Lo que Revelan los Temporales

5 de Junio de 2002

Estos días de temporales y sufrimiento, los chilenos hemos podido constatar, una vez más, la profunda incidencia de la pobreza entre nosotros. Quizás los indicadores de los que disponemos habitualmente, no revelan en toda su magnitud la precariedad en que subsisten muchos de nuestros conciudadanos. Al verificarse la pobreza de las viviendas más modestas y la existencia de campamentos y poblaciones realmente miserables, debe meditarse sobre las prioridades de país y con respecto a la necesidad de entregar mejores respuestas por parte de la política pública. Las necesidades extremas que prevalecen en el país se han podido verificar en la forma más cruda con el impacto del temporal. Llama ello a reflexionar sobre la necesidad del progreso económico que tanto necesita Chile para abordar estos problemas estructuralmente; y sobre la cuestión fundamental respecto a cómo la existencia de estos problemas sociales tan agudos, son en sí mismo un factor que bloquea la posibilidad de tener mayor inversión y crecimiento. La inestabilidad social que causa la existencia de tanta pobreza y desigualdad es, en efecto, un factor que posterga en forma definitiva las condiciones para una expansión sostenida de la economía nacional.

Surgirán ahora -como de hecho ya han emanado desde diversas fuentes- los llamados a la solidaridad y a la ayuda hacia nuestros compatriotas damnificados y en carencia. Es bueno que así sea, y debemos todos prestarnos a colaborar solidariamente para ayudar a muchos sumidos en la desgracia. Pero ese gesto no significará nada, ya que pasada la emergencia no habrá desaparecido esta pobreza extrema que han revelado a muchos los recientes temporales. Lo que necesitamos es un consenso nacional respecto del ataque a la pobreza en forma efectiva y decidida, para no tener que lamentar cada año el "descubrimiento" de tanta necesidad que existe en segmentos muy mayoritarios de nuestra sociedad. Los esfuerzos en educación, en inversión social y en el estímulo al crecimiento deben caminar en paralelo, para que las futuras generaciones no tengan que sentirse impactados por la desoladora realidad social que revelan temporales como los de estos días. No habrá país exitoso, ni verdaderamente integrado a la economía global, si subsiste la existencia de una pobreza dura tan dramáticamente exhibida.

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