Sistema escolar: "Muy jerárquico, e impide desarrollo del aprendizaje"

Sistema escolar: "Muy jerárquico, e impide desarrollo del aprendizaje"
El Núcleo de Educación se dedica, entre otras materias, al análisis de la conflictividad escolar en nuestro país.
El Núcleo de Educación se dedica, entre otras materias, al análisis de la conflictividad escolar en nuestro país.
El profesor Raúl Ortega participa del Curso de Perfeccionamiento Docente en Convivencia Escolar y Resolución de Conflictos.
El profesor Raúl Ortega participa del Curso de Perfeccionamiento Docente en Convivencia Escolar y Resolución de Conflictos.
El Núcleo de Educación, perteneciente al Departamento de Sociología de la Universidad de Chile, es coordinado por la académica Andrea Greibe e integrado por otros cinco profesionales.
El Núcleo de Educación, perteneciente al Departamento de Sociología de la Universidad de Chile, es coordinado por la académica Andrea Greibe e integrado por otros cinco profesionales.

El profesor Raúl Ortega es investigador del Núcleo de Educación del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO) de la Universidad de Chile, un centro dedicado, entre otras materias, al análisis de la conflictividad escolar en nuestro país. Se trata de un tema que ha recobrado vigencia a propósito del caso de la alumna María Música Sepúlveda, a quien el Consejo de Profesores del Liceo Darío Salas resolvió cancelar su matrícula como sanción a la agresión que ésta propinó a la ministra de Educación, Mónica Jiménez, al lanzarle un jarro de agua en el rostro durante una jornada de diálogo.

UChile.online conversó al respecto con el profesor Ortega, quien recordó que no se puede alejar a un estudiante definitivamente de su colegio debido a un hecho ocurrido fuera del mismo. Agregó que este tipo de medidas deben ser el resultado final de todo un procedimiento y deben contar con una instancia de apelación del estudiante.

El académico del Curso de Perfeccionamiento Docente en Convivencia Escolar y Resolución de Conflictos, desarrollado por tercer año y dirigido a profesores de todos los niveles (básica, media y técnica), está realizando junto a su equipo un estudio de 60 colegios municipales para analizar sus reglamentos de convivencia, a la luz del grado de castigo o de aprendizaje que propician, así como de los procedimientos utilizados para su elaboración y difusión.

La investigación del Núcleo de Educación -coordinado por la académica Andrea Greibe e integrado por otros cinco profesionales: profesores, asistente social, sociólogos y un psicólogo asesor- arrojará los primeros resultados a fines del presente año. El profesor Ortega adelantó algunas apreciaciones preliminares de este estudio, a propósito de la reciente coyuntura de la estudiante que sorprendió a la opinión pública con una reacción de ira en medio de un diálogo.

¿Qué instancia aconseja que decida este tipo de medida extrema, como una expulsión o cancelación de la matrícula?

Las expulsiones normalmente son decididas por la dirección del colegio en conjunto con el consejo de profesores. Y tienen que hacer referencia a hechos que ocurren en el colegio. Es imposible que te expulsen porque tú hiciste algo fuera del establecimiento.

¿La conflictividad escolar en Chile se está abordando adecuadamente?

Para nada, puesto que el sistema escolar en Chile es excesiva y extremadamente jerárquico. Es tanto así que impide el desarrollo de aprendizajes. Es decir, se genera muchas veces la pérdida del sentido de los estudiantes. La normativa normalmente en los colegios es impuesta desde las direcciones o desde el consejo de profesores, siempre desde el mundo adulto. En muy pocas ocasiones los reglamentos y las normas surgen desde procesos participativos, donde se escuche la opinión de los estudiantes o de los apoderados. Más bien se construyen las normas y luego muy pocas se distribuyen. De hecho, normalmente se entrega algún extracto de las normas a los apoderados, ni siquiera el reglamento completo. Y cuando uno no conoce las normativas, es mucho más difícil que las respete.

Más allá, en términos generales, nosotros estamos haciendo investigación al respecto, sistematizando reglamentos de convivencia de 60 colegios, de varias comunas. Y todos ellos están basados casi exclusivamente en lo punitivo, es decir, en la sanción, no en la generación de aprendizajes. El reglamento escolar es fundamental para la formación de los estudiantes, y está centrado casi exclusivamente en criterios personales de inspectores o profesores, no en procedimientos más formales y rigurosos que busquen la formación de ciudadanos o la formación de valores en los estudiantes.

¿Qué tipo de colegios están analizando?

