Académica Laura Gallardo, sobre el cambio climático:

"Como comunidad científica tenemos que ser capaces de llegar con un mensaje que no esté en sánscrito"

"Tenemos llegar con un mensaje que no esté escrito en sánscrito"
La profesora Laura Gallardo se encuentra trabajando junto a un equipo multinacional de científicos en la preparación del sexto informe del "Panel Intergubernamental de Cambio Climático" (IPCC).
La profesora Laura Gallardo se encuentra trabajando junto a un equipo multinacional de científicos en la preparación del sexto informe del "Panel Intergubernamental de Cambio Climático" (IPCC).
Los expertos del IPCC han alertado sobre la necesidad de generar cambios importantes, con el fin de que no se supere en los próximos años un calentamiento de 1.5°C respecto del período pre-industrial.
Los expertos del IPCC han alertado sobre la necesidad de generar cambios importantes, con el fin de que no se supere en los próximos años un calentamiento de 1.5°C respecto del período pre-industrial.
El diálogo entre el mundo científico y los tomadores de decisiones es clave, según la profesora Gallardo, para enfrentar los desafíos que plantea el cambio climático.
El diálogo entre el mundo científico y los tomadores de decisiones es clave, según la profesora Gallardo, para enfrentar los desafíos que plantea el cambio climático.

Un equipo multinacional de científicos se encuentra trabajando en la preparación del sexto informe del "Panel Intergubernamental de Cambio Climático" (IPCC), instancia de alto nivel en el que participan tres investigadoras del CR2 de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la  U. de Chile: la profesora Laura Gallardo (directora de este centro), Maisa Rojas y Paulina Aldunce.

La profesora Gallardo trabajará en el capítulo 6 volumen 1 de este documento, que se presentará el año 2022 y que se refiere específicamente a los aspectos físicos del cambio climático. El desarrollo del sexto informe (IE6) toma más relevancia luego de la publicación del informe del IPCC sobre la factibilidad de no sobrepasar un calentamiento de 1.5°C respecto del período pre-industrial, cuestión lleva a la necesidad de generar cambios de gran alcance y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad con el fin de que el calentamiento global no alcance los 2 °C, como podría suceder. 

"A mi me va a tocar participar en el capítulo referido a los aspectos físicos del sistema climático y que en este caso aborda lo que se llaman forzantes climáticos de vida media corta, en particular carbono negro u hollín, ozono, metano e hidroflurocarbonos, que son las sustancias que han ido reemplazando los freones pero que son muy activos como gases de efecto invernadero", señala la profesora Gallardo.

La presencia de estos forzantes ha contribuido al cambio climático, pero no hay mucha información clara al respecto. Partamos por lo básico ¿dónde podemos encontrar este tipo de forzantes?

Están presentes por doquier, el carbono negro (o tizne u hollín) aparece en cualquier combustión incompleta, por ejemplo, en vehículos diésel. Cualquier persona que viva en la zona centro sur de Chile ha experimentado hollín. Por otra parte, el ozono lo encontramos en altas cantidades en días soleados y en presencia de óxidos de nitrógeno e hidrocarburos, típicamente en ciudades y viento abajo de ellas. Tiene un efecto irritante tanto de la piel, los ojos pero también del sistema respiratorio y es un eficaz gas de efecto invernadero

El metano es gas natural, una parte importante de la población lo usa para prender la cocina todos los días. Hay también taxis que funcionan con gas natural comprimido. Los hidrofluorocarbonos o HFC no solo los encontramos en aerosoles o desodorantes, también es usado como aislante y en sistemas de refrigeración

¿Cómo afectan estos forzantes a la vida de las personas?

