La colección integra más de 180 piezas de lectura

Universidad de Chile lidera rescate patrimonial de la biblioteca personal de antropóloga Ximena Bunster

U. de Chile lidera rescate patrimonial de biblioteca de Ximena Bunster
En mayo del presente año, Nicolás y Julio –por separado- transitaban por la calle Malaquías Concha en la comuna de Providencia. Un bulto de cajas llamó su atención y al percatarse, pudieron identificar un apilado número de ejemplares de libros.
En mayo del presente año, Nicolás Leiva y Julio Mardones -por separado- se encontraron en la calle Malaquías Concha con un bulto de cajas que llamó su atención. Tras investigarlas, pudieron identificar un apilado número de ejemplares de libros.
Con el objetivo de resguardar el acervo patrimonial, el pasado 10 de noviembre, el Colegio de Antropólogas y Antropólogos de Chile, hizo entrega de un total de 183 libros de la destacada investigadora Ximena Bunster (fallecida en 2019) al Archivo Central Andrés Bello.
Con el objetivo de resguardar el acervo patrimonial, el pasado 10 de noviembre, el Colegio de Antropólogas y Antropólogos de Chile hizo entrega de un total de 183 libros de la destacada investigadora Ximena Bunster (fallecida en 2019) al Archivo Central Andrés Bello.
 “La desvalorización del quehacer de las mujeres es también la negación de la trascendencia de sus legados. ¿Dónde dejar dichos patrimonios para el futuro?”, agrega Alejandra Araya.
“La desvalorización del quehacer de las mujeres es también la negación de la trascendencia de sus legados. ¿Dónde dejar dichos patrimonios para el futuro?”, reflexiona sobre este hecho Alejandra Araya, directora del Archivo Central Andrés Bello.
Alejandra Araya recalca el compromiso del Archivo Bello por acoger los fragmentos de una biblioteca personal “que fue a dar a la basura, siendo una figura tan relevante para las Ciencias Sociales y el feminismo en Chile”.
Alejandra Araya recalca el compromiso del Archivo Bello por acoger los fragmentos de una biblioteca personal “que fue a dar a la basura, siendo una figura tan relevante para las Ciencias Sociales y el feminismo en Chile”.
Hasta el edificio de Casa Central, Nicolás Leiva llevó la totalidad de las piezas de lectura e hizo entrega del material, que en su mayoría integraba lecturas en inglés, todos con el timbre ex libris de Ximena Bunster.
Nicolás Leiva llevó la totalidad de las piezas de lectura hasta la Casa Central de la U. de Chile, donde hizo entrega del material que -en su mayoría- integraba lecturas en inglés, todos con el timbre ex libris de Ximena Bunster.
Nanette Vergara recalca la relevancia del resguardo que hoy acoge el núcleo patrimonial de la Casa de Bello. “Es muy importante que la Universidad de Chile en su rol público y al ser una institución pública trabaje en el rescate patrimonial de este material”.
Nanette Vergara recalca la relevancia del resguardo que hoy realiza el núcleo patrimonial de la Casa de Bello. “Es muy importante que la Universidad de Chile en su rol público y al ser una institución pública trabaje en el rescate patrimonial de este material”.
Alejandra Araya, resalta el trabajo levantado por su equipo, enfocados en proteger los patrimonios más frágiles y vulnerables “de los cuales somos parte las mujeres, los sectores populares y todo aquello que, por ser diferente, queda fuera del canon de lo que es patrimonio”.
Alejandra Araya resalta el trabajo levantado por su equipo, enfocados en proteger los patrimonios más frágiles y vulnerables “de los cuales somos parte las mujeres, los sectores populares y todo aquello que, por ser diferente, queda fuera del canon de lo que es patrimonio”.
Para Alejandra Araya, este hallazgo se convierte en un paso fundamental para el rescate de los patrimonios, refiriéndose al acierto de Nicolás Leiva y Julio Fernández.
Para Alejandra Araya, este hallazgo se convierte en un paso fundamental para el rescate de los patrimonios, refiriéndose al acierto de Nicolás Leiva y Julio Fernández.
“Hice un catálogo y resultó ser una colección de 177 libros, más algunos folletos, notas de prensa y trípticos”, relata Julio Fernández.
“Hice un catálogo y resultó ser una colección de 177 libros, más algunos folletos, notas de prensa y trípticos”, relata Julio Fernández.

El día en que el Archivo Central Andrés Bello recibió la noticia de que parte de la colección personal de libros de Ximena Bunster se encontró durante toda una jornada arrojada en la basura surgió la interrogante en torno a cómo el legado de una histórica antropóloga chilena, referente en materia de ciencias sociales, feminismo y otras áreas, llegó a parar a los desechos de una calle capitalina. Así lo relata su directora, Alejandra Araya, quien afirma que no es la primera vez que ocurre algo así en cuanto a bibliotecas personales de mujeres, aludiendo también al rescate de la biblioteca de Rosa Soto realizado este año. “La desvalorización del quehacer de las mujeres es también la negación de la trascendencia de sus legados. ¿Dónde dejar dichos patrimonios para el futuro? ¿A quién le interesan? Se trata entonces de una acción colectiva que se ha sensibilizado a las preguntas y las urgencias”, indica.

