Dirigido por el Departamento de Pregrado de la Vicerrectoría de Asuntos Académicos

Incorporación de la perspectiva de igualdad de género en el Modelo Educativo: la ambición de pasar de la teoría a la práctica

Perspectiva de Igualdad de Género en el Modelo Educativo

“En el momento del movimiento feminista se percibió que el Modelo Educativo era la puerta de entrada para incorporar la perspectiva de género, porque en las interacciones que se dan en la relación pedagógica entre docentes y estudiantes, y también entre estudiantes, son un espacio privilegiado para la reproducción de estereotipos y del orden de género, en distintos niveles, por lo tanto, es ahí donde hay que trabajar. Si es un espacio privilegiado para la reproducción de la desigualdad, también lo es para la transformación”, señala Viviana Sobrero, Jefa de la Unidad de Docencia del Departamento de Pregrado.  

Por su parte, Leonor Armanet, Directora de Pregrado, destaca que “incluir el principio de igualdad de género y no discriminación en el Modelo Educativo fue estratégico, porque lo que queremos lograr, es que, en el cotidiano del proceso formativo, es decir, en cada aula, en cada interacción del profesorado con las y los estudiantes, ocurra esta conciencia de que tienes que trabajar sin discriminar, poniendo en valor el aporte de las mujeres, de no repetir elementos que han sido históricamente discriminatorios, etc. Esto tiene que ir a la cultura de la institución y de la formación. Es un trabajo en desarrollo, porque el cambio que se quiere no se instala por decreto y esto es un proceso en el que hay avances, dificultades y a veces retrocesos”.

Según se señala en el Modelo Educativo institucional, “estas transformaciones exigen revisar los procesos formativos institucionales y los tipos de interacción social que estos procesos promueven. La complejidad de dichas transformaciones requiere de una comunidad universitaria activa, capaz de conjugar debate, acción, investigación, aprendizajes y transformación institucional en múltiples niveles” (UNIVERSIDAD DE CHILE, Modelo Educativo, 2021, p.10)

Perspectiva de género en la formación, la docencia y el currículum

Cuando se habla de procesos formativos, se alude a la docencia como práctica y al currículum como aquello que estructura y enmarca esa práctica docente, permitiendo pensar cómo se organiza el currículum, las prácticas docentes y la convivencia cotidiana de la vida universitaria.

“El currículum da cuenta de una manera de concebir, comprender y proyectar la formación de personas, acorde con las necesidades y desafíos de la sociedad y la identidad institucional (…) Desde esta perspectiva, se entiende que las propuestas curriculares se expresan en los proyectos formativos. El proyecto formativo de la Universidad se enmarca en un enfoque curricular orientado por competencias” (competencias específicas, genéricas y competencias sello)” (UNIVERSIDAD DE CHILE, Modelo Educativo, 2021, p.33).

Respecto de las competencias sello, Viviana Sobrero señala que estas expresan “el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que todas y todos las y los estudiantes de la universidad deben desarrollar. Esto significa que las mallas curriculares se organizan en función de lo que se compromete en un perfil de egreso, entonces asociar la igualdad de género y no discriminación a una competencia sello, significa que en todas las carreras se debe mirar la presencia de esta competencia en algún punto, porque está mandatado como sello formativo institucional”.

También en el ámbito curricular se cuenta con “Orientaciones para el proceso de ajuste curricular con perspectiva de género”, próximas a publicarse, para que las carreras puedan ajustar sus mallas incluyendo esta perspectiva. Estas orientaciones buscan ser una referencia para procesos posteriores de innovación curricular, para lo cual la mayoría de las carreras están actualmente en un proceso de revisión de sus mallas.

“En cuanto a las orientaciones para el desarrollo curricular, todo parte por tomar consciencia y dar visibilidad, por ejemplo, en cualquier área del conocimiento pensar cuánto aporte de mujeres se reconoce, cuánto falta por investigar, qué mujeres han producido conocimiento y cómo este conocimiento en veterinaria, agronomía, ingeniería, en lo que fuere, repercute en un modo de entender la profesión, que incorpora la perspectiva de lo femenino”, agregó Sobrero.

