Sello Genera Igualdad

Certificación en estándares de igualdad de género: la experiencia de la Universidad de Chile

Certificación en estándares de igualdad de género

La preocupación frente a las desigualdades de género en las instituciones de educación superior y las demandas del movimiento feminista a nivel nacional, han llevado a las universidades a construir una agenda que sitúa la igualdad de género como una de sus prioridades.

A partir de ello, el año 2019 la Universidad de Chile decidió profundizar un proceso de transformación que venía impulsando desde 2014, y para avanzar en esa línea, suscribió un convenio con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) denominado Sello Genera Igualdad.

Este proceso de certificación y reconocimiento en estándares de igualdad de género y no discriminación permite mirar de forma integral la cultura institucional y analizar críticamente aquellas prácticas y procedimientos necesarios de intervenir para estimular las transformaciones necesarias, en torno a las ocho dimensiones que abarca el Sello: formación, docencia y aprendizaje; Investigación, desarrollo, innovación y creación artística; comunicación, extensión y vinculación con el medio; participación y representación en la academia; género y trabajo; acoso sexual y violencia de género; corresponsabilidad social en el cuidado e Institucionalidad de Género.

El objetivo principal de este proceso es transversalizar la perspectiva de igualdad de género, es decir incorporar dicho enfoque en todas las áreas y niveles del quehacer universitario, e institucionalizarla sosteniendo las políticas de igualdad en soportes normativos e institucionales que les den estabilidad y las proyecten.

Para coordinar la implementación del Sello, se conformó un Comité Ejecutivo que está integrado por representantes de todas las unidades participantes. Carmen Andrade, Directora de Igualdad de Género de la Universidad de Chile, destaca que “es una instancia de coordinación, de seguimiento y sobre todo de trabajo colaborativo, que reúne a todas y todos los responsables de las distintas dimensiones del Sello: direcciones, equipos profesionales y representantes de las facultades, entre otros actores, donde no solo se conversa sobre los problemas, desafíos y complejidades, sino que también se toman acuerdos de cómo ir abordándolos”

Este proceso se desarrolla a través de etapas progresivas. En enero de 2022 la Universidad de Chile recibió la certificación correspondiente a la primera fase por parte del PNUD, en la cual participaron las Vicerrectorías de Asuntos Académicos (VAA), Asuntos Económicos y de Gestión Institucional (VAEGI), Asuntos Estudiantiles y Comunitarios (VAEC), Investigación, Desarrollo y Creación Artística (VID), y de Extensión y Comunicaciones (VEXCOM), además de las facultades de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM), y la de Ciencias Sociales (FACSO).

En esta etapa las unidades involucradas elaboraron un autodiagnóstico, en el que se identificaron y analizaron las principales desigualdades y discriminaciones de género, se fijaron estándares, metas e indicadores en los distintos niveles, y se ejecutaron planes de acción para cumplirlas.

Algunos de los avances alcanzado en este nivel son: la actualización del Modelo Educativo que guía los procesos formativos y desarrollos curriculares de las disciplinas, la modificación del reglamento que regula el desarrollo de la carrera académica, las orientaciones y el manual para un ejercicio informativo con perspectiva de género, el curso de inducción sobre prevención del acoso sexual y laboral, el manual para la aplicación del reglamento estudiantil de corresponsabilidad social en el cuidado, la creación de núcleos transdisciplinarios que crean y transmiten conocimiento con perspectiva de género, la publicación de una guía de educación antisexista, el programa de introducción al enfoque de género para las ingenierías y las ciencias, y la guía de trabajo comunitario en salud mental, entre otros.  

Desafíos y complejidades de la segunda Fase de certificación

Actualmente se está trabajando en la segunda etapa, a la que se sumaron las facultades de Medicina, Arquitectura y Urbanismo, Economía y Negocios, Derecho y Filosofía y Humanidades, además de la Vicerrectoría de Tecnología e Información (VTI), la Dirección de Pregrado y la de Relaciones Internacionales.

Esta segunda fase está enfocada en implementar, profundizar e institucionalizar lo avanzado anteriormente, y a desplegarlo en toda la Universidad. Respecto a esto, Carmen Andrade señala “hemos encontrado dificultades, porque los desafíos de este período tienen que ver con la complejidad de la ejecución, que es donde se tensionan todas las capacidades institucionales de planificación, de gestión y de seguimiento, y eso no está totalmente “aceitado” en la institucionalidad universitaria. Lo importante es que esto no ha significado que el proceso se haya detenido, por el contrario, y en la medida que logremos completar la segunda fase, nos vamos a plantear nuevos desafíos, más profundos”.

Otro aspecto importante tiene que ver con el gran nivel de desinformación en todos los niveles, lo que evidencia que este proceso no ha logrado ser conocido, reconocido y asumido por la comunidad universitaria, salvo por aquellos equipos que están directamente involucrados en su ejecución.

Para relatar la experiencia de nuestra institución, Andrade fue invitada a participar en el “Foro Construyendo Espacios de Paz: Propuestas para la erradicación de la violencia de género en las instituciones de educación superior”, convocado por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior de la República Mexicana (ANUIES) y la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), que se realizó en Ciudad Juárez desde el 22 al 24 de noviembre.

En relación a esto, señaló que “en el contexto internacional el Sello es visto como una medida muy innovadora por parte de las instituciones de educación superior y por los representantes del gobierno, y les interesa replicarla en las universidades mexicanas, tanto estatales como privadas”.

Respecto a su exposición sobre “El impacto de las Certificaciones y los Sellos de Igualdad de Género en las Instituciones de Educación Superior”, en la cual estuvieron presente representantes de la ANUIES, la CEPAL y el Ministerio de Educación de México, destacó que “les pareció que esta experiencia era muy desafiante y necesaria de implementar, porque al igual que las universidades chilenas, en México vienen trabajando en la generación de protocolos en temas de violencia, pero lo que requieren es una intervención integral y sistémica que pueda ser controlada y evaluada. En este sentido, manifestaron que el Sello es la herramienta adecuada para conseguir estos objetivos, ya que tiene la ventaja de ser una experiencia ya probada, lo que les da seguridad, y expresaron su interés en que la Universidad de Chile los pueda asesorar para replicarlo en México. También valoraron que la Chile tuviera la disposición a transferirla, de entender esto como un bien de uso público”.

Además de lo anterior, el Sello obtuvo una mención de honor en la primera edición del Premio Internacional MetaRed S 2023, tras ubicarse entre los 10 finalistas de la iniciativa organizada por la Fundación Universia, a la cual fue postulada por el Comité por la Sustentabilidad de la Universidad de Chile. Respecto a esto, Andrade valoró esta postulación ya que “permite relevar esa dimensión que tiene el Sello, que no es solo avanzar en lo sustantivo respecto a igualdad de género y no discriminación, sino también el constituir en sí mismo un modelo innovador, una forma de hacer políticas universitarias de manera articulada, coordinada y con mucha colaboración colectiva”.

Todo este proceso está detallado en el libro “Modelo de certificación universitaria en estándares de igualdad de género, Sello Genera Igualdad (2023)”, en el cual se recogen las experiencias y avances logrados en la primera fase de este proceso por parte de las distintas unidades involucradas, y que se puede visitar en https://libros.uchile.cl/1318