Nga Kete o Te Matauranga

05 de Julio de 2000

Bajo ese título, en maorí, la Asociación de Universidades del Asia Pacífico, convoca en Nueva Zelanda a una conferencia para estudiantes de doctorado. Significa "las tres fuentes del conocimiento", es decir el conocimiento que sentimos, el que vemos y el de las realidades espirituales. Importante evento, puesto que indica que las universidades de investigación de las regiones económicamente más activas del mundo (Asia, el Pacífico del Sur y la Costa Oeste de EE.UU.) están dando gran importancia a la formación doctoral. Hay que hacer notar que en estas economías prevalece una expansión en el gasto público y privado en investigación, ya que se ha reafirmado la estrecha correlación entre expansión y éxito económico, y la solidez y calidad de la investigación científica y tecnológica. Es oportuno destacar esto, puesto que Chile está intentando doblar los recursos para investigación dentro de los próximos seis años, a la vez que impulsando fuertemente la educación de cuarto nivel. Ello constituye un uso prioritario de recursos, y debiera marcar el impulso de las propias universidades y de la calidad de su trabajo, como ocurre en el mundo Asia-Pacífico.

Pero otro aspecto notable del programa neozelandés, se refiere a la aplicación de un concepto amplio de investigación. Parece decirnos que sin enriquecer el espíritu y los valores no es posible sustentar un programa exitoso en ciencia y tecnología, así contradiciendo lo que pareció ser la tendencia prevaleciente durante la guerra fría. Pero es verdad que sin humanismo, sin saber qué impacto, por ejemplo, tendrá esa investigación "dura" en nuestra organización social y laboral, la creación científica pierde sentido de realidad. Sin ello, el progreso científico es de lenta aplicación, y los nuevos cientistas se transforman poco a poco en una especie de casta privilegiada pero sin vinculación a la temática prioritaria como país. En cualquier caso, una nota también de interés es el hecho de que el presidente de Conicyt esté planeando otorgar un mayor énfasis a la investigación social y humanística.

Los desarrollos comentados son esperanzadores, y apropiados para poder entrar a una dinámica económica basada en el conocimiento, de cara al nuevo milenio.

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