Nota de Prensa La Tercera:

Smart city: mejoras en los niveles de servicios ciudadanos

Smart city: mejoras en los niveles de servicios ciudadanos

Las llamadas ciudades inteligentes es un fenómeno que llegó para quedarse. Conozca en qué consiste esta tendencia y cuáles son los avances en nuestro país en esta materia.

Las smart cities es un concepto amplio que involucra una serie de ámbitos y sobre todo busca darle una mayor participación a los distintos actores que integran la ciudad. Se habla de una ciudad “smart” cuando esta logra articular distintos servicios, tanto públicos como privados, y que gracias a su mayor eficiencia, pueden mejorar el funcionamiento orgánico de una ciudad.

Este concepto comenzó a vincularse primero con el concepto de “digitalización” de las ciudades, en los años 70's en los Estados Unidos, y luego en los años 90's y 2000's, en Europa y Asia se comenzó a acuñar el término “smart cities” tal como lo conocemos ahora.

“Hoy en el mundo, existen distintos servicios y temáticas que pueden estar dentro de este gran paraguas llamado “smart cities”, dentro de los cuales destacan aquellos vinculados a las telecomunicaciones, el transporte, la electromovilidad, el reciclaje, la planificación urbana y la gobernanza”, agrega Pablo Pérez Leiva.

Avances en energía y educación En materia de energía, sostiene Pérez, se debe avanzar mucho más hacia una autogeneración al interior de las ciudades, en donde existan muchas micro-redes o “smart grid” que sean autovalentes energéticamente, por ejemplo, que existan muchos barrios alimentados energéticamente por su propia energía que se generan gracias a paneles solares en sus techos.

Por esto es importante un real impulso a proyectos como el Net Billing (Ley 20.571 de Generación Distribuida) y los modelos de desarrollo ESCO (Energy Services Companies), ya que ambos pueden fomentar un uso más eficiente de la energía al interior de las ciudades y además posibilitarán una mayor autonomía energética en situaciones de desastres y se mejorará la estabilidad de la red eléctrica, por citar solo algunos beneficios.

Respecto a la educación, se puede mencionar que con la llegada de sistemas de telecomunicaciones más modernos, como la red 56G y el uso intensivo de lo T (Internet of Things) será posible pasar a una educación más cercana a la experimentación y a formas de enseñanza más complejas y acordes al mundo moderno del día de hoy, ya que, gracias a estos avances se va a poder utilizar técnicas, como la realidad aumentada en la enseñanza básica y media, y el uso intensivo de softwares cada vez más especializados en distintas materias de la enseñanza universitaria. Las grandes barreras no pasarán por la disponibilidad de tecnología y el costo de estas (cada día más accesibles) sino más bien, por quienes puedan vincular estos avances y la educación del Siglo XXI.

LA RELACIÓN DE LA PANDEMIA CON ESTA TENDENCIA

Para Luis Eduardo Bastías, docente del Diploma en Smart Cities - FAU Universidad de Chile, lo esencial en una ciudad inteligente es que los distintos actores que la habitan ejerzan un rol protagónico a la hora de establecer las políticas y prioridades que el municipio está llamado a gestionar. Que las decisiones acerca de la planificación urbana no se tomen entre cuatro paredes y de espaldas a la ciudadanía.

“Eso es lo decisivo. Ahora bien, si para concretaresas políticas consensuadas se hace uso de las nuevas tecnologías, entonces estamos hablando de una smart city de verdad, pero la tecnología por sí misma no lo es todo”, enfatiza.

La pandemia de COVID-19 ha jugado un rol inesperadamente favorable en el ámbito del desarrollo de las smart cities. El hecho de estar confinado obliga a la mayoría a adoptar un estilo de vida en línea, el cual está perfectamente alineado con las tecnologías habilitantes de una smart city.

“El año 2020 vaa pasar ala historia, entre otras cosas, como el año en que las smart cities tuvieron su impulso definitivo, debido a los cambios culturales y sociales que el confinamiento aceleró. Porque se trata de tecnologías que ya existían -las transferencias bancarias, las aplicaciones móviles, las videoconferenciaspero que antes del COVID-19 no se habían masificado de la forma en que hoy están presentes”, añadió.