La historiadora destaca, además, el diálogo que se ha generado en las comunidades de archivística y resguardo patrimonial, problematizando este tipo de sucesos, orientando la crítica hacia “las formas de guardar y conservar que tenemos desde una perspectiva de género, pero también una denuncia a la mayor vulnerabilidad y riesgo de desaparición de dichos patrimonios, pues la simbólica patriarcal los afecta de mayor modo”.

En esta línea, la académica recalca el compromiso del Archivo Central Andrés Bello por acoger los fragmentos de una biblioteca personal “que fue a dar a la basura, siendo una figura tan relevante para las Ciencias Sociales y el feminismo en Chile como Ximena Bunster, lo sentimos como un deber (...) Por eso dije sí a recibir la donación de quienes nos ofrecieron este legado porque aquí está operando un patrón: las mujeres son más vulnerables al despojo y al olvido porque estamos devaluadas en el sistema de lo importante y notable por ser mujeres, y luego, que sin redes familiares heteronormadas esa violencia es mayor. Rosa Soto era una historiadora popular, Ximena Bunster de situación más acomodada, pero sus pertenencias terminaron en el mismo lugar, la basura. Esto no suele suceder con los legados masculinos, pues se entiende que son parte integral de la persona en nuestras áreas de trabajo, y más aún cuando se trata de personas públicas e intelectuales. ¿Qué hacía diferentes a Rosa y Ximena?”, reflexiona.

El hallazgo de Nicolás y Julio

Para Alejandra Araya, este hallazgo se convierte en un paso fundamental en el rescate de los patrimonios, refiriéndose al acierto de Nicolás Leiva y Julio Fernández. “En este caso, se trata de dos hombres jóvenes que están afectados y sensibilizados por una intersección de violencias: la de ver libros en la basura, abandonados en la calle, y la que se ejerce contra las mujeres”.

En mayo del presente año, Nicolás y Julio -por separado- transitaban por la calle Malaquías Concha en la comuna de Providencia. Un bulto de cajas llamó su atención y al investigarlas pudieron identificar un apilado número de ejemplares de libros. Revisando con mayor detalle las muestras, estos jóvenes profesionales constataron que las piezas correspondían a la biblioteca personal de Ximena Bunster, la destaca antropóloga chilena.

“Caminando cerca de mi casa en mayo de este año, me crucé con una veintena de cajas completamente llenas de libros tiradas a un costado de un contenedor de basura. Al revisarlos, rápidamente me di cuenta que eran títulos importantes por las temáticas, muy ligadas a la antropología, el feminismo, los estudios etnográficos y de comunidades indígenas latinoamericanas. Todos en inglés y firmados o dedicados con mucho cariño a Ximena Bunster”, relata Nicolás Leiva.

“Me pareció terrible pensar que se irían a la basura y comencé a rescatar los títulos que me parecían más notables y poco usuales, principalmente de género. Cada persona que pasaba por el lugar se detenía a rescatar uno que otro título. Todos lamentamos la situación y temíamos que los libros se desperdiciaran. Regresé con una veintena de ellos a mi hogar. A los días comencé a preguntar por bibliotecas de agrupación feministas a quienes donarlas, pero no supe dar con alguna. Luego se me ocurrió preguntar en el Archivo Bello si tenían interés en recibirlos, ya que descubrí que Ximena Bunster era profesora emérita de la Universidad de Chile. Al tiempo, me contactaron aceptando la donación y contando que había más personas buscando un lugar para el resto de libros de esta biblioteca que fue tirada a la basura”, comenta el sociólogo.

Julio Fernández, en tanto, plantea que el hallazgo “fue toda una casualidad. Estaba entrando a mi casa, y de repente tomé la decisión de devolverme a comprar cigarros. Cuando ya voy de vuelta veo en la esquina, al lado de un basurero municipal y apegadas a un poste de luz, por lo menos unas 8 cajas llenas de libros. Habré estado por lo menos unos 45 minutos viendo cada libro, sus títulos, estado, área de estudio, etc. Me percato de que en la primera página la gran mayoría de ellos tenía el nombre de Ximena Bunster. Empiezo a revisar por teléfono quien fue ella y no lo pensé dos veces, fui a buscar un carro de supermercado al edificio donde vivo, me devuelvo a buscarlos y me los llevé todos a mi casa. Hice un catálogo y resultó ser una colección de 177 libros, más algunos folletos, notas de prensa y trípticos, relata.

