Presos del pasado

31 de Mayo de 2000

Las perspectivas económicas mundiales se presentan bastante mejores que las del año recién pasado. Asia empieza a despertar con vigor de su crisis, y Japón se dispone a crecer este año en medio de reformas destinadas a garantizar la estabilidad de la expansión. América Latina también sale de la recesión que le afectó por largos meses, y la demanda por importaciones se activa en forma concordante. En los EE.UU. el vigor del crecimiento ha llevado a un peligro de inflación, recomendando por parte de la Federal Reserve la imposición de tasas de interés un tanto mayores para "enfriar". Nada hay que haga temer, sin embargo, que la economía chilena deba seguir un mismo camino, porque las situaciones son completamente distintas. Chile enfrenta un marco de capacidad ociosa que le permite expandir sin graves peligros inflacionarios. Ello hace poco probable que el Banco Central introduzca una medida contractiva, así contradiciendo a observadores que han opinado en contrario.

El gran desafío para Chile está en la inversión. Ese es el factor que debe o no permitir una expansión significativa este año y los que vienen, así también dando lugar a un crecimiento del empleo y los salarios. La misma debería también facilitar la diversificación y masificación de nuestras exportaciones, la clave de verdad para sostener el crecimiento. Sin embargo, el debate político muchas veces no hace más que crear un ambiente poco amistoso para la inversión, y favorecedor de un mayor riesgo-país. Nada más lejos de la realidad y de la gente; lo que llega a los titulares internacionales, lo que cubre gran parte de nuestra propia prensa, lo que tanto ocupa el tiempo de nuestros políticos, parece, sin embargo, tener una mayor vigencia real y mostrar un país distinto y conflictivo. Estamos siempre de vuelta al pasado, a pesar de que el país en su día a día está en el presente y mirando a su futuro.

Es urgente que no sigamos presos del pasado. Hay una historia que se debe resolver, pero que no puede seguir acortando nuestra mirada futura. No habrá excusa que valga para no entregar a las nuevas generaciones un país fortalecido, recuperado de sus heridas y mirando sobre los odios hacia la consecución de un futuro mejor.

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