En foro virtual

Con dos películas clásicas, Cineclub Sala Sazié analiza el ejercicio de la libertad en el mundo actual

Cineclub Sala Sazié analiza el tema de la libertad en el cine clásico
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Imagen de "A nosotros la libertad", de René Clair, uno de los cineastas franceses más populares de su época.
Imagen de "A nosotros la libertad", de René Clair, uno de los cineastas franceses más populares de su época.
La escalera de Odesa, una de las escenas más conocidas de El acorazado Potemkin, debido a su violencia, pero también a cómo está filmada.
La escalera de Odesa, una de las escenas más conocidas de El acorazado Potemkin, debido a su violencia, pero también a cómo está filmada.
Uno de los afiches de estética soviética para publicitar El acorazado Potemkin.
Uno de los afiches de estética soviética para publicitar El acorazado Potemkin.
Afiche de A nosotros la libertad, de 1931.
Afiche de A nosotros la libertad, de 1931.

A estas alturas el término libertad parece demasiado manoseado tanto por las ideologías políticas como económicas, que de una u otra forma transformaron un ideal intangible y subjetivo en un rasgo que suele asociarse al consumo y a la propiedad privada. Pero ¿qué es la libertad y cómo ha variado su ejercicio a través de los siglos? Reflexionar sobre temas de hoy, pero con la mirada de creadores de ayer es la misión que se ha impuesto el Cineclub Sala Sazié, de la Cineteca de la Universidad de Chile, que en su tercer foro virtual analizará el tema de la libertad a través de dos películas clásicas, pero semi olvidadas en la lógica del Netflix: “A nosotros la libertad” (1931) película francesa de Rene Clair, que sirvió de inspiración para la más popular Tiempos modernos de Charles Chaplin, y la soviética “El acorazado Potemkin” (1925), una de las obras cumbres de Sergei Einstein, gran innovador del lenguaje cinematográfico del siglo XX. Ambas ya están disponibles en línea para ser visionadas en este sitio web previo al foro titulado "¿Qué es la libertad?: crítica social en el cine clásico", que se realizará el 13 de octubre a las 18:30 horas y que tendrá de invitado al académico Bruno Toro de la Universidad de La Frontera, experto en lenguaje cinematográfico, además de connotado cineclubista de la Novena región.

“Repensar el cine clásico resulta tremendamente vigente para comprender y abordar problemas actuales de la representación y, principalmente, el rol político de la imagen. En este contexto queríamos proponer una relectura de dos autores abiertamente políticos, cuya relevancia incide directamente en como numerosas películas contemporáneas vuelven a retratar los temas que abordan estos dos filmes, como las formas de ejercer poder, la técnica como instrumento de la alienación y la idea de libertad en el mundo capitalista”, explica Luis Horta, docente y coordinador de la Cineteca de la Universidad de Chile.

“A nosotros la libertad”, estrenada en 1931, narra la historia de dos reclusos que tratan de fugarse de una prisión francesa, pero sólo uno de ellos lo logra gracias al sacrificio de su compañero. Años después, éste se ha convertido en un empresario de éxito y el otro, ya libre de condena, en uno de sus muchos trabajadores. Al reencontrarse, su amistad resurgirá. Mientras que “El acorazado Potemkin”, de 1925, está basada en un hecho real ocurrido en veinte años antes cuando la tripulación, obligada a comer carne cruda, se amotinó contra los oficiales de la armada zarista en el puerto de Odesa, con fatales consecuencias.

“Ambas películas ponen en cuestión el concepto de libertad, en un caso desde los lazos interpersonales, y en el otro desde una perspectiva colectiva, pero ambas nos permiten cuestionar qué es lo que constituye nuestra libertad, o a qué precio estamos dispuestos a conseguirla. Además, creemos que esta programación, sin forzar las interpretaciones, está en indudable coherencia con los propios procesos políticos que estamos viviendo a nivel país, y eso es lo revolucionario que tienen películas como éstas, que siguen apuntando al meollo de un problema ético-social más allá del período en que fueron producidas”, cuenta Valentina Ávila, coordinadora del Cineclub Sala Sazié, quien además evalúa favorablemente este periodo de pandemia en que se ha funcionado desde la virtualidad.

“A pesar de todo, el público virtual ha mantenido su participación y su interés por los temas que desarrollamos en cada sesión; siguen comentando, siguen reflexionando y siguen viendo las películas que programamos. Además, para nuestro Cineclub es un hito contar con el profesor Bruno Toro, y ciertamente es una ventaja producto de las dinámicas virtuales a las que nos hemos tenido que adaptar. Él se ha especializado tanto en cine clásico como en cine contemporáneo, y es justamente ese diálogo entre cine clásico y temas contemporáneos el que hemos venido impulsando en Cineclub Sala Sazié en los últimos meses”, comenta Ávila.

Lo cierto es que más allá de las temáticas sociales y políticas que se abordan, las películas de este ciclo también son interesantes objetos de estudio cinematográfico, siendo cada una clave en la historia del cine de inicios del siglo XX. “A nosotros la libertad” es el segundo filme sonoro de René Clair, uno de los directores francés más populares de su época, e inspiró nada menos que a Charles Chaplin para rodar su icónica Tiempos modernos. Mientras que “El acorazado Potemkin”, de Sergei Einstein ha sido considerada una de las mejores películas de la historia, aunque en sus primeros años de exhibición fue censurada o recortada por sus agudos comentarios políticos. En Alemania, por ejemplo, fue prohibida durante el periodo nazi y luego exhibida con ediciones en las escenas más violentas. Mientras que en la Unión Soviética también fue censurada aunque por un corto periodo y recién en 2004, la película fue restaurada con todas las escenas originales.

Para Luis Horta, rescatar a estos dos directores hoy permite repensarlos de manera crítica. “René Clair, curiosamente, es considerado uno de los autores más transgresores del cine, y cuenta con obras de vanguardia que interpelan directamente las hegemonías del lenguaje y el sistema que las sustenta. Esto no es tan distinto a Sergei Eisenstein, cuya obra fue rupturista incluso dentro de un cine de avanzada como el soviético, con películas que no solo son fundamentales para entender el cine actual, sino que también son hasta hoy utilizadas en el lenguaje de la televisión y la publicidad. Creemos que su vigencia es enorme, y volver a colocarlos en pantalla en la modalidad del cineclubismo, aportará a revalorizar a dos autores que deben ser más vistos por sus enormes obras como Alexander Nevsky, Iván el terrible, La belleza del diablo y muchas otras películas que creemos fundamentales para volver a pensar”, concluye.