Estos elementos tienen un componente cotidiano, particularmente el ozono y el carbono negro, que están presentes en ciudades con problemas de contaminación. Y eso es una de las oportunidades que se abren, pues si uno hace adecuadamente la descontaminación de las ciudades, uno puede lograr disminuir el impacto de estos contaminantes que tienen este efecto dual. Por una parte afectan la salud de las personas y los ecosistemas, pero por otra también tienen un efecto sobre el clima regional en particular, pues son capaces de absorber radiación. El ozono es un gas de efecto invernadero muy eficiente y por otra parte el hollín o el carbono negro también tiene un impacto de absorción de energía, que le da un efecto de calentamiento al sistema climático.

Si bien son elementos que encontramos en la vida cotidiana, no tenemos consciencia de estar viviendo en contacto todos estos elementos, ¿cómo toma ustedes el desafío de bajar toda esta información a los tomadores de decisiones, buscando que se definan acciones para abordar el cambio climático?

El IPCC tiene dos grandes desafíos. El primer desafío se refiere a ser un resumen de lo que entendemos que está afectando a los forzantes climáticos de vida media corta, qué es lo que sabemos y no sabemos, cuánto hay, cuál es el impacto, etc. Y eso se basa sobre una revisión exhaustiva de la literatura. Es un resumen que pone la evidencia a favor de ciertos planteamientos y la evidencia en contra. Todo esto desde una perspectiva de la literatura científica, que ahora vuelve a ser revisada, condensada, resumida y ponderada por nosotros. Una vez que están listos estos capítulos, se escribe lo que se llama un resumen para tomadores de decisión. En ese resumen es donde se ponen aquellos mensajes más relevantes, de forma cuidadosa, de manera que sean comprensibles. 

En este caso se hace un análisis a un nivel superior, que captura de diferentes artículos los distintos planteamientos, los sopesa y además trata de escribir de una manera que sea nítida, transparente, clara, fundamentada y a cada uno de esos planteamientos se les hace una ponderación de confianza desde la perspectiva científica.

El resumen ejecutivo para tomadores de decisión es un texto que es revisado primero por científicos y científicas, luego pasa por un panel donde están los representantes de los gobiernos y es revisado línea por línea, por lo tanto lo que queda ahí es el consenso científico pero visado por los gobiernos y en esa reunión normalmente desde Chile hay un representante, que es el que financia las Naciones Unidas. Podríamos ser más, para tener una voz más sólida.

Vemos esta realidad a nivel global pero, ¿cómo lo ves reflejado a nivel local? ¿Se genera esta relación positiva entre ciencia y tomadores de decisión o todavía hay trabajo por realizar?

Yo creo que hay que partir con que el IPCC se creó hace 30 años y que sin duda ha hecho aportes a la discusión. Los mensajes que provienen del IPCC son cada vez más claros con respecto de la influencia humana sobre el sistema climático. Esto ha tenido una influencia enorme en la toma de decisiones: a escala global lo más evidente es el Acuerdo de París.

Ciertamente a nivel local también se dan otras instancias que van más allá del IPCC, en que hay un cierto diálogo y una discusión. Creo que ha habido buenos ejemplos, como la discusión de Energía 2050 o algunas cosas que hemos hecho con la Megasequía o lo que estamos empezando a hacer con el Antropoceno. Pero todavía falta ese diálogo, falta escucharnos más y eso tiene dos componentes: por una parte que nosotros como comunidad científica tenemos que ser capaces de llegar con un mensaje que no esté en sánscrito y por otro lado, oídos disponibles para escuchar la evidencia, para tomar mejores decisiones y yo creo que en ambos grupos está esa búsqueda de diálogo.

Me gustaría que abordaremos el tema de la diversidad dentro del IPCC, sobre todo después que se revelara que un tercio de las personas que participan en el IPCC son mujeres, ¿cómo valoras estos datos?

Si uno cuenta el número de artículos científicos, básicamente el 95-98 por ciento de la ciencia se hace en países del hemisferio norte, con proporciones muy disminuidas respecto a la escala global en América del Sur, o en África. Esto también se traduce en términos del IPCC, la mayor parte de los autores son europeos o norteamericanos o canadienses o asiáticos, pero muy poco, en números será el 5 por ciento o el 7 por ciento de investigadores e investigadoras provienen de nuestro continente, de América del Sur y dentro de nuestro continente la participación de mujeres es relativamente baja o ha sido relativamente baja respecto de los números globales.

