En el campus Juan Gómez Millas

Nuevos desafíos y un cambio de paradigma: U. de Chile presenta su Modelo de Inclusión en Educación Superior

U. de Chile presenta su Modelo de Inclusión en Educación Superior
Presentación Modelo de Educación Inclusiva JGM.
Presentación Modelo de Educación Inclusiva en el Campus Juan Gómez Millas.
Christian Miranda, vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales.
Christian Miranda, vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales.
Maribel Mora Curriao, directora de la Oficina de Equidad e Inclusión.
Maribel Mora Curriao, directora de la Oficina de Equidad e Inclusión.
Pamela Díaz-Romero, directora de la Dirección de Bienestar y Desarrollo Estudiantil.
Pamela Díaz-Romero, directora de Bienestar y Desarrollo Estudiantil.
Matias Lazcano, encargado de Equidad e Inclusión de la Facultad de Ciencias.
Matías Lazcano, encargado de Equidad e Inclusión de la Facultad de Ciencias.
Taller grupal sobre experiencias de solicitudes estudiantiles.
Taller grupal sobre experiencias de solicitudes estudiantiles.

“Este modelo busca cambiar el paradigma que hemos llevado hasta ahora, desde el lugar de apoyar a las y los estudiantes a suplir las llamadas brechas o vulnerabilidades para pasar a un modelo que reconoce en las instituciones las barreras que impiden que todas las y los estudiantes puedan participar en igualdad de oportunidades. Pasamos de mirar al sujeto como la persona que tiene el problema, a mirar a la institución o a la sociedad en general como la que genera barreras para la inclusión de ciertos grupos específicos”.

De esta manera, la directora de la Oficina de Equidad e Inclusión de la U. de Chile, Maribel Mora Curriao, explicaba la base fundamental del Modelo de Inclusión en Educación Superior (MIES), el cual fue presentado la semana pasada a las autoridades y equipos de las distintas facultades que componen el Campus Juan Gómez Millas (JGM). Destacó, además, la amplia participación, ya que necesitamos “del máximo conjunto de personas que componen el campus y que trabajen estos temas para que implementen de la mejor manera posible este modelo, el que busca el acompañamiento de estudiantes dentro de la institución en todo su proceso y en toda la vida universitaria”.

Estuvieron presentes en la instancia decanos, vicedecanos y representantes de las seis facultades que componen JGM, quienes valoraron que se siga avanzado en esta materia. “Yo vengo de una facultad que como todas no está exenta y libre de dificultades. Si bien nos aqueja una situación histórica de déficit estructural, aquello no ha sido motivo para detener el avance de todos estos procesos que van en pos del crecimiento social, humano y de un mejor pasar de nuestras comunidades. Confío que, en permanente diálogo con el nivel central y con los tres estamentos, continuaremos por esta senda que vendrá a beneficiar a quienes hoy y mañana se integran a nuestra universidad, los que -a su vez- también estoy seguro trabajarán por el bienestar de quienes les sucederán”, comentó el decano de la Facultad de Artes, Fernando Carrasco. 

Por su parte, el vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales, Christian Miranda, recordó el proceso actual de reacreditación que vive la Universidad y la conexión que tiene con este modelo. “La acreditación nos enfrenta al desafío de poner a prueba el discurso a la práctica y pone un tema importante en el debate de hoy día, que es con qué recursos, ya que la política es un discurso vacío si no se implementa en la práctica y no hay recursos para su trascendencia”. En este sentido, agregó, “la acreditación nos pone los bordes desde el ámbito curricular, vale decir, desde la política a la práctica y es ahí donde tenemos que abandonar la inclusión solo por una funcionalidad curricular. Tenemos que dar ese debate institucional, ya que la inclusión educativa nos lleva a los fundamentos del quehacer de la Universidad (...) La inclusión es un acto de humanización y es ahí donde nos preguntamos por el sentido de lo que hacemos, no solo si somos buenos en lo que hacemos”.

Pamela Díaz-Romero, directora de Bienestar y Desarrollo Estudiantil, destacó que este este modelo no solo viene a aportar a la dimensión educativa, sino que también invita a cuestionarnos nuestra estrategia de formación integral, “porque lo que busca, de alguna manera, es dar la posibilidad de bajar los distintos instrumentos de los que se ha dotado nuestra misma institución, las políticas, pero también los instrumentos públicos que el Estado de Chile ha implementado para asegurar, desde una perspectiva de derechos, la participación incidente de los grupos tradicionalmente subrepresentados en los distintos niveles de formación y en particular en la Educación Superior, para que su inclusión no sea solo desde el punto de vista de la educación que reciben, que por cierto es fundamental y es nuestro compromiso con la calidad, sino que también en aquello que son capaces de aportar en el proceso de formación integral de toda la comunidad, haciendo presente una práctica bidimensional que permita que en este proceso de inclusión todos y todas aprendamos a ser mejores ciudadanos y a tener una participación respetuosa de las diferencias”. 

Los equipos de equidad e inclusión de las seis facultades que componen el Campus pudieron compartir sus avances y experiencias. Además, respondieron a la invitación de pensar las proyecciones y principales desafíos que se ven en el futuro. 

“Uno de los desafíos que hemos conversado con las distintas unidades de la Facultad tiene que ver con la capacitación en educación inclusiva, ya que hay desconocimiento de la Política por parte del cuerpo docente y funcionario, así como también la construcción de una Mesa Local de Equidad e Inclusión y una sistematización de las experiencias en prácticas inclusivas”, comentó Deyanira Maulen, encargada de equidad, interculturalidad y diversidad funcional de la Facultad de Artes, espacio que recién en mayo de 2023 estableció de manera permanente dicha figura.

Su colega y encargado de Equidad e Inclusión de la Facultad de Ciencias, Matías Lazcano, concordó en que uno de los principales desafíos es la formación docente y funcionaria, así como la asignación de recursos suficientes para dicha labor, a los que se suma “la creación de un entorno físico y social inclusivo, la preparación de los y las estudiantes para la diversidad y el respeto mutuo, la superación de las resistencias y prejuicios en la comunidad educativa, así como la identificación y eliminación de las barreras físicas y actitudinales”.

El Modelo de Inclusión en Educación Superior cuenta con tres pilares fundamentales, siendo la base la restitución de derechos como eje de acción: 

  • Acceso efectivo: Con acompañamiento en el proceso de transición e inserción a la vida universitaria.
  • Participación con identidad: La etapa universitaria es clave -a la vez que conflictiva, generadora y potenciadora- de la definición de la o las identidades de las personas.
  • Incidencia en los distintos ámbitos derivados del paso por la universidad: Pueden ser político, cultural, artístico, deportivo, social, organizacional, y del desarrollo del conocimiento, entre otros.

El espacio culminó con un diálogo grupal que analizó dos casos que buscaron ampliar la reflexión sobre el actuar frente a las adecuaciones curriculares y las solicitudes de garantía de estudiantes. Esta fue la cuarta presentación por campus del Modelo de Inclusión en Educación Superior de la Universidad de Chile, la que se espera terminar durante este 2024, en pos de seguir avanzando en acciones inclusivas que garanticen el ejercicio de derechos en nuestro plantel.