Una ética contra la violencia.

29 de Marzo de 2000

El tema valórico es cada día más importante en una sociedad como la nuestra, que se esfuerza por conseguir un mayor desarrollo y profundiza contradicciones que llevan, muchas veces a situaciones de caos y conflicto. Es en extremo preocupante a este respecto lo que sucede con nuestra juventud, cuyas ocasionales manifestaciones de violencia y de desapego a normas de buena convivencia social nos sorprenden cuando ocurren. ¿Qué es lo que sucede? Hay, evidentemente, una gran violencia contenida que como sociedad no estamos sabiendo manejar, como tampoco sabemos encauzar adecuadamente los sentimientos positivos que emanan de una juventud con inquietudes y, muchas veces, falta de oportunidad. Hay un problema de brecha generacional que está impidiendo una mejor comunicación con nuestros jóvenes, pero también estamos fallando en forma ostensible en cuanto a lograr una educación más fundamental y profunda en temas valóricos y aquellos relativos al respeto mutuo en la expresión libre de sentimientos e ideas.

Lo superficial es identificar esas reacciones como puros desmanes y actos de provocación irracionales. Tales interpretaciones se estrellan con el hecho de que las manifestaciones de violencia cruzan a todos los sectores sociales, y tienen por raíz común la ausencia de una formación que entregue fortalecimiento ético en un contexto de libertad. Se trata de un tema que requiere profunda meditación, pero mucho hay en lo que nos está ocurriendo de déficit en nuestra educación que, derivando más bien en una efectiva instrucción, ha descuidado la formación integral de nuestros jóvenes. Los valores que dan lugar al respeto mutuo y el respeto a las instituciones deben ser fortalecidos, diseminados, discutidos y enriquecidos en forma permanente, sin una actitud aplastante que imponga, sino que posea el mérito profundo del que inspira y convence en torno a ideas y principios. La necesidad de desarrollar una ética contra la violencia, no puede desvincularse de aquella de generar instancias para la expresión libre de nuestros jóvenes, así ensenándonos el camino para tratar con problemas que podríamos mucho lamentar más tarde.

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