La reciente denuncia contra la Facultad de Medicina de nuestra Universidad ante el Instituto de Salud Pública nos ha conmocionado por varios motivos. Resulta insólito que se califique una actividad estrictamente informativa sobre el uso de un medicamento como un acto de infracción del código sanitario. En una Facultad de Medicina son muchas las prescripciones de medicamentos que son tratadas en las salas de aulas, medicamentos que pueden no estar disponibles en el país, cuyas indicaciones y uso igualmente deben ser enseñados a los y las profesionales en formación.
En el caso del Misoprostol se trata de información que no solo es de dominio público, sino que las indicaciones para la utilización de este fármaco para un aborto seguro se encuentran disponibles en la Federación Internacional de Obstetricia y Ginecología y la página de la Organización Mundial de la Salud. La ilegalidad del aborto en Chile de manera alguna podría censurar la entrega de conocimiento a profesionales de la salud sobre el uso correcto de un procedimiento que se lleva a cabo en el mundo entero para disminuir los riesgos de daño y muerte por aborto.
El aborto y las políticas para su regulación en Chile son materia de discusión actual en el ejecutivo, en el legislativo, en universidades, en partidos políticos, en organizaciones, en la comunidad y en los hogares. Es evidente que para los y las estudiantes y futuros profesionales a cargo de la salud de la población ésta es una materia imprescindible de conocer. En una universidad laica y pluralista como la nuestra los espacios de información y discusión deben estar abiertos con esa perspectiva.
Lo que sí debe preocuparnos es hasta qué punto la existencia de restricciones para el aborto en nuestro país nos ha impedido abordar este tema en nuestras mallas curriculares. El aborto seguro tiene indicaciones y procedimientos técnicos que nuestros profesionales deben manejar con una base científica actualizada e informada.
Incluso en países donde el aborto ha sido ilegal hasta hace algunos años, como Uruguay, la entrega de información sobre el uso de Misoprostol ha sido una estrategia utilizada por los servicios de salud para disminuir el daño y la pérdida de vida de mujeres que recurrían al aborto en la clandestinidad. Hoy ese programa, denominado "Modelo Uruguayo de Reducción de Riesgos y Daños del Aborto Inseguro", es calificado por la Organización Panamericana de la Salud como una buena práctica.
Por ello no debe asustarnos que los y las estudiantes se informen. No puede asumirse como un delito o infracción que organicen espacios para hacerlo. Especialmente en temas en los que el país entero se encuentra debatiendo.
Miles de mujeres recurren y seguirán recurriendo clandestinamente al aborto farmacológico en nuestro país, poniendo en riesgo su salud y su vida. La entrega de información correcta y oportuna puede, así lo muestra la evidencia, prevenir muerte y secuelas en mujeres que han tomado la decisión de abortar.
Como ya ha sido señalado por la Escuela de Salud Pública "la Universidad de Chile es una universidad pública y laica, donde coexisten todas las filosofías, creencias y religiones. Sus estudiantes son respetados en el contexto más amplio posible del conocimiento. El Taller de información sobre el Misoprostol está en ese contexto. Ser Universidad implica la universalidad del conocimiento. Todo lo contrario a la restricción del pensamiento y conocimientos, que nos llevaría al desastre que conocimos en décadas no muy lejanas".