Recuperar el alma

14 de Junio de 2000

La recuperación de nuestra economía y de nuestros problemas materiales pasa también por una recuperación en paralelo o en forma previa del alma nacional. Hoy en día, se percibe intranquilidad, se anuncian problemas desde muchos sectores, nuestros viejos males como sociedad empiezan a aflorar con renovados bríos. Las amenazas rescatan una agresividad verbal, y a veces real, que recuerdan nuestros peores días. Hay algo que todavía no nos permite mirar hacia el futuro con confianza y en función de un proyecto nacional cohesionador. La construcción de este escenario va mucho más allá de una administración de gobierno y de la propia clase política. Se trata de una especie de desaliento social, de una cierta desazón con nuestros días que tiene que comprometernos a todos en la tarea de despegar y salir adelante con renovados bríos en lo material, pero por sobre todo en lo espiritual.

Nuestra sociedad esconde profundos conflictos y divisiones. Pero ya es hora de mirar a nuestros niños y comprometernos en un futuro de país con mayor unidad e ímpetus de triunfo. Tenemos el peso histórico de la derrota, del atraso, del cuestionamiento mutuo, de la desconfianza y del inmovilismo. Este es el tema de fondo cuando se analiza la recuperación económica, la necesidad de una agenda de cambios, la posibilidad de establecer una salida para nuestra crisis política. Lo primero, es reconocer donde estamos, y la necesidad evidente de abordar con realismo y sinceridad nuestros problemas. Lo segundo, es mirar hacia adelante, hacia al futuro que todos decimos ver con esperanza, aunque siempre con una lánguida mirada hacia el pasado comprometedor. Lo tercero, es construir el proyecto común que deseamos, constituyéndolo en un remedio para nuestra angustia como sociedad, usando el pasado triste como una fuente de enseñanza más que como una permanente barrera para avanzar.

El alma nacional debe recuperarse con fuerza y vigor. Es una tarea que debe comprometer a todos, con énfasis en nuestros niños y jóvenes, quienes sufren las desorientaciones y contradicciones que fomenta un clima de permanente "ayer", que evita mirar hacia su realidad plena que es el "mañana". No habrá ninguna recuperación material, si no sanamos a nuestra aquejada sociedad de sus viejas heridas espirituales, si no contribuimos todos a recuperar plenamente el alma nacional.

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