Una fábula extravagante

Santiago, 16 de julio de 2003

Erase una vez un Estado que decidió mantener una Universidad de su propiedad en las siguientes condiciones: (a) Aportando menos de un cuarto del presupuesto total anual, pero forzando a la institución a generar una buena cantidad de "bienes públicos", (b) Dejando a cargo de la institución toda la inversión en renovación y aumento del capital instalado; (c) Manteniendo reglas "públicas" para los funcionarios y académicos, así reduciendo la habilidad de la institución para acomodarse a los cambiantes retos de la investigación y la formación; (d) No financiando los incrementos anuales del salario "público" para los empleados "públicos" que son los nominalmente los funcionarios y académicos de la institución; (e) Controlando el cumplimiento de normas públicas, incluyendo la revisión y control total de las tres cuartas partes del presupuesto total que la institución debe generar anualmente; (f) Compitiendo en un "mercado" que no mantiene similares restricciones para los otros actores, incluso sin existir revisiones ni controles presupuestarios en otras instituciones en las que el Estado colabora financieramente; (g) Manteniendo exigencias declaratorias generales, pero sin un sistema de cuentas de gestión y revisión presupuestaria por objetivos que permitan a la institución fijar sus metas y tareas.

Los ciudadanos creen, por el contrario, que la Universidad es "del Estado" en términos objetivos; creen, por ello que la Universidad recibe todos los recursos de parte de éste, y que entonces no debe existir preocupación por su futuro. No saben que el alto estándar académico se logra sólo porque los propios académicos subsidian a la Universidad (y al Estado) vía sus bajas remuneraciones. No están informados que la investigación y demás actividades se orientan por la disponibilidad de recursos antes que por las necesidades del país y que los estudiantes (los mejores del país) tienen ayuda muy limitada y pasan cada día más a ser sólo "clientes" de la institución formadora. Muchos creen, con razón, que a este paso, y sin proyecto verdadero de educación superior, lo que se observara será una cada vez menor calidad de la actividad universitaria, puesto que el referente de calidad debiera ser la "Universidad del Estado", como lo ha sido en el pasado y lo es aún actualmente.

Esta es una fábula... cualquier semejanza con situaciones extravagantes de la vida real chilena no es más que una intencionada coincidencia.

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