En el marco de la investigación "Heterogeneidades discursivas en la literatura chilena"

Conversatorio con Cecilia Vicuña: "Tras la Tribu No"

Conversatorio con Cecilia Vicuña: "Tras la Tribu No"
El encuentro se desarrolló en el Espacio Estravagario de la Fundación Neruda.
El encuentro se desarrolló en el Espacio Estravagario de la Fundación Neruda.
La cita se enmarca en el proyecto "Heterogeneidades discursivas en la literatura chilena" de la investigadora Zenaida Suárez y patrocinado por la Dra. Salomone de la Facultad Filosofía y Humanidades.
La cita se enmarca en el proyecto "Heterogeneidades discursivas en la literatura chilena" de la investigadora Zenaida Suárez y patrocinado por la Dra. Salomone de la Facultad Filosofía y Humanidades.
Alejandra Araya, directora del Archivo Central Andrés Bello.
Alejandra Araya, directora del Archivo Central Andrés Bello.
El conversatorio cerró con una lectura de la poeta Cecilia Vicuña.
El conversatorio cerró con una lectura de la poeta Cecilia Vicuña.

No había sillas ni lugares vacíos. El Espacio Estravagario de la Fundación Neruda estaba dominado por un ambiente íntimo y de expectación, entre viejas amistades y asiduos y nuevos admiradores de Cecilia Vicuña y su obra. Las miradas estaban dirigidas a la mesa de mantel azul, la misma que minutos antes Vicuña había decorado con un improvisado arreglo de flores silvestres recolectadas camino al encuentro. El mobiliario separaba a la artista de los asistentes, que esta vez venían a escuchar sobre Cecilia Vicuña y la Tribu No, el mítico grupo poético de la década de los ‘60. “Para mí, que nos reunamos acá para hablar de la Tribu No es como una cosa muy insólita, porque la verdad es que la Tribu No no es para nada lo que se ha imaginado que es, y eso es lo que me parece más fascinante de todo”, comenzó diciendo Vicuña.

Marginal y controversial, podrían ser palabras para describir a la Tribu No, el colectivo poético integrado por Cecilia Vicuña, Claudio Bertoni, Sonia Jara, Francisco Rivera, Coca Roccatagliata y Marcelo Charlín. Un grupo de amigos artistas y poetas, cuyo trabajo se inscribió en una tradición distinta e irreverente a la época. "No colonizada” como diría su gestora, Cecilia Vicuña.

La artista y poeta estuvo acompañada por las académicas Zenaida Suárez Mayor, Doctora en Literatura y Teoría de la Literatura y investigadora CONICYT-FONDECYT Postdoctoral en el Departamento de Literatura de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, y Magda Sepúlveda, Doctora en Literatura de la Universidad de Chile, quienes se encargaron de llevar el diálogo y las preguntas. La conversación transitó por distintos pasajes de los inicios de la Tribu No y las distintas obras que se mezclan con la figura individual de Cecilia Vicuña y el grupo poético.

Una no tribu y un no manifiesto

La escritura del “No manifiesto de la Tribu No”, en un comienzo titulado “No manifiesto clandestino”, y la confección de unos pequeños carnés de cartulina azul en forma de corazón -por el corazón azul de los poetas románticos-, fue el primer recuerdo que compartió Vicuña con los asistentes. “La palabra Tribu No todavía no existía en mi imaginación ni en la imaginación de nadie. Cuando terminé el manifiesto –un 22 de septiembre de 196,7 en la pieza de una adolescente Vicuña-, dije ‘ah, chucha, esto sí que es increíble’. Entonces ahora que ya tengo este manifiesto, ahora necesitamos una Tribu No”.

