Primera exposición 2023:

La ruptura de la autocomplaciente relación con la basura en exposición de Sala Juan Egenau

La ruptura de la autocomplaciente relación con la basura en SJE

Poniendo particular atención en la putrefacción de la fruta y sus efectos sobre los otros materiales, el artista visual egresado del Departamento de Artes Visuales de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, Jorge Santana, exhibe bajo el nombre de Sesenta y cuatro, un conjunto de esculturas cuyo proceso de creación comenzó recolectando varios kilos de fruta desperdiciada que encontró en la calle a lo largo de varias semanas, al momento en que la feria comienza a retirarse. 

“La fruta desperdiciada como material de trabajo tiene varios intereses para mí. Primero, la putrefacción de la materia orgánica produce un espacio de transición entre lo vivo y lo inerte que siempre me ha fascinado. Mientras unos organismos mueren otros se alimentan de ellos y pueden germinar, formando un ciclo continuo de renovación que mezcla lo maravilloso y lo repugnante. Recoger fruta de la calle es también una manera de reciclar y abordar la ansiedad que me provoca la crisis ambiental. En términos prácticos me reconforta aprovechar materiales de desperdicio, pero lo principal para mí es el potencial significado de la basura”, explicó el artista.

De este modo fruta y cartón se amalgaman formando sesenta y cuatro cubos de veinticinco centímetros cúbicos cada uno, que apilados pueden formar un cubo de un metro cúbico. Estas esculturas traen de vuelta elementos que han sido descartados y según palabras de su creador, “permite romper la relación autocomplaciente que establecemos con la basura. Me refiero a la ilusión de que los desperdicios desaparecen cuando los botamos. Mentalmente dejamos de preocuparnos de estos restos, los olvidamos como si desaparecieran, de la misma forma que reprimimos pensamientos incómodos. La presencia de la basura dentro de mis esculturas busca despertar la sensación siniestra que se gatilla cuando recuerdos indeseados retornan de manera involuntaria”, indicó Jorge Santana. 

Obra "El Hoyo" de Jorge Santana

Un trabajo que además se basa en la técnica del vaciado, la que le permite al artista obtener réplicas a partir de un molde. “Para esta serie de esculturas he utilizado cajas de cartón como molde, por lo tanto, las esculturas corresponden a solidificaciones del espacio interior de estos contenedores”, dijo.

Una idea que el artista tomó de creadores como Bruce Nauman, Rachel Whiteread o Doris Salcedo quienes desde hace décadas la han puesto en práctica. Así lo manifestó Santana al afirmar que dicha solidificación del interior de objetos como casas, cajas, mesas y sillas “funciona como el registro de la huella del espacio negativo de estos objetos originales. [...]En mi caso, mi interés no se centra solamente en replicar el interior del objeto, también me interesa experimentar con el material solidificante”. 

De este modo el artista visual egresado del DAV mezcla cemento, papel y frutas produciendo superficies ásperas o incluso escabrosas que replican de manera imprecisa el molde original. “Mi intención, además de producir la huella del objeto original, es estructurar la materia amorfa que utilizo como relleno. La mezcla de materiales fluidos, frutas y sus jugos, cemento, papel y agua carece de una forma definida. En contraste, las formas cúbicas de las cajas son simples y geométricas, lo que facilita concentrar la atención en el material de relleno. En este sentido, las esculturas son huellas de sus moldes, pero también son materias amorfas estructuradas por las formas cúbicas de las cajas de cartón”, señaló Santana.

La exhibición Sesenta y Cuatro de Jorge Santana es parte del proyecto “Materia y extrañamiento a través de la técnica del vaciado”, financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, en cuyo inicio el artista estableció varias limitaciones para la experimentación, “correspondiendo a decisiones conscientes y calculadas, mientras que otros factores han  quedado fuera de mi control”, aseveró, y aclaró que “estas limitaciones incluyen el número de esculturas, los materiales a utilizar y algunos aspectos del proceso. Por ejemplo, las cajas utilizadas para la serie de sesenta y cuatro cubos son productos industriales de medidas estandarizadas, todas ellas prácticamente iguales. Sin embargo, cada escultura producida es diferente a todas las demás”.

La ruptura de la autocomplaciente relación con la basura en SJE

Un proceso que no estuvo exento del factor del azar, ya que el material de relleno es una mezcla de varios materiales, que aunque respetando una proporción definida, en muchas ocasiones Santana prefirió combinar los elementos de manera más azarosa para obtener resultados imprevistos”.

“Uno de los aspectos principales que manifiestan la influencia del azar en mi proceso creativo es la inclusión de las frutas en el material de relleno, ya que luego de vaciar el relleno dentro de las cajas, estas permanecieron cerradas por semanas e incluso meses. Durante este tiempo el material orgánico germinó al interior de las esculturas. Algunas frutas produjeron brotes, se llenaron de hongos, atrajeron insectos y fueron colonizadas por larvas. Todos estos procesos ocurren ocultos de mi vista, por lo que, al momento de quitar el cartón que cubre el material solidificado, me encontré con resultados que no pude prever. La putrefacción de las frutas lentamente contamina y erosiona el papel y el cartón dejando diversas huellas de color y formas sobre la superficie de las esculturas”, concluyó el artista visual.

Para conocer las esculturas orgánicas de Jorge Santana, te invitamos a visitar la exposición Sesenta y cuatro desde el 7 al 15 de marzo en la Sala Juan Egenau ubicada en Las Encinas 3370, Ñuñoa, que permanecerá abierta desde las 10:00 a las 18:00h. La entrada es liberada.