Estamos trabajando con colegios municipales. Hemos estado recopilando información en los últimos tres años a través del contacto directo con los colegios en distintas comunas, y estamos sistematizando la información, que es bastante clara. Los reglamentos tienden a tener los deberes de los estudiantes, y el apartado dedicado a los derechos es mucho más reducido. Y en muy pocos están las responsabilidades de los adultos de la escuela. En casi ninguno quedan en claras cuáles son las responsabilidades de los profesores, de los inspectores, y está todo fundamentado en las faltas y en las sanciones, no en los aprendizajes, que es el objetivo de la escuela finalmente.

Estamos trabajando con información de El Bosque, Renca, Lo Prado, La Florida, La Pintana, Isla de Maipo y Temuco. Yo creo que a fines de año vamos a tener algo bastante concreto.

Violencia escolar

¿Qué aconseja el Núcleo de Educación en un caso de violencia escolar que ocurra al interior del establecimiento? ¿Cómo debiera responder un profesor si hay una falta de respeto por parte del alumno?

En ese sentido, hay que hacer una distinción. Claramente, si es una pelea, todos estamos de acuerdo que lo primero que hay que hacer es separar a los que están peleando. Uno de los temores que tienen los profesores cuando se les pide trabajar la convivencia de otra forma,  es que creen que se les quitará todo tipo de normas. Sin embargo, lo que estamos tratando de desarrollar en algunos colegios es la necesidad de abrir espacios de diálogo donde se tematicen las cosas. O sea, qué es lo que está en el fondo de la conflictividad, cuál es efectivamente la relación que se establece entre los estudiantes o entre un determinado curso y un profesor, qué es lo que está ocurriendo, por dar un ejemplo, para que el 3° H de un colegio "X" no deje que el profesor de matemática haga su clase. Cuáles son los temas de fondo: poder tematizarlos y efectivamente escuchar a los estudiantes.

Yo creo que ahí hay un cambio de cultura escolar que es necesario generar, abrir ciertos espacios para que los jóvenes se expresen, para que también asuman la responsabilidad y asuman parte de lo que están viviendo, que es su propia educación. En estos momentos están siendo tratados demasiado como objetos, como receptores de conocimiento más que partícipes de su aprendizaje.

¿De qué se quejan los adolescentes hoy en día? ¿Qué es lo que les molesta del sistema educacional?

Si uno analiza el discurso de 2006, de las movilizaciones estudiantiles, como también algunos focus group que hemos hecho, hay una pérdida de sentido de la escolaridad. Finalmente, los jóvenes cuestionan para qué están yendo a clases, para qué les sirve, si realmente tienen expectativas de futuro bastante limitadas, en lo laboral y en lo económico, en sus posibilidades de éxito y en su felicidad incluso. Entonces, sienten que están ahí casi por inercia, prácticamente por cumplir, y que los molestan con distintos elementos normativos.

Metodologías del Núcleo de Educación

¿Qué metodologías de trabajo utiliza el Núcleo de Educación?

Estamos desarrollando varias formas de abordaje de la convivencia. Entre ellas, nosotros hablamos de las Estrategias de Resolución Alternativas de Conflicto (ERAC): la mediación escolar, la mediación entre pares, de no pares. Tenemos casos bastante interesantes de cómo la convivencia en algunos colegios mejora en la medida en que los mismos estudiantes se hacen cargo de sus problemas. Y en cuanto a las resistencias, está la cultura del docente, que frente a un caso de conflictividad lo primero que tiende a hacer es a sancionar. La mediación requiere dejar un espacio para que los estudiantes hablen de lo que sucede.

También estamos trabajando implementación curricular, es decir, cómo podemos empezar a hablar por ejemplo de sexualidad, de modas, de pandillas, en las clases de Lenguaje, de Matemática o en Comprensión del Medio. Cómo ligar el contenido mismo con las vivencias de los jóvenes. Y eso también ayuda bastante en temas de convivencia.

En formas de participación: qué orgánica, qué dinámica tiene el centro de estudiantes, el centro de padres -que también es un actor del que muchas veces los profesores se quejan de que no los apoya-. Estamos trabajando en esa línea: participación, implementación curricular y estrategias de resolución alternativas de conflicto.

¿En el currículo de pedagogía se abordan este tipo de materias?

Para nada.

De alguna forma esto también tiene que ver con la cultura nacional. La conflictividad no surge de la nada…

El tema es que los colegios muchas veces -sobre todo en sectores marginales, empobrecidos- intentan constituirse casi en una burbuja. Eso se ve simbólicamente en que cada vez colocan más rejas, suben los muros, y hay más control en las entradas. Probablemente son medidas necesarias. El tema es que aparte de lo físico, se intentan levantar casi como una burbuja, en vez de incluir las características sociales de sus estudiantes.

