "La Huida", de la serie "De lo humano a lo divino", es de imitación mármol y lleva los nombres de las mujeres muertas por femicidio.

Tras el acuerdo de colaboración firmado entre el Departamento de Artes Visuales y la I. Municipalidad de El Bosque, Soledad Espinoza, artista local de esa comuna, se transformó en una de las pasantes que iniciaron sus estudios en esta unidad académica de la Facultad de Artes en marzo de este año. En el Taller de Pintura de los académicos Patricio González y Jorge Gaete, se la puede ver tres veces a la semana, sentada en una esquina, compartiendo espacio con los estudiantes regulares de la Licenciatura en Artes Plásticas y haciendo lo que más le gusta: pintar.

Hace más de diez año que Soledad Espinoza tomó por primera vez un pincel en un taller de pintura que descubrió en una capilla cercana a su casa en la comuna de El Bosque, lugar al que llegó luego de una depresión que la hizo replantearse varias cosas en su vida. "Era buena hija, buena esposa, buena madre, pero como persona no había hecho nada. Entonces me di cuenta que no había disfrutado mi vida y, por lo tanto, tenía que hacer un cambio radical. De repente se me presentó la oportunidad de aprender a pintar, y me encanté inmediatamente con la pintura", cuenta.

Ese contacto con la pintura hizo que Soledad recordara que siempre se había sentido atraída por el dibujo y las artes en general, pero que el disfrute de ello había pasado a segundo plano "con tanta cosa de la vida adulta", dice. Y añade: "Hubo un momento en que no me acordaba que me gustaba dibujar, que me gustaba el arte. Siempre estaba haciendo manualidades, pero no encontraba lo que realmente me gustaba. Y de repente aparece este taller. Cuando vi mi primer cuadro fue increíble y dije, ahora me puedo morir en paz. Ahora sí hice algo por mí. Esto es lo mío", recuerda.

En ese taller no sólo hizo su primer cuadro -"un bodegón medio africano, como étnico", cuenta- y aprendió a pintar buscando su propia identidad en el proceso, sino también a superar la inseguridad que sentía de sí misma y de sus capacidades, cuestión que hacía que se paralizara cuando compartía con otras personas. Saber que tenía un don y debía aprovecharlo, hizo que esta mujer no soltara nunca más el pincel y que, una vez terminado ese taller, se moviera con sus amigas de pintura hasta dar con otro lugar en el que pudiese seguir en contacto con el óleo y la tela.

En el año 2001 encontró lo que andaba buscando, un taller de pintura que ofrecía la Casa de la Cultura Anselmo Cádiz a los vecinos de la comuna de El Bosque, donde aprendió nuevas técnicas que le permitieron ir adquiriendo mayores conocimientos. Dos años después, de alumna pasó a ser profesora en una ONG que organizaba un curso de pintura para mujeres de La Pintana. "Sentía que muchas de esas mujeres tenían el mismo problema que tuve yo, y a través de la pintura ellas podían canalizar todo ese dolor. A veces era sólo darles la posibilidad de conversar, pero luego, muchas de esas mujeres empezaron a ir para aprender a pintar", recuerda.

Hizo clases durante cuatro años aproximadamente, y fue premiada con media beca para inscribirse en un taller. Optó por uno de dibujo y figura humana que dictaban en el Museo Nacional de Bellas Artes, donde tuvo la posibilidad de trabajar directamente -y por primera vez- con modelos. Allí estuvo un año, y mientras tanto se dedicaba a hacer encargos para poder reunir dinero, claro que se trataba de pinturas que "estaban siempre dentro de lo que uno podría considerar lo típico. No hubo ahí nada muy creativo, todo estaba dentro de los parámetros tradicionales".

Soledad Espinoza, la madona de El Bosque

Fue la exposición "Gestos Locales" del año 2005 -muestra anual que organizan en la Casa de la Cultura Anselmo Cádiz con las obras de los artistas locales de El Bosque-, la que gatilló los inicios del proyecto emblemático de Soledad Espinoza, quien ya había comenzado a trabajar con motivos religiosos en sus pinturas. En esa oportunidad el tema de la exposición fue la propia comuna, por lo que está mujer comenzó a elaborar un cuadro inspirado en la Madonna pero protagonizado por los propios habitantes de El Bosque.

"Quise pintar algo que se pareciera más a nosotros para que la gente, al verlo, lo sintiera más cercano. Así nació La Madona de El Bosque, y cuando fue presentada, todos quedaron helados. Es que la armé al final, cuando estaba a punto de ser colgada en los muros de la galería. Nunca nadie la vio antes, ni siquiera yo sabía cómo iba a quedar. Nunca imaginé el valor que tendría ese cuadro. Yo pinté no más", dice Soledad Espinoza sobre esa pintura en el que retrató a una mujer de la comuna acompañada de niños que simulaban ángeles y con el paisaje característico de El Bosque como fondo.

Luego de ello, las autoridades de la Casa de la Cultura le ofrecieron la Galería de Arte "Guillermo Núñez" para que montara una exposición individual, y ella, que en ese momento sólo tenía a La Madona de El Bosque, aceptó sin pensarlo dos veces. Le dieron un año para preparar su proyecto y hacer sus pinturas, y en eso estaba cuando le propusieron postular a un Fondart. Aceptó nuevamente, y en el año 2006 se enteró que había sido beneficiada con esos fondos estatales, inaugurando el 13 de diciembre de ese mismo año la exposición "Madonas de El Bosque" en la Galería de Arte "Guillermo Núñez".

