Día Mundial de las Legumbres 2024:

Académica Cecilia Baginsky destaca importancia de las legumbres en la agricultura y la alimentación en conferencia de FAO

Cecilia Baginsky destaca importancia de las legumbres

En el marco de la conmemoración del Día Mundial de las Legumbres 2024, la Dra. Cecilia Baginsky, destacada académica de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, ofreció la conferencia titulada "Pulses for improving soils in Latin America". Evento, que tuvo lugar el pasado 10 de febrero en la ciudad de Roma, y que se ha consolidado como una plataforma para sensibilizar sobre la importancia de las legumbres en la nutrición humana, la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ambiental.

Desde su proclamación por la FAO en 2016, el Día Mundial de las Legumbres ha buscado destacar el valor nutricional y agronómico de estos cultivos. Este año bajo el lema: "Las legumbres: nutrir los suelos y a las personas", se resaltó en forma especial el potencial que éstas tienen para alimentar a la población mundial y mejorar la salud del suelo, recurso, este último, subexplotado para la producción de variedades como el poroto, garbanzo, lentejas y arvejas.

En su exposición, la Dra. Baginsky resaltó el papel fundamental de las legumbres en la recuperación de suelos degradados, gracias a su capacidad para fijar nitrógeno atmosférico y reducir así la necesidad de fertilizantes químicos. Proceso no solo beneficia a los agricultores en términos económicos, sino que también contribuye a la mitigación del cambio climático al reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

En este sentido la académica, explicó que “las legumbres ayudan a reducir la huella eclógica al producir entre 5 y 7 veces menos gases de efecto invernadero (GEI) por unidad de superficie que otros cultivos, ahorrándose a su vez energía de combustibles fósiles en el sistema. Sumado a ello, muchas legumbres tienen la capacidad de solubilizar fosforo a través de su sistema radical, dejando gran parte de elemento de manera accesibles para las plantas, lo que genera un nuevo ahorro en fertilizantes y menor contaminación del suelo. Además de enriquecer el suelo con nutrientes, las legumbres generan importantes aumentos en el contenido de materia orgánica lo que permite mejorar la calidad física del suelo reduciéndose con ello la compactación y la erosión del mismo, lo que trae consigo una mejor retención de nutrientes y sobre todo una mayor retención del agua, aspecto crucial bajo las condiciones de cambio climático y estrés hídrico al que se ven sometidos muchos cultivos en diferentes Regiones de América Latina y el Caribe”. 

Asimismo, destacó que las legumbres enriquecen el suelo a través de una gran diversidad de microrganismos que ayudan a reducir plagas y enfermedades presentes en los cultivos y facilitan la aparición de depredadores y enemigos naturales, todo lo cual genera aumentos en el rendimiento de los cultivos posteriores. 

En su discurso, la profesora Cecilia Baginsky, también hizo hincapié en dos legumbres ancestrales de la Región, ellas son el poroto (Phaseolus vulgaris) y el Tarwi (Lupinus mutabilis) y cuyos beneficios tanto agronómicos como alimenticios son relevantes; así el Tarwí, presenta un contenido de proteínas que supera el 44%, siendo a su vez la legumbre con el mayor nivel de proteína en la Región; por su parte el poroto, presenta algunas razas, entre ellas la Raza Chile (centro de origen en nuestro país) cuyas variedades nativas chilenas presentan por sobre un 34% de proteína, tal cual lo ha demostrado un estudio hecho en la Universidad de Talca.

La Doctora en Biología, además enfatizó que la producción de legumbres en gran parte de la Región de América Latina y el Caribe ha tenido una tendencia a la disminución, a pesar de los importantes beneficios indicados anteriormente, siendo Chile uno de os países con una mayor reducción de su superficie sembrada (97% en las últimas décadas), y con un consumo per cápita también reducido, pasando de 4,5 a 1,2 kg en este período. Esta situación contrasta con la de Argentina, cuyo aumento de la superficie sembrada se ha triplicado en ese país, no así su consumo el cual se redujo desde 1,3 kg a 800 g per cápita, basando su producción casi exclusivamente en la exportación y no en la alimentación, aspecto que se repite también en otros países de la Región y cuyas cifras son preocupantes, sobre todo por los datos de mal nutrición que existen en grande parte de América Latina y el Caribe.  

Por último, en su presentación la académica, destacó algunos aspectos relevantes a considerar para la Región, entre ellos: La necesidad de encontrar un compromiso de la comunidad nacional e internacional para transitar hacia dietas saludables con mayor incorporación de vegetales (Guías Alimentarias); de generar políticas públicas para aumentar la producción, procesamiento y consumo de vegetales sobre todo el de las legumbres y reducir el consumo de carne; el aumentar el apoyo a los pequeños productores, en términos financieros, de disponibilidad de créditos y seguros, así como también, en términos científicos, proporcionando nuevas y mejores tecnologías para aumentar el rendimiento; y finalmente, el fortalecimiento de la producción y protección de variedades locales.