A manera de ejemplo: los profesores se quejan mucho de las familias de los estudiantes, de que son familias mal constituidas, de que no los apoyan, de que el apoderado está ausente. Sin embargo, las características de las familias de esos estudiantes son las características mayoritarias de las familias en Chile. No es que sean solamente sus estudiantes los que tienen ese tipo de familias, sino que finalmente la familia en Chile se está desarticulando y la cantidad de jóvenes que crecen sólo con la mamá o sólo con el papá, o bien con la abuelita, son realmente los mayoritarios. Entonces, en vez de incluir ese elemento, lo niegan. Y cuando tú empiezas a negar las cosas, finalmente "la olla revienta" por algún lado.

Educación como un proceso

Hay una cierta obsesión por el logro de resultados académicos, que muchas veces hace olvidar condicionamientos culturales…

En ese sentido, el Ministerio de Educación es bastante ambivalente, porque por una parte todas las personas -tanto dentro en la escuela como en la academia, en la Universidad o el Instituto- reconocen que la educación es un proceso mucho más complejo que aprender Matemática y Lenguaje. Sin embargo, la calidad y el ranking de colegios que arman se fundamentan exclusivamente en el SIMCE, y eso pone en jaque las posibilidades de dedicar tiempo y recursos a temas tan importantes como la convivencia escolar. Las políticas públicas en ese sentido, desde el ministerio, pasando por las municipalidades, siempre tienen esa ambivalencia. Hasta qué punto nos dedicamos a temas que sabemos son importantes si finalmente nos van a evaluar por el resultado SIMCE.

Sin embargo, todo nos da pie a decir que los colegios que van mejorando su convivencia también mejoran sus resultados. Todo nos indica aquello, pero nos falta investigación al respecto para poder levantarlo como un argumento más poderoso.

¿Qué otras investigaciones desarrolla actualmente el Núcleo de Educación?

En estos momentos, no solamente trabajamos en los reglamentos. También estamos trabajando en diagnósticos de convivencia, estudiando la convivencia de colegios y sistematizando procesos de mediación, para poder detectar cuáles son efectivamente los conflictos más recurrentes entre estudiantes y cómo se van resolviendo.

Curso de Perfeccionamiento Docente

¿Qué resultados ha obtenido el Curso de Perfeccionamiento Docente en Convivencia Escolar y Resolución de Conflictos?

Sin contar este año, tenemos cerca de 180 docentes capacitados que han tenido experiencia concreta, porque las experiencias tanto de este año como las anteriores siempre van ligadas con proyectos de intervención directa en colegios, que son los colegios desde donde estamos obteniendo la información. Eso nos ha permitido desarrollar experiencias concretas de resolución de conflictos y de trabajo e intervención en convivencia escolar. Obviamente, los resultados son bastante diversos en distintas realidades. No tenemos algo homogéneo como resultado. Hay colegios donde tenemos efectivamente avances notables y otros donde no ha pasado mucho.

¿De qué depende eso?

Básicamente, para poder intervenir en convivencia hay dos aspectos fundamentales como obstaculizadores. Uno es institucional y el otro es cultural. El aspecto institucional, es que sobre todo en los colegios municipales, el tipo de contratación y el tipo de planta profesional que hay en las escuelas es muy estrecho y muy limitado. Por ejemplo, a un profesor lo contratan por treinta horas, y las treinta horas son de trabajo en aula, de clase efectiva. Entonces, difícilmente él puede trabajar en asesorar a ciertos estudiantes o tener un taller de estudiantes mediadores, porque no le queda tiempo y no le pagan el tiempo que dedicaría.

Cuesta bastante que esto se implemente desde una perspectiva de los recursos, algún abordaje más integral de la convivencia escolar. Y por otra parte, en la cultura escolar, que es extremadamente jerárquica, el profesor se siente con un poder tremendo para resolver problemas de los estudiantes. Les impide la posibilidad de tematizar las cosas o de profundizar en un tema. Más bien tiende a resolver, a zanjar lo antes posible los conflictos para intentar seguir haciendo la clase.

De alguna forma, eso tiene que ver con el grado de responsabilidad que se le asigna al profesor jefe. Quizás en los colegios se asume que el profesor jefe es como un "padre" o como una "madre" para el curso.

Sí, hay una imagen bastante fuerte de aquello, que de alguna forma también es muy asumida por el profesor jefe. El profesor jefe también se asume como el papá o la mamá de los estudiantes. Cuando ellos intentan buscar causas o buscar responsables en los conflictos, el discurso de los docentes es súper homogéneo: le echan la culpa a la familia. Y por otra parte, los apoderados sostienen que la educación la ejecuta la escuela. Ahí se provocan roces, porque frente a temas conductuales, de convivencia, se culpan mutuamente a nivel de discurso.