Concurso de patentamiento busca los mejores inventos creados en la "U"

Concurso de patentamiento busca los mejores inventos creados en la "U"
El concurso está abierto para patentar inventos, modelos de utilidad, variedades vegetales, circuitos integrados y diseños industriales.
El concurso está abierto para patentar inventos, modelos de utilidad, variedades vegetales, circuitos integrados y diseños industriales.
"Nuestro sistema de evaluación es muy académico y riguroso", explica Leonardo Reyes, coordinador de Investigación del Departamento de Investigación de la VID.
"Nuestro sistema de evaluación es muy académico y riguroso", explica Leonardo Reyes, coordinador de Investigación del Departamento de Investigación de la VID.
"Las patentes son básicamente una solución a un problema particular, un nuevo producto, un nuevo procedimiento", puntualiza el abogado Javier Ramírez.
"Las patentes son básicamente una solución a un problema particular, un nuevo producto, un nuevo procedimiento", puntualiza el abogado Javier Ramírez.

Hasta ahora, la mejor forma que tenía un científico de dar validez a los descubrimientos derivados de sus rigurosas investigaciones era publicando lo antes posible sus resultados en medios especializados. Y mientras más detalles de ellos entregara, mejor. Ahora, sin embargo, va tomando cuerpo una alternativa que, entre sus requisitos, implica precisamente lo contrario: guardar hasta el más mínimo detalle de los estudios durante un lapso de tiempo.

Se trata del patentamiento, un sistema que busca proteger las innovaciones y que, de paso, puede convertirse en algo redituable, tanto para el investigador como para la institución que representa. Eso significa que mientras la propiedad intelectual no esté totalmente protegida, no se puede difundir nada.

El patentamiento es una práctica poco difundida en Chile, y es precisamente eso lo que busca revertir la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo (VID) de nuestra Casa de Estudios, en conjunto con las universidades de Tarapacá, de Magallanes y de Valparaíso, a través de su convocatoria 2007 al "Concurso de Incentivo al Patentamiento para Proyectos del Sistema Educativo Superior Chileno".

Este es el segundo concurso de este tipo que organiza la Universidad de Chile. El primero se realizó en 2005, al alero del Programa Bicentenario de Ciencia y Tecnología de CONICYT y el Banco Mundial, y estuvo enfocado sólo a los investigadores de la Casa de Bello. Fue todo un éxito.

El año pasado nuevamente se llamó a las universidades a "desarrollar las bases de concursos de proyectos innovadores con alto potencial, en los cuales participen investigadores, profesionales, estudiantes, emprendedores e innovadores en general, que hayan identificado un problema técnico en una industria en particular y propongan una solución novedosa y patentable".

En la práctica, el Programa Bicentenario modificó algunos aspectos de la convocatoria. "Primero, pidió que durara dos años, y este es el segundo. También se pidió que se abriera lo más posible y, por lo tanto, la alternativa fue buscar otros socios universitarios. Lo hicimos. Nos asociamos con las universidades de Tarapacá, Magallanes y Valparaíso. Armamos este grupo de cuatro universidades más la Comisión Central de Propiedad Intelectual de la Universidad, y conseguimos agrupar las incubadoras de la universidad, que son cinco. Por lo tanto, desde el punto de vista de transferencia tecnológica, tenemos prácticamente toda la capacidad de la universidad para que alguien pueda darse de cuenta de si hay algo muy bueno y poder premiarlo, además somos los primeros que abrimos y nuestro sistema de evaluación es muy académico y riguroso", explica Leonardo Reyes, coordinador de Investigación del Departamento de Investigación de la VID.

Quienes participen en el concurso postulan a uno de los cuatro premios financiados por el Programa Bicentenario de hasta 25 millones de pesos para la protección de la innovación en Chile, Estados Unidos, la Unión Europea y otros países específicos; o uno de los dos premios Universidades, de hasta tres millones de pesos, para la protección de la innovación en Chile, financiado por las universidades organizadoras del concurso. Según las bases del concurso, estos últimos se entregarán preferentemente a propuestas vinculadas a las instituciones organizadoras o de las regiones a las que ellas pertenecen.

La disyuntiva de patentar o no patentar

Las innovaciones patentables que pueden ser financiadas en este concurso son: inventos, modelos de utilidad, variedades vegetales, circuitos integrados y diseños industriales. Respecto de quiénes pueden participar, Javier Ramírez, abogado de la VID y coordinador alterno del concurso, explica que, "en teoría, puede ser cualquier persona, pero siempre y cuando consiga el patrocinio de alguna universidad o incubador universitario. Ese es nuestro filtro".