“Se trata de reconocer que se ha obviado el aporte del género como categoría y perspectiva analítica, y las relaciones de género como objeto de estudio, lo que resulta en visiones sesgadas e incompletas en los diversos campos del conocimiento” (UNIVERSIDAD DE CHILE, Modelo Educativo, 2021, p.25).

Para reforzar la incorporación de la igualdad de género en el currículum, se consideró esta perspectiva en los cursos de formación de tutores estudiantiles y también en los criterios de reconocimiento curricular de actividades extracurriculares de vinculación con el medio que realizan estudiantes. De este modo, existe la posibilidad de que aquellos/as que realizan algún tipo de actividad o servicio comunitario, puedan postular para que ésta sea reconocida como un curso de formación general (CFG).

En cuanto a la formación docente “nos referimos a las prácticas que se dan en la interacción entre profesores y estudiantes, donde a veces se hacen distinciones de roles que muchas veces reproducen prácticas sexistas de forma inconsciente, tales como quién toma la palabra o cuando el profesor o profesora valora más la palabra de un chico que de una chica. Esto pasa mucho”, señala Sobrero.  

“La perspectiva de igualdad de género y no discriminación invita a analizar y problematizar las interacciones entre el cuerpo académico y el estudiantado dentro del aula y de los procesos formativos en general. Esto implica no solo identificar y erradicar las formas más evidentes de violencia sexual y de género que suceden en estas interacciones, sino también abordar el sexismo y la discriminación en las actitudes, comportamientos, lenguaje y en el trato cotidiano” (UNIVERSIDAD DE CHILE, Modelo Educativo, 2021, p.25).

Para enfrentar esta problemática, desde el año 2022 se imparte un curso de formación con perspectiva de igualdad de género y no discriminación, destinado al profesorado y a profesionales de las unidades de apoyo a la docencia y el aprendizaje de las facultades, que aborda críticamente y reflexiona sobre las prácticas docentes, los estereotipos de género y cómo estos impactan en el trato y desarrollo formativo de estudiantes.

En esta misma línea se está abordando la evaluación docente “con la incorporación de dos preguntas que consideran la perspectiva de igualdad de género en la encuesta de evaluación docente, dirigida a estudiantes, que buscan pesquisar eventuales situaciones de discriminación por temas de género, lo que permite dar visibilidad a dinámicas que podrían ser discriminatorias en el contexto del vínculo en la relación pedagógica. Todo esto, sin excepción, forma parte de lo comprometido en el Sello Genera Igualdad”, señala Viviana Sobrero.

Leonor Armanet añade que “todas las acciones que hacemos en distintos ámbitos, en lo curricular, en lo formativo y en gestión, toman estos principios, y en particular la perspectiva de género, donde las obligaciones y compromisos del Sello han sido parte de nuestro quehacer. El compromiso del departamento de pregrado en esta materia ha sido grande y se ha involucrado mucho en la formación, con cursos de formación general, en la formación docente, en la inducción de profesores nuevos, en la evaluación de la docencia, en el trabajo con los estudiantes. En todas las acciones que llevamos adelante, están incorporados los cinco principios del Modelo Educativo”.

Cabe señalar que el despliegue de los lineamientos de igualdad de género es parte de las metas comprometidas por la Vicerrectoría de Asuntos Académicos y por diversas facultades en el marco del proceso de certificación y reconocimiento en estándares de igualdad de género y no discriminación, denominado Sello Genera Igualdad, que busca generar transformaciones institucionales e instalar una cultura de igualdad de género en distintas áreas y niveles del quehacer universitario.

Viviana Sobrero destaca que “lo que el Sello Genera Igualdad nos da, es precisamente la posibilidad de desagregar esto en metas en los distintos niveles, levantar líneas bases, tener indicadores, tener medios de verificación, darle visibilidad a un trabajo no sólo a nivel docencia, sino que además con una conversación con las tres vicerrectorías, que son vinculación con el medio, investigación y docencia, entonces el desafío es la articulación, y el Sello no solo nos permitió organizar esto en metas y un plan de desarrollo estratégico, sino que también es un dispositivo articulador. En este sentido, sin el Sello no hubiéramos tenido la posibilidad de desagregar tanto los dispositivos para pensar en cómo llegar a todos los niveles. El Sello es clave en este sentido”.