En su afán por encontrar un posible receptor de estas obras, el egresado de Derecho señala cómo se contactó con diversas organizaciones. “Conté la situación a un par de instituciones académicas, pero finalmente establecí contacto con los primeros a los que les hablé, el Colegio de Antropólogas y Antropólogos de Chile”. Fernández se refiere, además, al sentimiento que lo embargó cuando analizó este suceso. “Sentí una sensación de violencia. Es fuerte el hecho de encontrar una tremenda fuente de ideas y conocimiento tirados en la calle. Tan pronto me enteré de que la colección sería resguardada por el Archivo Bello, me sentí aliviado y satisfecho, porque desde el principio me dije que no se los iba a dar a nadie mientras no terminen en buenas manos. Afortunadamente, así fue”, puntualiza.

El contacto clave

El día en que Nicolás Leiva decidió llevar consigo el total de 25 libros encontrados pensó en qué organización podía ser la más adecuada para preservar este patrimonio. Se comunicó con bibliotecas populares, pero no tuvo respuesta. Finalmente, recordó el trabajo de puesta en valor realizado por el Archivo Bello y los contactó. Hasta el edificio de Casa Central llevó la totalidad de las piezas de lectura e hizo entrega del material, que en su mayoría integraba lecturas en inglés, todos con el timbre ex libris de Ximena Bunster.

Una historia diferente es la de Julio Fernández, quien se comunicó con una serie de organizaciones culturales de las cuales no tuvo respuesta. Sin embargo, solo una de ellas sí contestó, el Colegio de Antropólogas y Antropólogos de Chile. En esa coordinación transcurrieron varios meses, sin embargo, el traspaso se concretó. Desde ese entonces, la organización gremial intentó gestionar esta donación, pero al no contar con un espacio ambientado para el resguardo de estas piezas, comenzó la búsqueda por un lugar que sí cumpliera estos requerimientos. Es así como se concretó el contacto con el Archivo Bello, institución a quien se le ofreció este comodato.

De este modo, el pasado 28 de octubre, Nanette Vergara -en representación del Colegio de Antropólogas y Antropólogos de Chile- firmó ante el notario público Rodrigo Ortúzar, en la comuna de Salamanca, la declaración jurada que establece que la institución gremial “es el único y exclusivo dueño y poseedor del inventario de la colección de libros de Ximena Bunster". En esta firma, se dio cuenta del documento que integra detalladamente la colección de 183 ejemplares.

Es así como este 7 de noviembre, el Colegio de Antropólogas y Antropólogos de Chile, a través de su representante legal y presidenta de la organización, Nanette Vergara, ofreció en concepto de comodato al Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile 183 bienes -en su totalidad libros, notas de prensa y trípticos- correspondientes a la colección patrimonial de la biblioteca personal de Ximena Bunster. De acuerdo a los documentos oficiales emitidos por la institución gremial, el contrato suscrito consideró la entrega de los bienes por un plazo de dos años, renovable automáticamente.

Para Nanette Vergara, este traspaso al Archivo Bello fue motivado por tres argumentos. En primer lugar, “para que las y los colegas conozcan su legado a través de sus libros, que fueron parte de las investigaciones que realizó en vida en Chile y el extranjero. En segundo lugar, por un tema de responsabilidad como cuerpo colegiado, de poner en valor la memoria de lo que fue un tremendo aporte a la antropología chilena, y en particular de quien fuera una de las pioneras en temas de feminismo en Chile. Y, en tercer lugar, porque el gremio aún no posee sede para este resguardo patrimonial, por lo que consideramos que el comodato es la mejor forma de establecer una temporalidad prudente para lograr tener un espacio físico en el tiempo en que podamos disponer en el futuro para resguardar nosotros esta colección”, señala.

Vergara recalca la relevancia del resguardo que hoy entrega el núcleo patrimonial de la Casa de Bello. “Es muy importante que la Universidad de Chile en su rol público y al ser una institución pública trabaje en el rescate patrimonial de este material. A través de este hito, hacemos un acto de justicia. Bunster trabajó largos años de su vida y se entregó completamente a su trabajo intelectual y académico hasta el último día de su vida”.

Finalmente, la directora del Archivo Bello, Alejandra Araya, resalta el trabajo levantado por su equipo, enfocados en proteger los patrimonios más frágiles y vulnerables, “de los cuales somos parte las mujeres, los sectores populares y todo aquello que, por ser diferente, queda fuera del canon de lo que es patrimonio, memorable o histórico y, por tanto, digno de ser conservado”. Para Araya “se interfiere el canon desde dentro y con pequeños grandes gestos. La idea sería que no fueran acciones de sororidad, es decir, solo entre mujeres, pues los cambios se producen cuando quienes profitan de privilegios adquiridos en razón de su género, sexo o raza se dan cuenta de ello y se transforman”, concluye.