La idea es que las creaciones o procedimientos patentados puedan, a la larga, transformarse en fuentes de transferencia tecnológica y, finalmente, en importantes fuentes de negocios.

Claro que para llegar hasta ese punto hay que superar varias etapas: hay que asegurarse de que efectivamente se trata de algo novedoso, que cumpla con los requisitos técnicos y de patentabilidad, y que pase la evaluación comercial, "porque hay inventos que son muy buenos, pero no son un buen negocio, y hay otros que son buenos negocios, pero no son patentables", recalca Ramírez. Este proceso incluye a evaluadores internacionales expertos en transferencia tecnológica.

-¿El concurso ha sido, efectivamente, un incentivo para que la gente patente?

-Yo creo que sí. Es  una señal de que esto es importante para la universidad y para el país. Y por otra parte, están los fondos. Si la idea es buena, nosotros los apoyamos. Porque hasta ahora, no había recursos para esto.

-¿El patentamiento incentiva la relación universidad-empresa?

-Sí. Podríamos dividir a las empresas en dos grupos. Las que no les interesa aplicar I&D o lo ven como algo muy lejano, que puede ser por ejemplo las representaciones comerciales de multinacionales, quienes si hay un problema de patentes o tecnológico lo consultan con su filial. Y las otras son las que incorporan en Chile I&D a sus negocios, por lo que cuando se negocia con ellos, tienen muy claro el potencial de negocio de una patente.. En este último caso, si se crea un vínculo en que la empresa externaliza los servicios de investigación y desarrollo.

-¿Qué incentivo económico representa patentar para los investigadores?

-La patente y todos sus derechos pertenecen a la Universidad, pero por reglamento interno ésta comparte los beneficios económicos, y al menos un tercio de las ganancias le corresponden al investigador. Puede ser hasta el 50%, en casos especiales.

-Ser dueño de sólo el 30 por ciento de una patente que corresponde a un invento propio puede no ser muy atractivo para algunos. Por otra parte, entre ganar el 30% y no ganar nada de lo que un invento pueda producir, y sin tener que encargarse de los trámites, sí podría ser una alternativa interesante para un investigador. ¿Por qué, entonces, se patenta poco en Chile?

-Es un problema de incentivos al interior de la universidad. No tienen un incentivo para dedicarse a la investigación aplicada y patentar. Ahora a los académicos se les evalúa básicamente por cantidad de publicaciones indexadas, y si tiene patentes eso no vale mucho. Se está cambiando de a poco, pero todavía no es algo normado ni muy fuerte. Algunos sectores de la universidad lo ven como "poco académico". Las patentes son básicamente una solución a un problema particular, un nuevo producto, un nuevo procedimiento.

A pesar de que hay experiencias exitosas (ver nota aparte) "todavía hay gente que no entiende bien de qué se trata esto de patentar -dice Leonardo Reyes- que lo ve como algo muy difícil o, por otro lado, siente que tiene una idea brillante pero no lo es tanto. Nosotros estamos enseñando las reglas del juego y armando actividades de difusión".

Ramírez aclara que realizar todos los engorrosos trámites (de los que se encarga la Universidad) y patentar, no es sinónimo de ganancias garantizadas. "En la historia de la Universidad de Chile había quince patentes. En el último concurso tuvimos quince postulantes, quince eventuales nuevas patentes. Sin embargo, la experiencia en el mundo dice que de cien patentes, una es exitosa, y una en mil es un buen negocio", dice Leonardo Reyes.

Tampoco significa que quien obtenga los fondos del concurso tenga prácticamente corrida la carrera por el patentamiento. Con ese dinero alcanza para los trámites iniciales, que son bastante caros. Y además hay que hacerlos en cada país donde se pretenda proteger la propiedad intelectual del invento. Pero si se trata de una creación que realmente tiene potencial económico, al poco tiempo debería generar los recursos para autofinanciar su protección, ya sea a través de su licenciamiento o venta, y, si todo va bien, generar algún tipo de ganancia.

Y, por último, recalca Ramírez, siempre se puede "patentar y después publicar, sin perjuicio de que la patente es una forma de publicación. Es una fuente de información bibliográfica científica que no se usa mucho ahora, pero debería, porque hay un montón de cosas que se han publicado ahí".