Instalación de una competencia genérica de igualdad de género en la FCFM

Considerando los ajustes del Modelo Educativo, la FCFM definió como meta del Sello el diseño y aprobación de una competencia genérica de igualdad de género y no discriminación, lo que planteó el desafío de desarrollar iniciativas innovadoras y de formación docente en temáticas de género.

“Esta competencia está en línea con la competencia sello definida en el Modelo Educativo de la Universidad. Se trata de que las personas que egresan de nuestras carreras integren la perspectiva de género en la toma de decisiones y en la forma en que enfrentan los proyectos, básicamente en la forma en que desarrollan la profesión”, señaló Ricardo Herrera, Director de la Escuela de Ingeniería y Ciencias.

En cuanto a la implementación, Herrera destaca que “cuando presentamos esta competencia al Consejo, se detectó que la principal dificultad está en cómo se va a implementar esto, qué significa, cómo hacemos la bajada, cómo podemos medir y asegurar que estamos entregando esta competencia y en qué se traduce. Actualmente estamos en una etapa de reformulación para explicar mejor estos puntos”.

La Dirección de Diversidad y Género de la FCFM está preparando dos experiencias piloto destinadas a transversalizar la competencia en un programa de curso de Plan Común y a diseñar un curso obligatorio para plan común.

Al mismo tiempo, se está haciendo un levantamiento de experiencias internacionales de incorporación de la perspectiva de género en formación y docencia: “tenemos que (…) buscar evidencia, ver cómo se aborda esto en otros lados, tratar de buscar patrones con los cuales compararnos y ver cuáles nos hacen más sentido para incorporarlo en nuestro plan de formación. A nivel mundial hay experiencias de este tipo con diversos niveles de intensidad, hay lugares donde simplemente es una declaración, otros en que es una inducción en línea con una evaluación final, y hay algunos lugares en que efectivamente hay cursos específicos dentro de los programas. Estamos levantando toda esta información”, destacó Herrera.

Según señalan desde la Dirección de Diversidad y Género de la FCFM, el desafío de incorporar esta perspectiva en la formación de estudiantes radica en el desarrollo del pensamiento crítico y la reflexión sobre las implicancias éticas, ecológicas, sociales, culturales y económicas que tienen la práctica de la ingeniería y las ciencias para las personas, grupos o identidades con una perspectiva interseccional.

Guía de Educación Antisexista: la experiencia de FACSO

La Facultad de Ciencias Sociales también ha llevado a cabo iniciativas relacionadas con la inclusión de la perspectiva de género en el Modelo Educativo, y que forman parte de lo comprometido por la facultad con el Sello Genera Igualdad.

En 2022 publicaron la Guía de Educación Antisexista, que en palabras de Lelya Troncoso, Académica de la carrera de Trabajo Social de la Facultad y una de las autoras de esta guía, “surge como una iniciativa en el contexto de la toma del mayo feminista. A partir de los acuerdos a los que se llegó con las estudiantes formamos una mesa triestamental feminista en la cual estuvimos negociando los acuerdos desde la FACSO. De las muchas demandas que había, estaba el tema de la educación antisexista, y ahí había una inquietud de cómo darle contenido a esta demanda, que se había vuelto una consigna, pero la gente no tenía tan claro qué implicaba en lo concreto”

Para que esta guía dialogara con la realidad local, se decidió hacerla de forma participativa: “hicimos encuentros biestamentales, entre estudiantes y profesores, sobre lo que entendemos por sexismo en la educación y lo que nos imaginamos que es una educación antisexista. Esto después lo sistematizamos para que dialogara con las experiencias concretas de la facultad y luego hicimos un cuestionario de experiencias de sexismo en pre y postgrado. Entonces la guía primero hace toda una reflexión sobre el sexismo en la educación, particularmente en ciencias sociales, y después va incorporando ejemplos de sexismo de los estudiantes de nuestra facultad. La idea era identificar y visibilizar que esto estaba pasando en nuestra facultad, que estas actitudes sí las tienen profesores y ayudantes, y que es grave”, destaca Troncoso.

