Estudio

Termómetro Social U. de Chile: Mientras la salud mental tambalea, los funcionarios de la salud son altamente confiables

Termómetro Social: preocupación de chilenos por salud mental y COVID19
Fabián Duarte, director del Núcleo Milenio en Desarrollo Social, y Lorena Flores, directora ejecutiva del Centro de Microdatos de la U. de Chile.
Fabián Duarte, director del Núcleo Milenio en Desarrollo Social, y Lorena Flores, directora ejecutiva del Centro de Microdatos de la U. de Chile.
El 28 por ciento de las y los encuestados declara trabajar de forma remota.
El 28 por ciento de las y los encuestados declara trabajar de forma remota.
Tres cuartos creen que la reacción de las autoridades es insuficiente.
Tres cuartos creen que la reacción de las autoridades es insuficiente.
Las emociones predominantes de los encuestados son rabia y miedo.
Las emociones predominantes de los encuestados son rabia y miedo.
La mayoría rechaza el regreso a clases y la reapertura de centros comerciales.
La mayoría rechaza el regreso a clases y la reapertura de centros comerciales.
Casi la mitad de las personas teme enfrentar falta de ingresos por la cuarentena.
Casi la mitad de las personas teme enfrentar falta de ingresos por la cuarentena.

Esta edición del estudio Termómetro Social (TS), elaborado por la Universidad de Chile, se levantó poco antes de que se cumplieran 100 días de las primeras medidas para enfrentar la pandemia. Como arroja este análisis, en el 95,9 por ciento de los hogares no había personas diagnosticadas con COVID-19, en el 3,8 por ciento sí había casos. Sin embargo, el 25,7 por ciento de los entrevistados manifestó que durante las dos semanas previas algún habitante del hogar ha sentido dos, tres, cuatro o cinco síntomas asociados al virus.

Asimismo, a medida que pasan los días, indican los datos, aumenta la preocupación por la salud mental. Al hablar sobre percepciones de salud en un año normal, el 86,4 por ciento de los entrevistados describe que este ámbito era excelente o buena, versus el 13,6 por ciento que la calificaba como mala. No obstante, al enfocarse en el momento actual, casi la mitad (49,8 por ciento) afirma que su estado de ánimo es peor o mucho peor que antes. Poco más de un tercio (35,5 por ciento) no percibe diferencias, pero un 14,5 por ciento dice sentirse mejor o mucho mejor que antes. Las diferencias por género son evidentes: un 55,6 por ciento de las mujeres se sienten peor, comparado con el 42,8 por ciento de los hombres.

El TS consultó por molestias experimentadas en las últimas dos semanas. El 21,8 por ciento de las personas sostiene que tiene problemas asociados al sueño casi todos los días; mientras que a quienes ello ocurre más de la mitad de los días o algunos días suman 36,5 por ciento. El nerviosismo y ansiedad son las molestias con mayor prevalencia: el 42,6 por ciento la siente algunos días, el 9,1 por ciento más de la mitad de los días y el 12,8 por ciento casi todos los días. Estar preocupado, bajoneado, irritable son sensaciones presentes en mayor medida en casi dos tercios de la población. Nuevamente, las mujeres son las más afectadas.

La cuarentena ha sido larga y el TS arroja que las emociones predominantes son rabia (30,4 por ciento) miedo (27,4 por ciento), tristeza (23,8 por ciento), sorpresa (10,9 por ciento); muy abajo figura alegría (1,95 por ciento). En este ámbito se observan dos relaciones: a mayor ingreso, más rabia y a menor ingreso, más miedo y tristeza.

Al hablar de percepciones, el 73,7 por ciento de los encuestados considera que el coronavirus es extremadamente o muy peligroso y el 20,9 por ciento lo evalúa como bastante peligroso; no obstante, un 4,3 por ciento señale que es nada o poco peligroso.

En cuanto a las reacciones de las autoridades frente al coronavirus tres cuartos opinan que han sido insuficientes, en contraposición, el 19,6 por ciento las cataloga como adecuadas y un 3,2 por ciento cree que son exageradas.

Ante la posibilidad de enfrentar cuarentena obligatoria, casi la mitad de las personas (49,2 por ciento) teme enfrentar falta de ingresos (sobre todo en hogares con ingresos bajo $940.000), mientras el 31,8 por ciento cree que afrontaría dificultades para comprar alimentos e insumos básicos. La falta de espacio preocupa al 12,5 por ciento y los conflictos en el hogar al 9,7 por ciento. Entre los ingresos más altos, el 42,5% señala que no tendría ninguna dificultad.

En el transcurso de la pandemia, el Gobierno ha promovido distintas medidas, entre ellas, el regreso a clases y la reapertura de centros comerciales, ambas son rechazadas por el 94,6 y 90,7 por ciento, respectivamente. En el otro extremo, las con mejor acogida son la suspensión de pagos de arriendo, créditos y cuentas básicas (80,8 por ciento) y supervisión de cuarentenas por FFAA y Carabineros (76,4 por ciento).

Cuando se consulta por los principales obstáculos para contener la crisis de salud, el 57,3 por ciento apunta a que las personas no siguen las indicaciones, seguido por 45,4 por ciento que acusa al Gobierno de actuar con lentitud, el 43,9 por ciento menciona la imposibilidad de dejar de trabajar. En esa línea, las medidas económicas mejor evaluadas son la canasta de alimentos y los créditos con garantía estatal, mientras que el bono de emergencia y el ingreso familiar de emergencia generan mayor insatisfacción.

A la hora de evaluar a distintos actores, el TS arroja que la confianza en los trabajadores de la salud llega a 95,6 por ciento, seguidos por el Colegio Médico, con un 72,5 por ciento. Las FFAA y Carabineros junto a los alcaldes bordean el 50 por ciento; en cambio, la confianza en el Presidente de la República y el ministro de Salud (Jaime Mañalich) se ubicaba alrededor del 15 por ciento; El Congreso, por su parte, no llega a 5 por ciento. 

Sobre el plebiscito, las opiniones son: el 43 por ciento cree que se debiera posponer, el 30,3 por ciento opina que no es el momento de discutirlo, el 23,1 por ciento prefiere mantenerlo y solo un 3,6 por ciento no sabe qué hacer.

El tercer TS incluyó un módulo de expectativas económicas para los próximos tres meses. El 55,1 por ciento de los entrevistados cree que sus ingresos disminuirán, el 39,7 por ciento espera que se mantengan, y sólo un 2,4 por ciento cree que podrían subir. En materia de endeudamiento, casi la mitad cree que empeorará y una proporción similar estima que se mantendrá igual. Llama la atención que, entre los entrevistados, poco menos del 40 por ciento no sabe o no responde respecto a la posibilidad de perder el empleo, que su jornada laboral disminuya o que quiebre la institución donde trabaja, lo que refleja el nivel de incertidumbre de los entrevistados.

Quienes siguen trabajando normalmente o lo hacen por menos horas suman casi 40 por ciento;  el 28 por ciento declara trabajar de forma remota; los que dejaron de trabajar y están acogidos a la Ley de Protección del Empleo son el 9,4 por ciento, y el 16,7 por ciento a otras razones. De los que aún van a su lugar de trabajo, el 39,5 por ciento  alude a la imposibilidad de trabajar desde su casa, en menor proporción el temor o por trabajar en servicio público, servicios básicos o salud.

Por último, el 31,7 por ciento de las personas señala que algún miembro de la familia ha perdido su trabajo después del 16 de marzo. De ellos, casi el 80 por ciento es atribuible directamente a la pandemia, y el 13,6 por ciento como consecuencia indirecta.