Palabras del Rector de la Universidad de Chile, Profesor Luis A. Riveros, con motivo de la entrega del Grado de Profesor Emérito al distinguido académico Don Alvaro Saieh Bendeck

Cada vez que se concede la distinción de Profesor Emérito de la Universidad de Chile, es menester recordar los fundamentos requeridos para que el Consejo Universitario otorgue su aprobación. Por una parte, se destaca a académicos que han efectuado un aporte importante al trabajo de esta Casa de Estudios en algunas de sus Facultades o Institutos. Por otra, se establece un vínculo permanente entre el homenajeado y la institución. El primer aspecto otorga a esta distinción la jerarquía que tiene dentro del conjunto de reconocimientos que la Universidad de Chile puede entregar a sus miembros o a otros destacados de fuera de la Institución, puesto que el grado de Profesor Emérito es la distinción más importante que entrega la Corporación.

Se reconoce a quienes han destacado por su trabajo académico, a quienes han contribuido al progreso de esta institución en sus múltiples aspectos e implicancias. En primer lugar, se reconoce un currículum académico destacado, obtenido desde la Universidad en sus formalidades académicas, como ha ocurrido con nuestro homenajeado de hoy, quien ha ascendido a los sitiales más importantes de la carrera académica a partir de su trabajo en la Universidad de Chile, obteniendo el grado de Doctor en Economía y habiendo contribuido con un trabajo destacado en la organización y conducción de la Institución. Pero también, y más allá de las formalidades, se reconoce un trabajo por lo que significa su contribución en lo estrictamente académico, cosa que ha distinguido al Profesor Alvaro Saieh por sus aportes en economía monetaria y por haber sido uno de los propulsores de la enseñanza sistemática y la investigación en áreas importantes en macroeconomía, especialmente durante los tempranos albores de la llamada revolución de Lucas, como asimismo en temas microeconómicos de trascendencia y de carácter innovador a mediados de la década del setenta, como la teoría del capital humano y la economía de las regulaciones. Se puede estar o no de acuerdo en los aspectos interiores de cada una de esas ramas de la enseñanza y la investigación en economía; se puede adherir más o menos firmemente a las implicancias y contenidos de dichas teorías o aproximaciones a la conducta agregada o individual desde el punto de vista económico. Puede uno ser más o menos escéptico acerca de la capacidad que tienen los modelos asociados a esas teorías para proporcionar predicciones adecuadas al entendimiento cabal de los fenómenos que se intentan explicar. Pero en lo que debemos estar fundamentalmente de acuerdo es en la necesidad que tales contribuciones existan, que prevalezca una diversidad en las formas de entender el mundo y el comportamiento de las economías; en que la discusión acerca de esas teorías puede arrojar la luz que necesitamos para acercarnos a una verdad en el contexto de los modelos económicos y sociales.

La contribución del Profesor Alvaro Saieh al conocimiento en economía es indiscutible, y está probada por un currículum destacado de aportaciones académicas. Pero también es importante reconocer que él le dio un lugar a la discusión académica formal sobre los temas económicos, en nuestro medio abrió perspectivas diversas en el ámbito de la formación de posgrado; permitió y alentó la diversidad, puesto que en ella reside la consistencia que se necesita para avanzar en la búsqueda de la verdad.

En cuanto al segundo aspecto que he mencionado como basal para conferir esta distinción de Profesor Emérito, es necesario referirse a la vinculación del Profesor Alvaro Saieh con la institución. Ya se ha referido el señor Decano don Joseph Ramos a su currículum como profesor de la Facultad y destacado universitario. Se trata de quien se formó en nuestras aulas, y de quien realizó estudios de posgrado en la Universidad de Chicago siendo un becado de la Universidad de Chile; este premio reconoce a quien decidió emprender la carrera académica desde la posición de ayudante hasta la de Profesor Titular, y de quien puso empeño en cumplir con responsabilidades de dirección que muchas veces los académicos desdeñan a pesar de lo significativo que es para la institución universitaria el contar con la contribución de muchos talentos para su mejor hacer, para su desarrollo en un medio que siempre tiende a ser en extremo competitivo y muchas veces hostil desde el punto de vista de la política pública.