Este documento profundiza en conceptos relacionados con la educación antisexista e incluye algunos principios pedagógicos para un modelo educativo inclusivo, como también orientaciones sobre cómo revisar el currículum, cómo problematizar y transformar las prácticas docentes y cómo valorar la diversidad en el aula.

“Esta (…) es una guía en términos de cómo interrogar tus prácticas docentes, tu práctica investigativa. En el fondo plantea qué preguntas hacernos. Hay que pensar que esto es un proceso inacabado, no es como decir <<metí dos textos y mi curso es antisexista>>, no. Hay que ver el antisexismo como un horizonte, porque el mundo va cambiando, la forma en que el sexismo se manifiesta va cambiando y nosotros tenemos que irnos adaptando en relación a una sociedad cambiante”, finaliza Troncoso.

En cuanto a los desafíos que se vienen, destaca que “tenemos que difundirla, trabajarla, que se use, se discuta, que se critique. Hay un trabajo muy importante que tiene que ver con usar la guía, si no se usa no sirve de nada. Ha sido un proceso complejo, vemos que hay interés, pero sentimos que hay que hacer un trabajo más sistemático, entonces el plan que tenemos es pasar por cada claustro a presentar la guía y hacer talleres. Además, hay un curso transversal de teoría de género en el cuarto semestre, que fue consecuencia de la toma feminista, donde estamos metiendo la guía como material de lectura para que la conozcan los estudiantes”.

Los grandes desafíos

Las entrevistadas coinciden en que este proceso es lento y tiene diversas complejidades, porque las transformaciones que se busca incorporar son, ante todo, culturales, y apuntan a modificar las prácticas y estructuras instaladas históricamente en una sociedad que se resiste a los cambios, lo que muchas veces genera resistencias y rechazo.

Según señala Leonor Armanet, “a veces uno se desespera porque el avance no es tan rápido como se quisiera, pero estoy convencida que cuando se quiere ir más rápido se pueden cometer errores o generar resistencias, entonces creo que el trabajo serio, basado en evidencia, actualizado, con respeto a la diversidad y a los tiempos y discusiones académicas, que a veces son más largas de lo que uno quisiera, da frutos”.

“Es importante conocer y generar diálogos entre quienes están trabajando en distintas iniciativas y desde ahí levantar los nudos críticos y vislumbrar cuáles son los obstáculos concretos que a nivel local suceden (…) vislumbrar qué, de la dinámica institucional, está trabando algo que supuestamente, en lo formal, está instalado. Entonces el generar aprendizajes en torno a prácticas que se están llevando adelante y hacer un análisis de esas prácticas desde una perspectiva crítica, nos permitirá avanzar respecto de decir bueno, qué tan preparada está la institución, o cuáles son los temas que en la implementación van sucediendo y que hay que superar”, puntualizó Viviana Sobrero.

Una de las cosas en la que todas las personas entrevistadas concuerdan, es que se debe trabajar y tomar decisiones en base a evidencia, sea académica, de resultados, procesos, indicadores, etc, como también que el trabajo a través de redes es fundamental. “Una de las cosas que nos ha hecho ser un actor relevante es que nosotros llevamos antecedentes, los exponemos, los cuestionamos y pedimos trabajos respecto de ellos. Y lo otro es que no podemos tener un ejército de personas para ir a cubrir las 72 carreras en las cosas que tenemos que hacer, entonces trabajamos en base a redes, y las redes son de distinta naturaleza, por ejemplo el consejo de direcciones de pregrado, las secretarías de estudio, la red de profesores coordinadores de primer año, la red con los centros de enseñanza aprendizaje, los coordinadores de tutores, un consejo asesor del pregrado, entre otras muchas que son absolutamente imprescindibles para que este trabajo se traduzca en resultados concretos”, finalizó Leonor Armanet.

“La intencionalidad educativa se orienta así a formar personas (…) y profesionales, en todos los campos disciplinares, que contribuyan a transformar las injusticias de la estructura social de la que forman parte. Entonces, si la educación ha sido un lugar de reproducción de los privilegios de las sociedades y del sistema de normas que jerarquiza lo masculino y lo femenino, puede por consecuencia, a la inversa, devenir en una de las principales palancas para su transformación” (UNIVERSIDAD DE CHILE, Modelo Educativo, 2021, p.26)