De todas formas, ha habido una preocupación del IPCC por incorporar más mujeres y desde un inicio por incluir las visiones de los expertos de todo el mundo. De hecho, todavía es así, no es el gobierno de Chile que paga nuestros pasajes si no que las Naciones Unidas paga la participación de los científicos chilenos en el panel, lo que no va muy de acuerdo ni a nuestra participación en la OCDE ni a nuestra participación en términos de producto interno bruto per capita, estamos más o menos en 25 mil dólares por cabeza y sin embargo todavía esperamos que las Naciones Unidas pague nuestros pasajes. Esto habla de alguna manera de cómo se financia la ciencia en Chile, que todavía es el 0.4 por ciento del PIB.

En sus 30 años de funcionamiento el IPCC ha tenido una voluntad y un interés creciente por ingresar visiones distintas, buscando lograr ser una visión de consenso del mundo y como buena visión de consenso tiene que incorporar todas las miradas, incluyendo las visiones de las personas que provienen de países exóticos como Chile o como Burkina Faso, pero también tiene que haber miradas diferentes, considerando que un poco más del 50 por ciento de la humanidad son mujeres hay que incluir también esas perspectivas.

¿Cuál crees que sería el desafío para lograr tener esa representatividad dentro del IPCC, no tan solo de mujeres si no también de las regiones que se ven disminuidas?

Creo que desde la comunidad científica probablemente se requiere más generosidad, este trabajo es todo un honor y una gran experiencia de aprendizaje, pero no reditúa demasiado en términos de indicadores de publicaciones, porque son varios años de trabajo, es muy intenso, en que por supuesto uno no tiene que andar citándose sola o solo.

Requerimos tener la voluntad de nuestros científicos y científicas para participar en esto de manera más activa, también se requiere una voluntad institucional, en el sentido de que nuestro aparato del Estado también se preocupe de apoyar esto y tener una voz más fuerte en estas instancias, que son el antecedente de la negociación, y no solo llegar con una delegación importante a la hora de generar los acuerdos, si no que en los pasos previos y eso requiere, por ejemplo, que no solo sea una persona la que va a revisar los documentos del IPCC y que recursos chilenos se pongan a disposición de esto. En otros países las delegaciones que van a la revisión del IPCC y al resumen de tomadores de decisión son numerosas. Si uno ve China son 20 o 30 personas las que van, Brasil va con mucha más pero Chile va normalmente una persona. Yo creo que nos falta darle la importancia que merece a la participación en este panel.

Finalmente, pasando al ámbito local, como directora del CR2 y también como académica de la U. de Chile, ¿qué significa para usted ser parte del IPCC? Entendiendo que hay una elección entre pares y una validación para ser parte.

Tiene una connotación emocional importante para mí, porque yo estudié en la Universidad de Estocolmo, en el Departamento de Meteorología y el socio fundador del IPCC era el profesor Bert Bolin, con quien tuve clases y muchos de mis profesores eran partícipes desde el inicio de ésto, y, por lo tanto, participar ahora desde Chile es parte de mi acervo cultural como científica, eso en lo personal.

Como Centro es un orgullo tener tres representantes del IPCC, eso habla por una parte de la voluntad de nuestros investigadores e investigadoras de participar en estas instancias y de ser generosos y generosas con el conocimiento. Por otra parte habla bien de la calidad de nuestros investigadores, porque esto es una cuestión a la que uno se postula pero es revisada por pares, o sea no cualquiera puede ir. Hay que tener un nivel de competencia para poder participar en la discusión y yo creo que habla bien de nosotros tener dos autores líderes, como se llama en la nomenclatura del IPCC y una autora coordinadora como es el caso de Maisa Rojas.