A menudo el compromiso directivo tiene lugar en ambientes de política nacional o universitaria poco propicios. Muchas veces, el desempeño y su evaluación viene antecedido por otros juicios respecto de la prevalencia de problemas políticos de orden superior. Pero es importante que en el tiempo seamos capaces de discriminar los resultados asociados a un marco inadecuado, de aquellos que se vinculan directamente al ejercicio académico de la tarea conductora. El Profesor Alvaro Saieh se desempeñó como directivo en tiempos muy difíciles para nuestra institución y para el país, tiempo de divisiones profundas y de enfrentamiento, donde ocurrió un daño sistemático a la Universidad de Chile y a la forma en que las ideas se han de discutir en un claustro académico; sé muy bien que el estuvo para defender la valía del trabajo académico, y que eso mismo le costó el tener que abandonar responsabilidades bajo la misma ola arremetedora que había ya causado tanto dolor en esta casa.

Nuestro homenajeado no es solo un hijo de esta institución, sino también quien puso sus empeños en mejorar su condición, en alentar una elevación del trabajo académico, en mejorar la calidad de nuestra respuesta, como ha sido efectivamente la acción de esta institución que no solo esta acreditada por el máximo número de años y de áreas permitida, sino que también ha sido incorporada como la única universidad chilena en el ranking de las 500 mejores del mundo, según la Unión Europea. Sin lugar a dudas esto se debe a nuestra capacidad para mantener, más allá de las fluctuaciones políticas y de los problemas tremendos que han afectado desde fuera a esta institución, el estándar académico que nos permite seguir siendo la primera Universidad de Chile.

El Profesor Alvaro Saieh nunca ha dejado de sentirse un hijo profundamente comprometido con esta Casa. Siempre se ha esmerado en manifestar su complacencia con los resultados habidos cuando son ventajosos, como también su preocupación cuando ellos no son los más propicios y ponen en riesgo la obtención de una firme situación en el contexto comparativo. Muchos podemos expresar desacuerdo con la forma en que se conduce la institución, pero nadie estará en desacuerdo con los resultados que se obtienen, con el reconocimiento internacional que nos llega día a día y que se cumple en múltiples maneras, o con la preferencia que por nosotros manifiestan los jóvenes en su elección de pre o posgrado o con nuestro sitial de ser la primera Universidad en materia de investigación y de extensión artística y cultural. El Profesor Alvaro Saieh ha sido siempre un auspiciador de ese éxito, un soporte verdadero para continuar adelante.

Nuestro homenajeado de hoy llegó desde Talca, donde su padre con la tienda que administraba como buen descendiente de inmigrante venido del Medio Oriente, sustentó los estudios de sus hijos no sin sacrificios. El nunca ha olvidado ese origen modesto, y siempre expresó preocupación con las situaciones similares que se dan hoy en un contexto de política pública muy distinto, donde los estudiantes y sus familias deben financiar sus estudios; probablemente el Profesor Alvaro Saieh, y el lo sabe, no habría sido elegible para crédito universitario, y posiblemente ello habría determinado para él un futuro muy distinto; por eso la revisión de las políticas para que podamos educar a los hijos de la clase media sin las tribulaciones con que deben enfrentar sus estudios en la actualidad reviste gran preponderancia.

Este descendiente de árabe, que nunca ha olvidado su cuna familiar ni tampoco su alma mater universitaria, cumple con el requisito de mantenerse espiritualmente ligado a la institución y de manifestar siempre, en múltiples formas, su ayuda, su cercanía, su contribución para el mejor desempeño. Debo agradecerle mucho gestos que han sido importantes para esta vieja Casa, en momentos difíciles, cuando su solidaridad fue no solo un bálsamo refrescante, sino también una ayuda indispensable. Su consejo, su palabra, sus ideas, siempre denotan cariño y preocupación por la Universidad de Chile, y eso debo agradecerlo puesto que se mantendrá ahora y siempre vinculado a la Universidad como Profesor Emérito de la misma.

Querido Alvaro; deseo manifestarte con cariño nuestra profunda complacencia con este acto, y con la merecida distinción que te ha otorgado el Consejo Universitario; he mantenido un discurso férreo de defensa de la institución, porque con ello creo que se favorece el futuro de Chile, y porque también se entrega oportunidad al joven modesto que viene de provincia o de una zona de clase media en Santiago, y que por sus capacidades debe tener el apoyo necesario para salir adelante en instituciones universitarias de excelencia. Tú estuviste entre aquellos hace ya varios años; tú no te has olvidado de ese origen y de la casa que albergó tus ideales y proyecto tus capacidades. Quiero pensar que tu vinculación ahora permanente con esta, tu Universidad, sea un símbolo que podremos mantener por siempre no solo los altos estándares académicos que hemos propiciado, sino también el necesario ambiente de oportunidades y de justicia para los jóvenes más capaces de Chile.

 

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