Ni el manifiesto ni los carné fueron considerados por el grupo, contó Vicuña, marcando un precedente de cómo sería la dinámica y el trabajo conjunto de la Tribu No. “No le dieron bola ni al concepto, ni al manifiesto, ni a nada. Entonces yo dije que eso era perfecto. Porque entonces era verdad que nosotros éramos una no tribu, y éramos una no tribu que no era nada. Entonces el efecto maravilloso es que nosotros nunca, ninguno, hizo el más mínimo esfuerzo para que esto se diera a conocer de alguna forma. ¿Y por qué estamos todos reunidos a considerar la existencia de algo que no era nada? Esa es la verdadera realidad poética”.

“Muchas de las cosas que se conocen como obras de la Tribu No, en realidad eran obras que yo hacía por mi cuenta”, relató la artista, quien también describió como “obras increíbles” a aquellas que realizaron en conjunto. “Deliciosas criaturas perfumadas”, la antología de la Tribu No, corresponde a una de estas últimas. “Cincuenta copias publicadas con la tecnología del mimeógrafo que fueron guardadas y que nadie las repartió, que nadie se las regaló a nadie, de las que nadie se enteró”.

Otro de los trabajos en conjunto de este grupo de artistas y poetas fue "Los hijos deben enseñarle a los padres", texto de protesta con el que irrumpieron en 1969 en el Encuentro Latinoamericano de Escritores organizado por la SECH. “Éramos unos atrevidos, unos ignorantes. Pero yo leo ese manifiesto y lo firmaría otra vez”, cuenta Vicuña respecto al texto crítico del “mercadeo de la literatura”.

Cecilia Vicuña describió la estética y filosofía de la Tribu como “una especie de sensibilidad estética, poética, ética, completamente revolucionaria y completamente no patriarcal, como ahora se teoriza que debería ser, pero nosotros ya éramos. Nosotros éramos como los hongos que habían brotado en esa realidad excepcional chilena”, describe Cecilia Vicuña.

El reconocimiento a Vicuña

Ya caminando entre las y los asistentes al encuentro, y acompañada de su madre, Cecilia Vicuña se refirió a este momento de paso por Chile, marcado por reconocimientos a su obra y figura como artista nacional. “Chile siempre ha sido tremendamente reacio a reconocer la creatividad de las mujeres. Es como un odio secreto y abierto a la misma vez. Esa violencia soterrada de suprimir a las mujeres. Entonces siento que es un momento maravilloso, hay un despertar, claramente un espíritu diferente de las nuevas generaciones. Las jóvenes estudiantes y líderes juveniles son las que han cambiado a este país, y eso me hace profundamente feliz”, afirmó.

Respecto a qué la inspira actualmente, Vicuña contestó: “creo que estamos en un momento crítico de la historia de la humanidad, donde despertamos a amar esta tierra o se acaba la tierra. Y tanto yo como un ejército de artistas en este momento están en una transformación de la consciencia y de la acción del arte, como fuerza transformadora. Hasta los museos, es decir todo el mundo, está pegándose un giro, porque todo el mundo siente que es ahora o nunca. En cinco años más va a ser demasiado tarde”.

Alejandra Araya, directora del Archivo Central Andrés Bello y gestora de la invitación que la Sala Museo Gabriela Mistral, dependiente de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones, le extendió, se refirió a ella como “el reconocimiento a una artista que definitivamente tiene que tener un lugar en la historia de la cultura chilena, que para las mujeres es un referente muy significativo y que las nuevas generaciones deben conocer”.

En esa línea, también se ubica el trabajo de Victoria Ramírez y Morin Ortiz, directoras de “Todos los ríos dan a la mar”, el corto documental que recoge el viaje por el río Mapocho de la poeta en su visita a Chile, su país de origen. La cinta de las egresadas de Periodismo de la Casa de Bello será presentada en lo que será su avant premiere, el 23 de agosto en la Casa Central de la Universidad de Chile, en el marco del ciclo de cine de la Sala Sazié. La actividad se desarrollará posterior a la performance Patipelaos que realizará Ceciclia Vicuña también en la sede principal de la Universidad, y que evoca el funeral a Gabriela Mistral en 1957.