“Hay que revisitar la historia nuevamente (…) Hay lecciones que sacar para el mundo de hoy porque de la misma manera que 100 años atrás, hay una gran tentación de parte de la elite de justificar cualquier tipo de desigualdad en la base de consideraciones de crecimiento”, señaló el economista francés y director de la École des Hautes Études en Sciences Sociales, Thomas Piketty, en una charla magistral dictada en el Salón de Honor de la Casa Central de la Universidad de Chile.
Así planteaba una de las causas de su interés por investigar el tema de la desigualdad desde un punto de vista histórico de la economía, trabajo que dio sentido a su libro “El capital en el siglo XXI”, que ha despertado interés entre la comunidad académica y la opinión pública, reponiendo el debate sobre esta materia.
La charla magistral fue antecedida por la entrega de la Medalla Rectoral de la Universidad de Chile de manos del Rector Ennio Vivaldi. a Thomas Piketty. La actividad, organizada por la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones, contó con la presencia de las Vicerrectoras Faride Zeran y Rosa Devés, el Vicerrector Juan Cortés y el ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Andrés Gómez Lobo.
En sus palabras el profesor Piketty se refirió a tres puntos centrales: desigualdad extrema y crecimiento, rol y desarrollo del Estado social, y equidad de género y el crecimiento de la población.
El profesor Piketty habló de la experiencia europea donde “las políticas fiscales y sociales finalmente fueron aceptadas por la elite”, bajando la desigualdad con posterioridad a la década del 50. “Esto llevó a un aumento de la movilidad y que nuevos grupos de la sociedad tuvieran acceso a habilidades y a responsabilidades económicas”. Aludió también la experiencia de los países desarrollados donde se aplicó un enfoque de “Estado social, que es un concepto más amplio que el de Estado de bienestar porque incluye educación” y otras dimensiones, que tuvieron resultados en equiparar la desigualdad. Esto, en contraposición al argumento “según la cual un Estado de tamaño mínimo es la esencia del crecimiento y el desarrollo”.
El Rector Vivaldi vinculó el tema de la desigualdad con los recientes resultados de la PSU y la consiguiente “concentración de oportunidades de ingresar a la universidad en Chile”. Respecto a las diferencias de los resultados de los estudiantes según su colegio de origen, “lo único que podemos concluir de estas cifras es la profunda vergüenza que debería darnos como país de negarle a la inmensa mayoría de los chilenos la posibilidad de entrar a la universidad, esa es la única conclusión que una persona con un mínimo sentido de la ética puede hacer”, planteó.
Respecto a la obra de Thomas Piketty señaló que “abre infinitas esperanzas y una oportunidad de reaccionar en concreto”.
Rol de la Academia y situación en Chile
Uno de los presentadores de la charla del profesor Piketty fue Ricardo Ffrench-Davis, académico de la Facultad de Economía y Negocios y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, 2005. En su intervención señaló que en el ámbito académico “estos temas se discuten demasiado poco”.
“Tenemos que hacer una reorientación de la investigación en nuestras universidades. La academia debe contribuir a la transformación social. Menos artículos en las revistas ISI y más artículos que contribuyan a mejorar las políticas”, sentenció.
En tanto el Ministro de Hacienda, Alberto Arenas relevó que el libro y las investigaciones del profesor Piketty hayan contribuido a reposicionar el debate respecto a la desigualdad económica, ya que estas y “sus causas son un tópico inherente al análisis de los sistemas económicos”.
“Soy un convencido que la distribución del ingreso vigoriza el crecimiento a mediano y largo plazo; enfrentar la desigualdad es un activo para el desarrollo sustentable de Chile”, dijo, aludiendo a la reforma tributaria, aprobada el 2014, que va en concordancia a lo planteado por Piketty respecto a que los impuestos tienen un rol en la corrección de las desigualdades.
El valor agregado de la obra, dijo “está en que nos llama a hacer el balance no sólo con los números, sino también con los efectos en las personas, a humanizar el impacto de los modelos teóricos”.