Decana Irene Morales Bozo:

Agradecer y acompañarnos

Agradecer y acompañarnos

Como parte de su identidad, es plausible reconocer la capacidad de resiliencia que nuestro país demuestra cada vez que es asolado por algún tipo de catástrofe, desde su ubicación geográfica sobre placas tectónicas en constante activación, línea volcánica en todo su territorio y adversidades climáticas de diverso origen y consecuencias. La experiencia pareciera configurarnos como habitantes de un país enfrentado a constantes desafíos.

Ante la atenta mirada externa, solemos aparecer como un pueblo que atraviesa y supera las crisis, no sin invertir grandes esfuerzos y, más allá de nuestros recurrentes “estados de catástrofes naturales”, que nos ha permitido acumular una experiencia indiscutida y un ejemplar comportamiento ciudadano, somos muchas y muchos quienes hemos aprendido a superar los momentos difíciles de manera colectiva.

Luego de días de amenazantes cielos grises, el sol ha vuelto a brillar sobre Santiago, lo que nos invita a agradecer que gran parte de nuestra comunidad junto a sus seres amados, pudo resistir de buena manera los embates de un temporal inclemente. Ello nos permite atender y contener más eficientemente, a quienes resultaron afectados de alguna forma, luego de las intensas lluvias pasadas, en el marco de un 1° Semestre Académico que casi termina. A las y los estudiantes, les animamos a realizar los últimos esfuerzos para culminar los procesos en curso y tomar el merecido descanso en vacaciones de invierno.

Coincidentemente y atendiendo a la voz siempre sabia de la naturaleza, el inicio del solsticio de inverno de la mano del We Tripantu nos invita a buscar la renovación de las energías, en el corazón de nuestra madre Tierra. La cosmovisión de los pueblos indígenas que nos anteceden nos permiten mirar lo sagrado de la vida que se renueva a partir del 21 de junio –el día más corto del año-, donde nos enseñan que el sol “comienza a regresar” y la naturaleza muestra numerosos cambios, la llegada de los tiempos de lluvias harán surgir nuevos brotes, renovarán los cursos de aguas y con ello, aves y animales cambiarán sus plumas y pelajes. En adelante, la luz de las horas del día se irá alargando, hasta llegar al solsticio de Verano, lo que propicia un nuevo año de agricultura.

Los nuevos equilibrios de la vida y la salud se entrelazan, y cuerpo, tierra y naturaleza son parte de un ciclo sin fin, entregándonos energía y esperanza de tiempos mejores.

Irene Morales Bozo

Decana

Facultad de Odontología

Universidad de Chile