Pablo Richter, Decano de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile:

“La necesidad de ampliar el financiamiento en I+D”

“La necesidad de ampliar el financiamiento en I+D”
El Decano de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, Pablo Richter.
El Decano de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, Pablo Richter.
Sabemos que el quehacer científico no genera réditos políticos inmediatos, sin embargo, el adoptar un acuerdo general de largo plazo que vaya más allá del ciclo político y que permita potenciar la inversión en I+D es el camino en el que queremos aportar.
Sabemos que el quehacer científico no genera réditos políticos inmediatos, sin embargo, el adoptar un acuerdo general de largo plazo que vaya más allá del ciclo político y que permita potenciar la inversión en I+D es el camino en el que queremos aportar.
Nos corresponde como sociedad, y en lo particular, como comunidad científica, visibilizar los problemas que nos asiste en nuestros cultivos disciplinares, insistir en la mayor valoración a los quehaceres científicos y advertir a los gobernantes sobre los riesgos de no aportar con los recursos necesarios a las Ciencias.
Nos corresponde como sociedad, y en lo particular, como comunidad científica, visibilizar los problemas que nos asiste en nuestros cultivos disciplinares, insistir en la mayor valoración a los quehaceres científicos y advertir a los gobernantes sobre los riesgos de no aportar con los recursos necesarios a las Ciencias.

Por años las Ciencias en Chile han carecido de políticas efectivas que busquen consolidar sus desarrollos y tomar el liderazgo que les corresponde a nivel internacional. Aquello, en gran parte, se ha dado por la falta de presupuesto efectivo para los quehaceres científicos, lo cual ha sido una constante no importando el gobierno de turno.  

Actualmente, el gasto en Investigación y Desarrollo en Chile no supera el 0,34% del PIB, esfuerzo muy alejado de aquel que realizan los países desarrollados, los miembros de la OCDE, e incluso países Latinoamericanos que lideran la región en estas materias.  

Esto refleja el enfoque que un Estado le da a sus inversiones de largo plazo, lo cual, como es sabido, nos mantendrá condenados a depender de los royalties provenientes de la extracción de materias primas, perdiendo la oportunidad de transferir el conocimiento de nivel que se produce en Chile, y desperdiciando valor en nuestra producción de bienes y servicios. 

Cambiar esta mirada, sin duda alguna, permitiría avanzar sustancialmente desde la economía de extracción a la tan anhelada economía del conocimiento, lo que involucra un cambio cultural mayor, que conlleva comprender que los recursos entregados a las Ciencias son en gran parte inversiones, donde corresponde apostar por obtener resultados a partir de la actividad científica. 

Sabemos que el quehacer científico no genera réditos políticos inmediatos, sin embargo, el adoptar un acuerdo general de largo plazo que vaya más allá del ciclo político y que permita potenciar la inversión en I+D es el camino en el que queremos aportar. Resulta paradójico que el país en 2009 con poco más de 7.100 personas con el grado de doctor haya tenido prácticamente el mismo porcentaje de gasto en estas materias respecto al PIB, que en 2019 con más de 18.300 personas con dicho grado. 

Aquello, como es sabido, impide la correcta inserción de nuestro capital humano avanzado, además de frustrar carreras de personas que han dedicado una parte importante de su vida a formarse para hacer ciencia.  

Nos corresponde como sociedad, y en lo particular, como comunidad científica, visibilizar los problemas que nos asiste en nuestros cultivos disciplinares, insistir en la mayor valoración a los quehaceres científicos y advertir a los gobernantes sobre los riesgos de no aportar con los recursos necesarios a las Ciencias. De seguir así, como la evidencia ha demostrado en otras latitudes, lamentablemente estaremos condenados al subdesarrollo.