Reflexiones sobre la Contingencia Actual desde las Ciencias Sociales

El saqueo del COMPIN: de la manifestación individual a la protesta social

El saqueo del COMPIN: de la manifestación individual a la protesta

El estallido social iniciado el 18 de octubre evidencia el malestar e indignación por las consecuencias del modelo neoliberal instalado en dictadura y profundizado en democracia. La gran mayoría de las manifestaciones ha sido pacífica. Para muchos, un signo de esperanza de que es posible instalar cambios estructurales que mejoren las condiciones de vida de millones de familias del país. Una parte minoritaria de las manifestaciones, sin embargo, ha consistido en acciones de violencia contra bienes públicos y propiedad privada. La quema de varias estaciones del Metro de Santiago, saqueos, destrucción de mobiliario público, y otras acciones, han empañado este movimiento. Entre las últimas acciones está el saqueo de las oficinas de la Comisión Preventiva e Invalidez, más conocida como el COMPIN, en Santiago Centro.

El impacto del ataque al COMPIN fue mayor. Se trataba de nuevas instalaciones, inauguradas por el Presidente Piñera en septiembre recién pasado. ¿Por qué saquear una oficina pública dedicada a un servicio tan importante como es certificar el estado de salud/enfermedad de los trabajadores y con ello permitir su acceso a licencias médicas y otros beneficios asistenciales o previsionales?

Lo más probable es que nunca sabremos si las nuevas oficinas del COMPIN fueron un objetivo seleccionado con premeditación, o se erigieron en el momento como un blanco fácil. Lo que sí sabemos es que no es la primera vez que el COMPIN ha sido objeto de protesta. El 5 de junio de este año, Miguel Ramírez activó un extintor en las antiguas oficinas del COMPIN de Santiago Centro, que obligó a una evacuación de emergencia. El hombre, de 36 años y en silla de ruedas, manifestaba de esa forma su furia por llevar seis meses esperando que le pagaran su licencia médica. Este caso no fue el único. El 14 de junio, otro hombre, de 65 años, se auto infringió heridas en sus brazos con un arma blanca, por lo que tuvo que ser traslado a la Posta Central. Era su forma de protestar por 10 meses de licencias impagas. Días más tarde, el 21 de junio, una mujer amenazó con desnudarse si no le pagaban los siete meses de licencias médicas que se le adeudaban.

Esas tres acciones de protesta, ocurridas en menos de un mes, sorprendieron por lo inusual de los métodos y lo concentradas en el tiempo. El gobierno anunció un plan para agilizar el pago de las licencias médicas pendientes. Por su parte, la Cámara de Diputados creó una Comisión Investigadora que analizaría la “crisis del COMPIN”. Al respecto, el presidente de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, Ricardo Celis, señaló que “Chile va a tener que agradecer al señor del extintor, y nosotros como parlamentarios debemos hacer un mea culpa por nuestra inacción fiscalizadora, al igual que el Estado, por el funcionamiento de la COMPIN”.

La acción del “señor del extintor”, tan agradecida por este parlamentario, sólo expresó la impotencia que han sentido miles de trabajadores desprotegidos por un sistema que precariza su vida ante cualquier evento de enfermedad. Otra manifestación de que el derecho a la salud, como el resto de los derechos sociales, es inexistente en Chile.

Desde 1996, el PUND Chile ha observado la sociedad chilena, desde una visión que focaliza el estudio de la subjetividad y la experiencia de la vida cotidiana. En un recorrido sobre los informes producidos desde entonces, el PNUD señala que el Informe del 2002 destacó la paradoja de lo que llamó la “individualización asocial”, para aludir a la inexistencia de soportes sociales que permitieran la autorrealización individual: “mientras, por un lado, la sociedad estimula cada vez más a los individuos a construir sus propios proyectos de vida, por el otro el entorno diario limita su capacidad para la realización individual que la misma sociedad proclama” (PNUD 2017, p. 22).

Las manifestaciones de la individualización asocial aparecieron en los sucesivos informes, mostrando la desconexión entre individuo y sociedad. El informe del 2015 concluyó que la consecuencia de esta paradoja es sobre todo política, pues los individuos consideran que su vida se debe a sus propios méritos y esfuerzo, y no visualizan el papel que en ello ha tenido la sociedad y la política. Por lo tanto, concluyó el PNUD “el carácter de la individualización en la sociedad chilena niega el rol de la sociedad y obstaculiza el despliegue de lo político. Un individuo que no reconoce el rol de la sociedad en sus proyectos de vida, será difícilmente convocado desde una apelación a lo colectivo: ¿para qué construir proyectos comunes cuando el único referente de sentido es lo que me pasa a mí?” (p.23). Generar las condiciones para que las personas establecieran un vínculo entre sus vidas y la sociedad en la que viven, se erigía para el PNUD en una “tarea cultural ineludible” (p.33) para repensar el Chile del futuro.

No es extraño que, en el marco de la “individualización asocial”, ciudadanos solitarios como el “señor del extintor” quisieran mostrar su impotencia frente a una situación que les resultaba intolerable. Se trató de una manifestación desesperada, un “día de furia”, el último recurso que encontraron frente a la aflicción cotidiana. Manifestaciones o síntomas individuales de rebeldía contra la institucionalidad, que antecedieron al clamor colectivo que hoy se alza en contra la precarización de la vida, y demanda cambios estructurales que permitan condiciones de justicia en nuestro país.

Está por verse si esto significa la superación del paradigma de la “individualización asocial”, o la profundización de un proceso ya iniciado en que han emergido otros soportes sociales u otros referentes como detonantes, entre ellos la corrupción, cuyos hitos serán reconstruidos. Lo que resulta claro, por ahora, es que la experiencia que se está desarrollando en estos días en los cabildos ciudadanos, como también la redacción de una nueva Constitución, mediante una Asamblea Constituyente con una efectiva representación y participación ciudadana, contribuirán a que los habitantes de este país visualicen con mayor claridad los vínculos entre su biografía y la sociedad en la que vivimos.

Referencias
PNUD (2017) Chile en 20 años. Un recorrido a través de los Informes de Desarrollo Humano. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en Chile. Santiago.