Trece pinturas conforman ese proyecto que se exhibió por primera vez en El Bosque -luego en el Centro Artesanal Los Dominicos, en la ciudad de Santa Cruz, en la Biblioteca de Santiago, en el Museo Ferroviario y en el Centro Cultural Estación Mapocho-, donde están presentes no sólo la Madona de El Bosque, sino también la Madona de Chile, la Madona de Melipilla, la Madona Porteña, la Madona del Norte, la Madona Mapuche, la Madona de Maipú, entre otras. La inauguración fue todo un éxito, a tal punto que "había mujeres que se acercaron a mí llorando. Son pinturas muy cercanas a la mujer porque mi mundo es de mujeres. Y donde las vieron tan nuestras, mucha gente se acercó a conversar conmigo. Durante todo el mes en que estuvieron exhibidas las Madonas, la reacción fue la misma", recuerda Soledad.

¿Qué pasaba contigo en ese momento?

Lo único que pensé cuando vi la emoción de las personas en El Bosque, fue que Las Madonas tenían que mostrarse en otros lugares. Pero sólo después de exhibirlas en la Estación Mapocho comencé a dimensionar el impacto de mi trabajo. Lo que pasa es que es muy nuestro y hay para todos los gustos. Pinté no sólo a la Madona de El Bosque, también a la de Valparaíso, una mamá que le está dando pecho a una guagüita. Para ese cuadro hice casas grandes y chicas, sin perspectiva, sin nada, porque yo sólo había conocido el año anterior Valparaíso, y sentía que era una locura de edificaciones. La mapuche me costó harto, e investigué cómo vincular a una mapuche con una madona. Como no había manera, decidí hacer el kultrún arriba, que tiene mucho más significado para ellos, y no ponerle aureola a la mujer. La Sagrada Familia (otra pintura) la hice en un campamento, y mucha gente se sintió identificada cuando mostré ese cuadro en la Vicaría Sur. Me dijeron que era como cuando ellos llegaron a ese lugar, las casas, la basura, las tomas con las banderitas, la cordillera atrás.

Tengo entendido que iniciaste un nuevo proyecto, "De lo humano a lo divino". ¿Cerraste el ciclo con las Madonas?

No. Mi idea de seguir mostrándolas, por eso no he vendido ninguna. He ido dando excusas porque no quiero venderlas, aunque de repente mi marido me dice "ojalá vendamos". ¿Sabes? La Madona de Valparaíso la querían comprar, pero me da pena que se desarme la serie. Ya me complica que La Madona de Chile esté en el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, aunque la mostraré ahora en la Casa de la Cultura de San Bernardo. La Madona de Chile es Michelle Bachelet, y ese cuadro tiene toda una historia. Ese cuadro es el único donde estoy yo, pero aparezco como una niña.

¿Por qué en ese cuadro?

Siempre defendí la idea de que la Madona de Chile no es un cuadro político. Es la primera mujer que asumió como Presidenta de la República -¡la primera mujer!-, y la primera que está sobre todo el resto de los chilenos. Por eso es que independiente del color político, ella es la Madona de Chile.

Pero, ¿por qué tú estás ahí?

Sentí que tenía que ser parte porque yo también soy chilena. Nunca me he hecho un autorretrato, entonces, me pinté y me instalé debajo de la Presidenta, como niña. Y como la Presidenta le daba tanta importancia a la paridad, traté que la pintura fuera representativa de nuestro país. Por eso aparece la última yagana, por los pueblos originarios, una niña con síndrome de Down, una niña pascuense, una con rasgos nortinos, un pescador y mi papá, entre otras personas. Lo último que agregué fue a un estudiante, porque era la época de la marcha de los pingüinos.

Cuando empezaste a pintar las obras de "De lo humano a la divino", ¿sabías que se trataba de otro proyecto?

Sabía que no podían ser madonas y debían tener un giro. Y pensé en la problemática de la mujer, porque es una cosa que tiene que ver conmigo, como mujer. Además, vuelvo al tema religioso y lo traigo a la realidad. Es seguir en lo mío.

¿Te sientes cómoda trabajando con motivos religiosos?

Lo que pasa es que en un principio fue así, pero después eso comenzó a tomar una identidad propia. Por eso le puse "De lo humano a lo divino", porque también se sale un poco de la divinidad. Los cuadros tienen nombres de obras religiosas, pero yo no les hice una aureola porque se trata de gente común y corriente. Por ejemplo, en "La Huida" aparece una mujer que ha sido golpeada y huye con sus hijos. El niño se ve decidido y va con un ojo en tinta, mientras la niña se ve tímida y temerosa porque también hay un maltrato psicológico. El marco es de imitación mármol y lleva los nombres de las mujeres muertas por femicidio. Además, puse zapatos rojos, símbolo de las mujeres que protestan porque cuando huyen, lo primero que pierden son sus zapatos. Al marco de la Presidenta le puse mensajes como los que le dejan a las animitas porque recién había asumido cuando la pinté, y todo el mundo quería que le solucionara los problemas.

¿Cómo te sientes con todo lo que has logrado?

Feliz. Después de 10 años siento que todo el camino recorrido ha valido la pena. Imagínate, sentir que no tienes nada y de repente lograr mucho. Eso me da ganas para seguir adelante. Y ahora estoy con clases acá, donde trato de captar por todos lados conocimientos para organizarlos y hacer las cosas bien y mejor.

La exposición "Madonas de El Bosque", de Soledad Espinoza, se inaugura este jueves 7 de mayo en la Casa de la Cultura de San Bernardo, ubicada en Avenida América 504. Con entrada liberada para todo público, la muestra se podrá visitar de lunes a sábado de 10:00 a 20:00 horas, hasta el próximo 14 de junio.